El síndrome respiratorio bovino, abreviado SRB, es una enfermedad de los pulmones causada por una mezcla de virus y bacterias que afecta a los terneros especialmente tras su entrada al cebadero. Puede afectar a un gran porcentaje de los animales, causando una alta mortalidad y graves pérdidas económicas, también en los animales que lo superan, que engordan peor.
La detección temprana es esencial para el éxito del tratamiento
Como ya vimos en el artículo sobre el manejo de terneros a su llegada al cebadero, la conjunción de factores estresantes (destete y cambio de dieta, separación de la madre, aplicación de vacunas y antiparasitarios, mezcla con otros terneros desconocidos, luchas jerárquicas y transporte desde la explotación de origen) resulta en una severa bajada de defensas del ternero, que lo hacen más susceptible a infecciones.
En el momento de llegada al cebadero es necesario vigilar a los terneros en busca de signos clínicos, y se ha observado que la temperatura rectal superior a 39,7 ºC guarda una estrecha relación con la instauración de casos de SRB. Por ello, se recomienda tomar la temperatura en repetidas ocasiones en el momento de entrada y a lo largo de los primeros días, semanas, y hasta un mes de estancia en el cebadero, para identificar a los animales enfermos cuanto antes.
El diagnóstico precoz permite el tratamiento temprano, cuyas ventajas clave son:
- Al estar menos avanzada la enfermedad habrá un menor número de bacterias, por lo que el antibiótico acabará con ellas más fácilmente.
- Al haber menos bacterias es menos probable que aparezcan mutaciones que las hagan resistentes al antibiótico.
- Cuanto antes se resuelva la infección, menos lesiones permanentes aparecerán en los pulmones, como por ejemplo adhesiones y consolidaciones del tejido, que dificultan la correcta respiración. Estas lesiones explican por qué los animales que se curan de SRB tienen una ganancia de peso menor, lo que ocasiona elevadas pérdidas económicas.
¿Cuáles son los síntomas?
Es obligatorio por ley (Directiva 2008/119/CE del Consejo) observar a los terneros estabulados en el cebadero al menos dos veces al día en busca de síntomas de enfermedad, tanto generales como específicos del aparato respiratorio. Esto implica la necesidad de contar con personal en la granja formado para identificar estos síntomas:
- Depresión y apatía, que puede avanzar hasta debilidad extrema y no poder levantarse.
- Ijares hundidos.
- Empeoramiento del aspecto del pelo.
- Pérdida de apetito y descenso de la ingesta de alimento.
- Adelgazamiento y pérdida de condición corporal.
- Descarga nasal mucopurulenta.
- Lagrimeo o descarga de secreción ocular.
- Mayor frecuencia respiratoria e incluso dificultad visible para respirar.
Traducción basada en Achard y col.
Existen otras técnicas diagnósticas menos utilizadas actualmente, como la auscultación torácica y la ecografía pulmonar, que mejoran la fiabilidad del diagnóstico pero tienen un coste más elevado.
La clave es combinar los antibióticos y antiinflamatorios adecuados
Una vez identificados y separados los animales enfermos llega el momento de plantear el tratamiento. En general, las bacterias que suelen participar en los procesos de SRB son Gram negativas, por lo que el antibiótico de elección será uno cuyo espectro incluya este tipo de microorganismos. Por ejemplo, uno de los más usados y que con el que se obtienen buenos resultados es el florfenicol.
Como ya hemos visto, no solo las bacterias son las causantes, sino que también intervienen ciertos virus. El problema es que no contamos con fármacos que destruyan eficazmente los virus, sino que es el organismo del animal el que los debe combatir. En estos casos el antibiótico ayudará a mantener el tejido lesionado libre de bacterias, impidiendo así las denominadas infecciones secundarias.
Por otra parte, la reacción del sistema inmunitario del animal es en muchos casos, y aunque resulte paradójico, la causante real de los síntomas. La reacción inflamatoria exagerada provoca que los tejidos pulmonares se lesionen y aparezcan consecuencias como la producción de moco y pus, el estrechamiento de las vías respiratorias y la acumulación de fluidos en el interior de los pulmones. Todo ello causa una grave disfunción que impide que el ternero respire normalmente.
La buena noticia es que la inflamación se puede minimizar gracias a los antiinflamatorios, que ayudan a reducir esta respuesta excesiva. Al aliviar los síntomas, los animales se encuentran mejor, comen y tienen más vitalidad, lo que ayuda a su curación definitiva. Además, los antiinflamatorios disminuyen la aparición de lesiones pulmonares a largo plazo que condicionarían la productividad del animal durante toda su vida. Uno de los antiinflamatorios más usados es el meloxicam, que tiene una duración y efecto superiores a otros principios activos de este grupo.
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