La rentabilidad de las explotaciones lecheras depende de la producción de leche. Esta, a su vez, depende de la eficiencia reproductiva ya que, si las vacas se retrasan en cumplir sus ciclos, la producción global y los ingresos se reducen. La correcta gestión de la reproducción permite prevenir los problemas reproductivos y optimizar el rendimiento de la explotación.
Las vacas repetidoras son las que necesitan más de tres cubriciones (montas o inseminaciones) para quedar gestantes.
Una vaca repetidora típica tiene estas características:
Sus ciclos de celo son regulares, por lo que sale otra vez a celo en la fecha esperada, aunque haya sido cubierta.
No tiene ningún problema de salud; tampoco se detectan anomalías reproductivas como quistes o infecciones uterinas aparentes.
No se observa descarga vaginal anormal con sangre o pus.
Al menos ha tenido un parto.
Las vacas repiten celo porque fallan los mecanismos normales durante los cuales los espermatozoides del toro fecundan el ovocito de la vaca para crear un embrión, que finalmente dará lugar al ternero después de la gestación. Otras veces, lo que sucede es que el embrión muere de forma temprana antes de los 16 días de gestación y se reabsorbe, por lo que la vaca vuelve a salir a celo.
Esto se debe a la acción de diversos factores que actúan en conjunto, como:
Alteraciones del balance energético durante el posparto y el comienzo de la lactación.
Desequilibrios hormonales.
Estrés por calor o por factores sociales.
Problemas de manejo.
Enfermedades infecciosas, sobre todo las que afectan al aparato reproductor.
Algunas veces la genética de la vaca influye en su rendimiento reproductivo.
Manejo incorrecto de la inseminación artificial.
Es vital detectar las vacas repetidoras y corregir la causa lo antes posible, ya que suponen una fuente de pérdidas económicas para la explotación. Para atajar el problema, primero hay que encontrar la causa y ponerle remedio:
Si se trata de un desequilibrio nutricional y las vacas se encuentran en balance energético negativo durante el periparto, será necesario revisar la formulación de la ración para corregirla.
Si existen infecciones en el aparato reproductor, será necesario aplicar un tratamiento específico. Algunas infecciones no producen síntomas aparentes, pero la vaca no queda gestante y vuelve a entrar en celo. Puede ser necesario un tratamiento que ataque al agente causal, u hormonal.
Es importante tener en cuenta el bienestar animal en la granja, para asegurarse de que las vacas se encuentran cómodas, hay un número adecuado de animales por lote, y las instalaciones estén bien diseñadas y con un buen nivel de higiene.
El protocolo de inseminación artificial debe estar bien implementado y aplicarse correctamente para asegurarse de que las vacas queden preñadas. Es fundamental utilizar un semen de buena calidad y manejarlo correctamente antes de inseminar.
La detección correcta de celos es imprescindible, para inseminar a las vacas en el momento óptimo. Se sabe que una vaca está en celo porque monta a otras vacas, está receptiva a la monta por otras vacas, tiene la vulva hinchada y enrojecida, y tiene una descarga mucosa transparente que sale de la vulva. Aunque aún hay explotaciones que optan por la monta natural del toro, que detecta los celos mejor que los humanos, esta modalidad es más frecuente en las explotaciones de carne, mientras que en las de leche está implantada la inseminación artificial.
El impacto económico de las vacas repetidoras en las explotaciones lecheras se debe a las siguientes consecuencias:
Menor producción de leche, ya que el periodo improductivo de las vacas se alarga.
Menos terneros disponibles para la venta.
Mayores costes de tratamientos y servicios veterinarios.
Aumento de los costes de eliminación y reposición de animales improductivos.