Los productores de caprinos logran sus principales ingresos de dos fuentes: la venta de chotos o cabritos, que nacen y se crían para la obtención de carne, y la venta de la leche producida por las cabras. Otros ingresos secundarios para algunas explotaciones de caprino son la venta de pelo, cuero, estiércol para abono y de semen y embriones de los reproductores.
Para hacer crecer estos ingresos, los tratamientos hormonales consiguen aumentar el número de chotos obtenidos por cabra y año.
En España la carne de caprino se obtiene de rebaños clasificados como productores de carne, aunque también puede proceder de explotaciones de leche o mixtas (de leche y carne). La demanda de carne está centrada en chotos de peso inferior a los 10 kg (lechales). Los sistemas tradicionales extensivos de producción de carne de caprino basados en razas autóctonas, que ofrecían chotos de mayor peso al sacrificio (hasta 35 kg), se encuentran hoy en peligro de extinción, ya que el mercado ha dejado de apreciarlos y su consumo es casi marginal.
La leche de cabra es muy apreciada y se destina sobre todo a la producción de queso, aunque el consumo de leche líquida de cabra ha crecido en los últimos años. La producción de leche de cabra en España ha aumentado de forma estable, con una ligera disminución los dos últimos años (en 2020 se declararon 468,8 millones de litros), y el precio medio anual ponderado ha experimentado un incremento notable gracias a una mejora en la calidad sanitaria y de composición, y por la mayor demanda por parte de los consumidores (0,781€ por litro en febrero de 2021).
Las cabras tienen una tasa de prolificidad media de 1,25. Suelen tener entre 1 y 3 chotos por parto, aunque en ocasiones excepcionales pueden llegar a tener hasta 4. El objetivo en cualquier ganadería caprina es obtener un número máximo de chotos al año, de tal manera que los ingresos por venta de carne y leche sean lo más altos posibles. Esto se consigue mejorando el rendimiento reproductivo de los animales.
La producción de chotos depende de la fertilidad de las cabras, del rendimiento reproductivo de la explotación, de la prolificidad y de la estacionalidad reproductiva que tienen estos animales. Otros motivos que influyen en los resultados productivos son el manejo de la alimentación, el efecto del estrés sobre los animales y la presencia de enfermedades infecciosas, parasitarias o metabólicas, entre otras.
Cuando se interviene sobre estos factores y se consiguen mayores cifras de partos al año, con mayor número de chotos por parto, se pueden vender más animales al año y, por lo tanto, mejorarán los resultados económicos.
Un factor muy importante que influye sobre la variabilidad en la producción anual de chotos y leche es la estacionalidad reproductiva característica del ganado caprino. Las cabras son poliéstricas estacionales: tienen varios ciclos de celo que duran 21 días de media durante la época reproductiva, que se activa durante el verano y el otoño. La gestación dura 150 días, por lo que los nacimientos ocurren a final del invierno y en primavera. La lactación comienza en ese momento y se prolonga hasta el comienzo del otoño.
En primavera e invierno no presentan celos ni quedan gestantes (no paren chotos ni producen leche), por lo que el invierno es una época en la que las explotaciones no tienen apenas ingresos por la leche o los chotos. Esta estacionalidad se debe a que las cabras son muy sensibles a la cantidad de luz solar diaria de cada estación del año y sus ciclos estrales están asociados a las variaciones en la secreción de melatonina.
El gráfico representa la estacionalidad de la producción de leche de caprino.
Adaptado de FEGA Sistema de Declaraciones del Sector Lácteo (INFOLAC); SG de Producciones Ganaderas y Cinegéticas (MAPA).
Para reducir la estacionalidad y que las explotaciones puedan tener ingresos estables a lo largo del año se aplican tratamientos hormonales a las cabras reproductoras. El control reproductivo tiene los siguientes beneficios:
Se recomienda adaptar cada tratamiento a cada explotación en función de sus características y tipo de manejo. El uso de esponjas intravaginales de progesterona, así como de prostaglandinas o de PMSG (gonadotropina coriónica equina) inyectables permite sincronizar los celos y la ovulación, las montas o inseminaciones, y los partos, aprovechando así las épocas en las que las cabras no ciclarían de manera natural. Los implantes subcutáneos de melatonina se colocan en otoño cuando los días se acortan, simulando artificialmente una época de días largos, por lo que las cabras mantendrán ciclos de celo, mejorando la fertilidad en estos meses más improductivos.