El sistema de cuotas lácteas se impuso en Europa con el fin de regular el exceso de producción de leche como consecuencia de la aplicación de la Política Agrícola Común (PAC) tras la Segunda Guerra Mundial, cuyo objetivo fue recuperar el abastecimiento alimentario a la población. La aplicación de este sistema en España supuso una reorganización del sector a lo largo de varias décadas hasta llegar a la situación actual del mercado lácteo.
El sector del vacuno lechero en España se considera estratégico: su producción se valoró en 2.224 millones de euros según el último estudio de EUROSTAT de 2018 por una producción de 7 millones de toneladas, que suponen el 4,5% del total de la Unión Europea.
Tras la retirada del sistema de cuotas y la reestructuración experimentada por el sector, España es el octavo país más productor de leche de la Unión Europea. Sin embargo, aún existe un desajuste en el mercado, ya que se exportan cerca de 2 millones de toneladas de leche y productos lácteos y el consumo interno asciende a 9 millones de toneladas, por lo que se importan anualmente de 3,4 a 3,7 millones de toneladas de leche y productos lácteos.
El sector lácteo español llega a representar cerca del 1% del PIB; genera más de 30.000 empleos directos, entre ellos 12.500 profesionales de la producción de leche de vaca en las explotaciones.
El sector del vacuno lechero ha sufrido una profunda transformación en las últimas décadas, pues ha pasado de estar constituido en su mayoría por pequeñas explotaciones familiares agrupadas en el norte de España, con un tamaño inferior a las 100-125 vacas, a una demografía actual que se distribuye de la siguiente manera:
La cornisa cantábrica, con explotaciones de menor tamaño, pero que agrupan el 55% del censo de vacas lecheras.
Regiones con explotaciones de tamaño medio: Aragón, Cataluña, Andalucía, Valencia, Murcia, La Rioja.
Comunidades Autónomas que albergan explotaciones de gran tamaño, pero muy escasas en número, o pocas explotaciones y muy pequeñas, con producción más residual, como la Comunidad de Madrid, Extremadura, o Canarias.
La producción y el valor global del sector lácteo español han mejorado en los últimos años, gracias al incremento del consumo, sobre todo de productos derivados de alto valor como el queso, y a las exportaciones.
El sector del vacuno lechero español necesita superar retos complicados para seguir siendo competitivo y uno de los pilares de nuestra economía:
El continuo incremento de los costes de producción (especialmente de combustibles, electricidad y cereales).
La escasez de mano de obra y la falta de relevo generacional.
El estancamiento de los precios de la leche, que amenaza la rentabilidad de las explotaciones.
La clave de la supervivencia de las explotaciones lecheras como negocios clave es continuar con la tecnificación, asegurar el bienestar animal, apostar por la sostenibilidad, asegurar la calidad de la leche y el valor añadido de los productos derivados, y trabajar en el posicionamiento de las marcas para ganarse la confianza de un consumidor cada vez más exigente.
Los ganaderos comprometidos con una gestión integral de sus explotaciones que obtienen una rentabilidad adecuada y que producen leche de calidad con niveles óptimos de bienestar animal, manifiestan que su mayor beneficio es lograr una satisfacción personal de realizar un trabajo bien hecho y mejorar constantemente sus rebaños.
El productor lácteo tiene una contribución indudable en la sociedad:
Produciendo alimentos saludables de alta calidad.
Fijando población en el medio rural.
Contribuyendo a la sostenibilidad de la producción ganadera.
Participando en la tecnificación y desarrollo de la economía nacional.