La estabulación es un sistema productivo arraigado y extendido por todo el mundo desde que la humanidad domesticó al ganado. Tiene numerosas ventajas sobre otros sistemas que mantienen al ganado al aire libre, como veremos a continuación.
La estabulación ganadera es una de las prácticas más antiguas de la historia de la humanidad. Consiste en alojar al ganado dentro de un recinto acotado, casi siempre techado, en el que se cría durante todo su ciclo productivo. Los recintos en los que se aloja el ganado se llaman rediles, con diversas formas y diseños adaptados a las necesidades de la granja y el rebaño.
Los motivos principales de mantener al ganado estabulado son:
Protegerlo de las condiciones climáticas extremas (frío y calor intensos, lluvia o nieve).
Impedir que los depredadores puedan atacarlo, especialmente a las crías.
Facilitar el manejo de los animales y mejorar las condiciones sanitarias.
Controlar mejor el estado de salud de los animales.
La estabulación está presente casi en cualquier sistema productivo, ya que su principal función es proteger a los animales de las inclemencias meteorológicas y los depredadores. Sin embargo, hay sistemas productivos en los que los animales pasan la mayor parte del tiempo al aire libre y solo se recogen por la noche o en las épocas de clima adverso, como los sistemas productivos extensivos.
En los sistemas intensivos los rumiantes están estabulados todo su ciclo productivo. En los mixtos hay épocas en las que se mantienen estabulados y en otras salen a pastoreo. Se aplican en los sistemas más especializados, como los de producción de leche y los cebaderos.
Para el ganado estabulado, se establecen dos sistemas principales:
Estabulación fija, en la que los animales permanecen atados de forma permanente en sus plazas. Este sistema está actualmente en desuso y casi desestimado.
Estabulación libre, donde los animales se mueven libremente por los corrales. Existen muchas variedades de provisión de camas para que puedan tumbarse.
La estabulación facilita el manejo de los animales y consigue que la producción animal sea más eficiente.
Permite separar a los animales por lotes según su estado productivo y su edad.
Se controla mejor el estado sanitario del ganado.
Bien diseñadas, las instalaciones proporcionan un cobijo cómodo a los animales. La limpieza y desinfección es más eficiente.
Los ciclos productivos son más cortos y controlados.
Un mal diseño de las instalaciones puede provocar efectos nocivos por sobrecarga de animales en los corrales y las naves. Esto provoca estrés, acumulación de purines y emisión de gases irritantes para el aparato respiratorio.
Para evitarlo, es fundamental diseñar adecuadamente la climatización y ventilación pero, sobre todo, dimensionar correctamente los establos para que alberguen el número adecuado de animales. En el caso de las vacas lecheras, se recomienda proporcionar un mínimo de 10 metros cuadrados por animal alojado, incluyendo espacios de camas, pasillos, comederos y bebederos.
El diseño y dimensionamiento de los sistemas de estabulación deben seguir la normativa vigente, basada en:
El bienestar animal.
El impacto ambiental.
Las condiciones sanitarias.
La seguridad laboral.
La estabulación de rumiantes y la separación por lotes facilita el manejo y la eficiencia del trabajo en la explotación:
El manejo nutricional se optimiza, ya que las raciones se diseñan para cada lote según su estado productivo e incluso permite medir la cantidad de alimento que cada animal come al día.
El manejo reproductivo es más adecuado, pues es más fácil la detección de celos, controlar las vacas, ovejas y cabras que no quedan gestantes, atender los partos, aplicar la inseminación artificial y los tratamientos que mejoran la fertilidad.
La separación de lotes permite un control sanitario más correcto, pues se pueden detectar separar los animales enfermos de los sanos, aplicar tratamientos y cuarentenas.