Granjas de terneros modernas: Como diseñar un buen cebadero

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La fase de cebo de terneros es una etapa clave en su crecimiento y engorde, y determinará el rendimiento y la calidad de la canal tras el sacrificio. Es una etapa larga y costosa en la que la única fuente de ingresos es la venta del ternero al matadero, por lo que es esencial tener unas condiciones óptimas que minimicen el riesgo de enfermedad y muerte.

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Puede haber terneros de edades muy diversas

Se considera granjas de cebo aquellas en las que se engorda a animales destetados, desde aproximadamente los dos meses de edad hasta la venta al matadero. Sin embargo, muchos cebaderos constan además de instalaciones de cría o “mamoneras”, donde se alojan terneros recién nacidos comprados a explotaciones de madres lecheras. Estos terneros se mantendrán en la fase de cría hasta que pesen 100-110 kg (unas 6-8 semanas), y en ese momento pasarán al cebadero propiamente dicho.

La edad de entrada y salida del cebadero varía mucho en cada raza y sistema productivo. La mayoría de terneros que se ceban en España son hijos de vacas Frisonas-Holstein lecheras puros o mestizos. Estos terneros se sacrifican habitualmente con 8-12 meses de edad (clasificación comercial “ternera”) o menos frecuentemente con 12-24 meses (clasificación comercial “añojo”). En cambio, los terneros de razas cárnicas se suelen mantener con las madres en sistemas extensivos o semiextensivos hasta los 6-8 meses para, a continuación, acabar su engorde en cebadero, que con frecuencia se extiende hasta más edad.

Los puntos clave del diseño de las instalaciones

Para diseñar granjas de terneros modernas desde cero hay que tener en cuenta el terreno del que se dispone, la distancia que estipula la ley a centros urbanos, carreteras y otras granjas, el número de animales, cómo van a ser los accesos, la instalación de fuentes de agua y electricidad, la reserva de espacio para almacenamiento, la construcción de una nave de cuarentena o para enfermos (lazareto), etc.

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Una vez decidido todo esto, entramos en el diseño de las naves de alojamiento. Los puntos clave son:

  • La orientación de la nave respecto al sol y los vientos dominantes. Lo más común es que los extremos de la nave den al este y oeste, y que la fachada abierta, si la hay, esté orientada al sur, para aprovechar el sol en invierno y evitarlo en verano.
  • Si hay más de una nave, la distancia entre ellas deberá ser de dos o cuatro veces la anchura de las naves, dependiendo de si los animales son del mismo o de distintos lotes.
  • La altura del techo debe garantizar que los animales tengan un volumen de aire suficiente, 4-4,5 metros.
  • El suelo y tipo de cama, debe asegurar un buen drenaje. Puede ser de paja o enrejillado de hormigón, y suele tener cierto grado de inclinación y canalización.
  • La posición y tamaño de comederos y bebederos.
    • Comederos: 15-20 cm/animal si solo come pienso; 20-25 cm/animal si dispone de forraje constante; y 50-55 cm/animal para administrar forraje intermitentemente. Es importante que siempre haya alimento disponible, de lo contrario aumentará la competitividad por la comida.
    • Bebederos: colocar en la valla entre dos corrales para aprovechar que puedan acceder a ellos más animales, y mínimo que cada animal tenga acceso a dos bebederos.
  • La temperatura: la especie bovina es más sensible al calor que al frío. Si los animales están sanos, secos y resguardados de corrientes de aire, toleran bien las temperaturas bajas. En España el problema suele ser el calor.
  • La ventilación garantiza la renovación del aire, la salida de gases nocivos, el mantenimiento de la humedad deseada y, en verano, la mejora del estrés térmico. Las necesidades de ventilación son alrededor de 0,370 m3/hora/kg de peso vivo durante el invierno, y entre 0,935 y 1,9 m3/hora/kg de peso vivo en verano.
  • La humedad: lo ideal es que esté entre el 65 y el 75%. Humedades más altas repercuten en el estrés térmico tanto por frío como por calor, aumentan los problemas podales y favorecen la proliferación de microorganismos. Humedades más bajas, en cambio, aumentan el polvo y predisponen a enfermedades respiratorias.

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El estiércol acumulado es una importante fuente de humedad y microorganismos en el suelo, que predisponen a enfermedades de las pezuñas.

 

  • La limpieza es imprescindible para el confort y la salud de los animales, sobre todo podal. Lo más habitual es que se retire la paja sucia con estiércol acumulado y se reponga una vez a la semana.
  • El número de animales por recinto no debe superar los 20 individuos, ya que se dificulta la organización jerárquica y empeora el bienestar.
  • Las vallas que separan los alojamientos deben ser de 1,50-1,60 metros de alto. Lo ideal es que sean móviles, para poder alterar el tamaño de los recintos según las necesidades de cada tanda, y también para facilitar la limpieza y manejo de los animales. Aportan versatilidad a la explotación.

El futuro de las granjas de terneros

Hoy en día la automatización se está extendiendo a todos los ámbitos, y la ganadería no es una excepción. Por ejemplo, el uso de un programa informático que detecte el nivel de alimento de las tolvas y administre pienso automáticamente en pequeñas cantidades permite que el alimento pase menos tiempo expuesto al aire, la humedad y el calor. De esta manera, se conservan mejor sus propiedades y su calidad, no pierde palatabilidad y se desperdicia menos.

Estos medidores en los comederos también sirven para extraer información sobre el pienso ingerido al día y, con ello, obtener el índice de conversión de los animales. Los programas de medida y regulación automática de la temperatura, la humedad o la ventilación también pueden ser útiles, pero cuanto más abierta al exterior esté la nave, más difícil será influir sobre sus condiciones ambientales.

En general, el cebo no es una fase que requiera muchas intervenciones y horas de trabajo humano, comparado con una explotación lechera o una de cría, y son animales resistentes que no necesitan un control ambiental estricto (como por ejemplo una granja avícola), por lo que no hay tantas áreas que se puedan optimizar mediante el uso de la tecnología. Sin embargo, esto no significa que no haya que prestar atención a las novedades e invertir en mejoras.

Otras innovaciones en las granjas de terneros modernas tienen que ver con las estructuras y materiales, como por ejemplo esta granja, que colocó suelos de hormigón en los exteriores de toda la explotación, alrededor de las naves. Esta medida ayuda a mantener la bioseguridad y la limpieza de todo el recinto, especialmente de las ruedas de las máquinas y tractores.

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Equipo Ceva Salud Animal

Acerca del autor

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