El sur de España es una zona con un elevado censo de ganado ovino, en la que se crían razas extendidas por toda España, como la Merina, y también algunas razas propias exclusivas, que vamos a describir en este artículo. Todas ellas son razas muy rústicas y bastante localizadas a una sola área, se explotan en sistemas extensivos o semi-extensivos, y se destinan únicamente a la obtención de carne, salvo la Merina de Grazalema, que es de triple aptitud.
La raza Churra Lebrijana es una descendiente de las Churras que se transportaban a puertos andaluces para embarcar a América pero, por unas cosas u otras, se quedaban en tierra. Es poco común, tan solo hay actualmente censados 423 adultos reproductores (24 machos y el resto hembras), que habitan en explotaciones extensivas pastando en las riberas bajas del valle del Guadalquivir. Esta raza tiene una enorme resistencia al calor, la seguía y los suelos salinos; gracias a ello puede alimentarse de rastrojeras de arroz en tierra de marismas, de donde le viene su otro nombre, Churra Marismeña.
Tiene la lana basta y la capa típica de la raza Churra, blanca con manchas negras en puntos concretos (hocico, alrededor de los ojos, orejas, pezuñas, ombligo y genitales), aunque de color menos sólido, con bordes difuminados y frecuente moteado. Además, tiene una amplia moña. Es buena lechera, muy prolífica y buena madre. Se obtienen corderos de tipo pascual ligero, que se sacrifican con 20 kg.
La Churra Lebrijana difiere de la Churra “clásica”, entre otras cosas, en su excepcional resistencia a la salinidad, que le permite alimentarse de vegetales de marisma. Cedida por Sergio Nogales Baena (Asociación Andaluza de Criadores de la Raza Ovina Churra Lebrijana).
También llamada Payoya por el gentilicio coloquial de su región de origen, el municipio de Grazalema, situado en la Sierra homónima (entre Málaga y Cádiz). Esta raza es descendiente del Merino español, al que se parece mucho morfológicamente, se cree que cruzado con Churras por su mejor aptitud lechera y el ligero embastecimiento de su lana.
Es una raza que históricamente ha traído mucho comercio e industria a su zona, ya que de ella se obtenía carne, leche para elaborar quesos de calidad y lana para fabricar productos textiles de renombre. En el siglo XX estas industrias perdieron fuerza y el número de ovejas descendió, pero en la última década ha vuelto a ganar censo gracias a la fama del queso de Grazalema, actualmente en trámites para obtener la Denominación de Origen Protegida. En 2021 el censo era de unos 5.500 adultos reproductores.
Si quieres saber más, puedes leer este artículo íntegramente dedicado a esta raza.
La oveja Lojeña se llama así por su zona de origen y explotación, la comarca de Loja, en Granada, se trata de una raza bastante numerosa para su discreta expansión: 19.000 reproductores adultos solo en esta área y alrededores. También se la llama Rabada ya que su cola larga no se corta en las adultas.
De genética y procedencias mixtas, destaca por la variedad de colores que puede presentar su capa y su vellón, y sus posibles combinaciones (desde el blanco al negro pasando por el rubio, el marrón, el rojo, a manchas…). Se explota para obtener corderos debido a sus buenas aptitudes y formato cárnico, aunque sus extremidades son algo cortas y finas. Es muy rústica y está adaptada a suelos pedregosos y difíciles, lo cual permite aprovechar pastos de difícil acceso y ayudar a prevenir incendios.
Los rebaños de ovejas Lojeñas son llamativos por su variedad de colores y combinaciones.
Menesteo bajo licencia CC 3.0.
La raza Montesina está emparentada muy cercanamente con la Xisqueta, la Ojalada y la Ojinegra de Teruel: las cuatro conforman el grupo de razas autóctonas descendientes en pureza del tronco ibérico. Se cree que estas ovejas eran anteriores a la expansión del Merino y sus cruces, y con los años se vieron relegadas a zonas aisladas y de climas duros. Es de lana entrefina, de tamaño mediano y engrasa pronto, lo que condiciona la edad de sacrificio de los corderos en función de los gustos del consumidor.
Se cría en la sierra de Granada y Jaén, en explotaciones extensivas que aprovechan los pastos de zonas altas y escarpadas por encima de los 1.000 metros, donde es difícil acceder a pastorear con otras especies y a las que no es factible dar un uso agrícola. La pluviosidad también es elevada y está mal repartida a lo largo del año (inundaciones, sequías, etc.), lo que hace aún más meritoria su adaptación.
A pesar de estar en la lista de razas amenazadas, goza de unos números nada desdeñables, unos 13.000 ejemplares adultos.
La raza Montesina tiene el patrón de color típico del grupo, blanca con manchas negras en ojos, orejas, hocico, parte distal de las extremidades, zona umbilical y zona perineal. Menesteo bajo licencia CC 4.0.
La raza Segureña parece ser una descendiente directa de la Manchega, con la que guarda muchos parecidos, con algo de sangre de Merina que le ha dado a su lana más finura (aunque sigue siendo entrefina). El vellón es blanco, muy corto y poco extendido, y la piel es mayoritariamente blanca, o con manchas rubias u oscuras.
Se explota en las zonas alrededor del río Segura y de la sierra que lleva el mismo nombre, abarcando las provincias de Granada, Almería, Jaén, Albacete y Murcia. Estas áreas son por lo general de clima bastante extremo y condiciones duras, la vegetación disponible no suele ser suficiente para mantener una buena dieta, por lo que se pastorea pero también se provee de algo de alimento extra en estabulación.
Las ovejas reproductoras se crían en sistemas semi-extensivos, con buena fertilidad todo el año (aunque desciende en primavera). Los corderos, en cambio, se mantienen en estabulación permanente, y las madres entran para amamantarles y salen a pastar. La producción lechera de esta raza es media/alta (aunque no llegan a su máximo potencial), y se destina íntegramente a la alimentación de los corderos, a los que también se aporta pienso para que engorden más antes del sacrificio. Estos corderos son de tamaño pequeño y engrasamiento lento, por lo que su carne tiene poco olor y un sabor más suave.
Tiene su propia distinción de calidad, la IGP Cordero Segureño, que requiere que sean canales de 9 a 13 kg de color rosado y poco engrasamiento, procedentes de corderos cuyos ambos progenitores sean de raza Segureña, criados dentro de la zona característica de la raza. Esto dificulta el cumplimiento normativo ya que hay que tener en cuenta a tres Comunidades Autónomas.
La raza Segureña es la única raza “no amenazada” de este grupo, con un censo de 148.000 ejemplares registrados entre adultos reproductores y de reposición. Este censo la sitúa como una de las cinco razas autóctonas más numerosas de nuestro país, y mueve una considerable industria ganadera en sus zonas de crianza, siendo un importante factor de mantenimiento de la población rural.
Las ovejas Segureñas son muy similares a las Manchegas, y también tienen su propia IGP de cordero. Cedida por ANCOS (Asociación Nacional de Criadores de Ovino Segureño).