¿Has visto alguna vez a tus animales en posiciones extrañas, con la boca abierta, babeando y respirando por la boca y con gran estruendo? No tienen una enfermedad neurológica. Esta postura se llama posición ortopneica y, aunque sea una palabra difícil, tiene una explicación muy sencilla.
El síndrome respiratorio es una enfermedad muy frecuente en los cebaderos de terneros, y la dificultad para respirar provoca que adopten la posición ortopneica.
La ortopnea es la dificultad para respirar cuando se está tumbado, y en las personas suele ocurrir al tumbarse boca arriba. En animales, la postura que desencadena la ortopnea no está tan claramente definida, y depende de la especie, de la enfermedad que sufra y de la parte del aparato respiratorio que esté afectada. Se llama posición ortopneica a la postura que adopta un animal instintivamente para aliviar la ortopnea y respirar mejor cuando tiene dificultades, y en la especie bovina se caracteriza por:
Esta posición es señal inequívoca de insuficiencia respiratoria. Se da en animales que sufren patologías respiratorias, tanto de los pulmones (neumonía, bronquitis, edema pulmonar…) como de las vías altas (obstrucciones, rinotraqueítis infecciosa, pólipos), o patologías que causen dificultad respiratoria desde fuera de los pulmones (líquido en la cavidad torácica, costillas fracturadas…).
Una de las enfermedades más típicas del ganado vacuno, que provoca que los animales adopten la posición ortopneica, es el síndrome respiratorio bovino o SRB, del cual ya hemos hablado en otros artículos, en especial de cómo prevenirlo y cómo tratarlo.
Algo que debemos saber si trabajamos con ganado vacuno, ya sea con vacas lecheras, nodrizas o terneros, es que nuestros animales son especialmente susceptibles a sufrir enfermedades respiratorias y, cuando padecen una, son difíciles de resolver, con frecuencia son letales y, si se curan, dejan secuelas. ¿Por qué es así? Pues bien, hay varios motivos, todos ellos basados en su anatomía.
En primer lugar, si comparamos una vaca de 500 kg con un caballo del mismo peso, encontraremos que la vaca tiene la tráquea y los bronquios más largos, y los pulmones más pequeños. ¡El pulmón de una vaca es aproximadamente un tercio del de un caballo de su misma talla! Al ser los pulmones de menor tamaño, cualquier zona lesionada que deje de intercambiar oxígeno y CO2 tendrá un mayor impacto sobre la capacidad respiratoria del animal.
La tráquea, los bronquios y los bronquiolos únicamente sirven para transportar el aire, no son capaces de realizar el intercambio de gases con la sangre, por lo que todo el volumen de aire que contienen (que tiene que moverse en cada respiración, con el esfuerzo que esto conlleva para animales débiles) no se aprovecha debidamente. De igual manera, expulsar el moco y las secreciones se dificulta por la longitud del trayecto.
Además, la enorme superficie interna de estos conductos está expuesta al ataque de microorganismos, gases tóxicos o irritantes, polvo, etc., por lo que hay más puntos donde puede empezar una infección. También hay más recorrido donde pueden depositarse partículas y crear obstrucciones, bloqueando el flujo de aire a partes del pulmón de mayor o menor tamaño.
Para complicar más la situación, la tráquea de la especie bovina no se divide únicamente en dos bronquios de gran calibre, como ocurre en otras especies, sino que antes de esta bifurcación posee otro bronquio, llamado bronquio traqueal, que lleva al lóbulo craneal del pulmón derecho. Para expulsar cualquier partícula o microorganismo patógeno de los pulmones es necesario atravesar la tráquea antes de salir al exterior, pasando por la entrada al bronquio craneal. Parte de estas sustancias indeseables logrará evitar ser expulsada entrando en dicho bronquio.
Además, el lóbulo craneal derecho está situado más abajo en la cavidad torácica del animal, y por la acción de la gravedad es aún más fácil que patógenos o moco entren en él. Por todas estas razones, el lóbulo craneal derecho es el que primero y más frecuentemente se ve afectado por enfermedades pulmonares, y el que más habitualmente encontramos en las necropsias colapsado e inútil.
Los pulmones de la especie bovina son relativamente pequeños para su tamaño corporal, por lo que cada zona enferma que deja de funcionar tiene un gran impacto sobre la capacidad respiratoria. Las zonas situadas más abajo en el pecho reciben mayor cantidad de microorganismos y contaminación debido a que caen por acción de la gravedad.
Como ya sabemos, el síndrome respiratorio bovino, complejo respiratorio bovino o SRB es una enfermedad muy frecuente en las explotaciones de ganado vacuno, especialmente en cebaderos. Al afectar a los pulmones de los terneros, provoca una insuficiencia respiratoria, y es fácil encontrar a los animales en la posición ortopneica.
Los primeros signos clínicos que se observan en el ternero son apatía o depresión, anorexia, respiración superficial, rápida y dificultosa y tos. Si tomamos la temperatura, encontraremos fiebre (40,5 - 42 ºC). Comenzará a aparecer la secreción nasal, que siempre será bilateral, y su color, consistencia y olor dependerán de la presencia o ausencia de infección bacteriana.
La edad del ternero, sus condiciones ambientales y los planes sanitarios de cada explotación harán que sean más frecuentes unos u otros patógenos causantes de síndrome respiratorio bovino. En la siguiente tabla se describen algunos aspectos diferenciadores de cuatro de los agentes infecciosos que más encontramos en el SRB: el herpesvirus bovino tipo 1, el virus respiratorio sincitial, el virus parainfluenza tipo 3 y bacterias de la familia de las pasterelas (Pasteurella y Mannheimia).