Las vías pecuarias son los caminos que se utilizan desde hace siglos para realizar la trashumancia: el traslado que los pastores hacen del ganado vacuno, ovino y caprino con el fin de aprovechar los pastos en función del clima. De este modo, los animales con sus pastores, en verano ascienden hasta los puertos o zonas de alta montaña y en invierno se desplazan hasta zonas más llanas con una climatología más templada.
Actualmente, España cuenta con 125.000 kilómetros de estas rutas que se consideran de bien público y se encuentran protegidas por la Ley 3/1995 de 23 de marzo. Asimismo, cada comunidad autónoma cuenta con normativas que las regulan o con planes de mantenimiento para dichas vías, como es el caso de:
Como se cuenta en este artículo, los beneficios de la trashumancia son diversos para el medio ambiente, y por ello sería oportuno establecer una serie de medidas para conservar los conocimientos, tradiciones y costumbres centenarias vinculados con esta actividad ganadera
Las vías pecuarias, además de ser una actividad extensiva tradicional que posee un relevante papel como "reservorio de biodiversidad", también mantiene vivas historias y manifestaciones culturales que deberían considerarse como patrimonio material e inmaterial.
Así se manifiesta en el libro titulado "Patrimonio Material e Inmaterial de las vías pecuarias" publicado por la Junta de Castilla y León en 2013 y que presenta "una mirada a las manifestaciones culturales de la trashumancia tradicional".
En esta publicación (que se ciñe exclusivamente a la Cañada de la Plata que une Cáceres con León) se establece como patrimonio material las diferentes infraestructuras ganaderas y arquitectónicas que construían los pastores como puentes, descansaderos, abrevaderos y ventas.
Otro ejemplo del patrimonio material de la trashumancia es el "arte pastoril" y el menaje de los trashumantes como, por ejemplo, cucharas y vasos hechos con astas de cuernos, o la vestimenta, como los zurrones o las zamarras.
Respecto al patrimonio inmaterial de la trashumancia se pueden considerar los cuentos, canciones, romances y leyendas que contarían por las noches entorno al fuego; los conocimientos prácticos de medicina popular que practicaban por el camino o las creencias religiosas y las fiestas o celebraciones.
De esta manera, la actividad de la trashumancia, practicada en España durante siglos, ha legado un rico patrimonio histórico y cultural que todavía se reconoce, conserva y cuida en multitud de localidades vinculadas con esta práctica. De hecho, en 2011 el Gobierno de Aragón reconoció la trashumancia como Bien de Interés Cultural Inmaterial debido a su importancia como actividad tradicional que constituye parte del patrimonio etnológico en Aragón. Asimismo, en noviembre de 2022, la Junta de Extremadura también declaró como Bien de Interés Cultural "La Trashumancia en Extremadura", ya que esta actividad "ha supuesto una de las circunstancias históricas que más ha condicionado la configuración de los paisajes extremeños desde sus orígenes hasta la actualidad".