Los antibióticos han sido unos grandes aliados en la medicina humana y animal desde su descubrimiento. No solo salvan vidas directamente en caso de infecciones, sino que gracias a ellos contamos con otras posibilidades de tratamientos como las cirugías, los trasplantes o las terapias contra el cáncer. Su abuso durante décadas, principalmente por el desconocimiento de lo que podría suponer, nos ha llevado a la actual situación de resistencias a los antibióticos que es imprescindible frenar y en la que la ganadería juega un papel clave.
Los antibióticos o antimicrobianos son una clase de medicamentos que mata las bacterias que causan infecciones en las personas y los animales, o que impide su crecimiento. De esta forma, el sistema inmunitario puede superarlas.
Todavía son imprescindibles para salvar la vida de los animales que padecen infecciones, como neumonía, diarrea, metritis o mastitis entre otras y garantizar su bienestar animal. Pero su uso debe ser siempre prudente, responsable, dirigido a las bacterias que las causan y bajo prescripción y vigilancia veterinaria.
Los antibióticos que se usan en ganadería siguen la clasificación de la Agencia Europea de Medicamentos, que incluye cuatro categorías: los que tienen prohibido su uso, los de uso restringido, y otros dos grupos que se pueden emplear, pero con cautela y prudencia.
Si bien hace tiempo se emplearon como promotores del crecimiento o en metafilaxia, estas prácticas están actualmente reguladas o prohibidas, ya que se ha demostrado que contribuyeron al desarrollo de resistencias a los antibióticos por un abuso, tanto en la ganadería como en la medicina humana.
El gran reto al que nos enfrentamos en la actualidad es controlar y frenar la expansión de las resistencias a los antibióticos por todo el mundo, y la ganadería juega un papel clave.
Es especialmente preocupante la aparición y expansión de las bacterias multirresistentes, que se transmiten entre animales, pasan a las personas, se diseminan entre las personas y pasan al medio ambiente, donde el ciclo se cierra y se perpetúa. Se ha calculado que hacia el año 2050 las resistencias a los antimicrobianos serán la principal causa de muerte por delante de otras enfermedades.
Sin embargo, las medidas aplicadas para controlar el problema de las resistencias a los antibióticos comienzan a tener un efecto notable. La ganadería está contribuyendo a ello con gran esfuerzo y éxito, ya que gracias a los programas de reducción del consumo de antibióticos del Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) en las diferentes especies productoras, España es actualmente líder en la reducción del consumo de antibióticos en Europa.
Las recomendaciones del uso prudente de antibióticos en ganadería pretenden guiar a los productores para que puedan hacer un buen uso de estos medicamentos, asegurando el bienestar de sus animales, pero sin contribuir al desarrollo de resistencias. Para ello, es necesario cumplir estos requisitos en las granjas:
Contar con un plan sanitario personalizado para las características de cada explotación ganadera, diseñado por el veterinario responsable.
Aplicar medidas preventivas de las enfermedades, junto con las medidas de higiene y desinfección adecuadas.
Utilizar solo los antibióticos autorizados prescritos por un veterinario y siguiendo la pauta indicada.
Llevar un registro completo de la identificación de los animales tratados, las enfermedades que padecen y todos los eventos que sucedan en la granja (entradas salidas, bajas, etc.).
Suministrar a los animales una nutrición adecuada y diseñar correctamente las instalaciones para asegurar el bienestar animal, minimizando el estrés.