La metritis y la endometritis son una de las principales causas de infertilidad y pérdidas económicas por motivos reproductivos en las vacas lecheras. Se deben a la infección por numerosos tipos de bacterias, y la fiebre Q es una de las enfermedades que las pueden provocar.
Metritis y endometritis, un riesgo de infertilidad
Se llama metritis a la inflamación del útero, casi siempre debida a una infección bacteriana. En realidad, la metritis implica la inflamación de la mucosa del útero (el revestimiento interno), las glándulas y la capa muscular. En muchas ocasiones se trata de una inflamación más leve que solo abarca la capa mucosa o revestimiento y las glándulas del útero, por lo que se denomina endometritis.
Después del parto es necesario que se produzca la involución uterina. Al gestar al ternero, el útero de la vaca se ha dilatado mucho y debe regresar a su tamaño normal para recuperar los ciclos ováricos, quedar de nuevo gestante y continuar con la producción de leche. Si el parto se produce en unas condiciones de higiene deficientes, o la vaca sufre retención de placenta, distocia (parto dificultoso), o problemas metabólicos, es más probable que la involución uterina se retrase y padezca una infección uterina y metritis.
Para que una vaca padezca una endometritis o una metritis tienen que entrar las bacterias por la vagina. Además, el cuello uterino tiene que estar abierto; por eso los primeros momentos después del parto son tan peligrosos.
Las vacas con metritis pueden tener fiebre, falta de apetito, y expulsan una secreción rojiza o marrón oscuro y maloliente por la vagina. Esta es la metritis clínica, y afecta aproximadamente al 5% de las vacas, aunque en ocasiones puede llegar al 30%. La metritis subclínica no provoca síntomas, aunque muchas vacas tienen un flujo vaginal purulento cuando salen en celo y tienen más dificultad para quedarse preñadas; esta variante afecta en promedio al 20% de las vacas.
Un estudio reciente ha calculado que las pérdidas económicas debidas a la metritis en las explotaciones de ganado vacuno lechero en Estados Unidos son de 513$ por cada caso. Se deben a una menor producción de leche, a peores resultados reproductivos, y al aumento de vacas que se envían al matadero.
¿Qué es la fiebre Q?
La fiebre Q es una enfermedad infecciosa causada por una bacteria llamada Coxiella burnetii. Afecta sobre todo al ganado vacuno, ovino y caprino, aunque también se ha encontrado en otros animales domésticos y silvestres.
Las vacas infectadas excretan las bacterias por la leche, las heces y las secreciones vaginales. Otras vacas pueden contraer la fiebre Q por las siguientes vías:
- Transmisión por vía aérea (principal): inhalación de aerosoles contaminados, que contienen la bacteria en restos del parto como la placenta o los loquios, orina y heces. Si en una explotación hay muchos animales hacinados y en contacto muy estrecho, la transmisión entre ellos es más fácil.
- Ingestión de restos del parto (placentas).
- Picadura de garrapatas.
- Transmisión venérea a través de la monta natural principalmente.
Si las defensas de las vacas no son capaces de eliminar las bacterias, pueden enfermar de fiebre Q de diversas maneras si se diseminan a los pulmones, el hígado o el corazón. Algunas desarrollan la forma crónica de la fiebre Q: no tienen síntomas y eliminan bacterias de manera intermitente, constituyendo un peligro de contagio para otros animales y para las personas.
En Europa, una de cada dos granjas de vacuno lechero está afectada por fiebre Q. En España es más frecuente en el País Vasco y Canarias, aunque hay brotes por todo el país. Algunos estudios realizados en la zona centro encontraron que el 30% de las explotaciones y el 7% de los bovinos analizados eran positivos a fiebre Q.
La fiebre Q es una zoonosis, es decir, se transmite de los animales al ser humano. En las personas, la fiebre Q produce una enfermedad con síntomas similares a la gripe, que puede progresar a neumonía, hepatitis o meningoencefalitis. En España la fiebre Q es una enfermedad de declaración obligatoria y está sometida a un programa de vigilancia y control.
Relación entre las enfermedades del periodo de transición y la fiebre Q
El periodo de transición de las vacas lecheras comprende las dos a tres semanas previas al parto hasta las dos a tres semanas posteriores. Es una fase muy importante para el ciclo productivo, ya que las vacas sufren enormes cambios fisiológicos y un gran estrés, especialmente debidos al parto y al comienzo de la lactación.
Durante el periodo de transición es fundamental que las necesidades nutricionales de las vacas estén cubiertas para evitar que entren en balance energético negativo y desarrollen afecciones como hipocalcemia o cetosis. Las alteraciones metabólicas del postparto hacen que las vacas sufran una inmunosupresión, es decir, su sistema inmunitario se debilita y no son capaces de afrontar las infecciones a las que están expuestas en esta etapa. Por eso, durante el postparto las vacas padecen con más frecuencia metritis, mastitis (infección de la ubre) y otras enfermedades asociadas a los trastornos metabólicos, como el desplazamiento de abomaso.
La fiebre Q produce problemas reproductivos en las vacas, porque infecta el útero y provoca metritis, abortos y terneros que nacen muertoso gravemente enfermos. Algunos estudios científicos han valorado el papel de C. burnetii en el desarrollo de la inflamación de los tejidos del útero para provocar metritis, porque infecta las células inmunitarias que penetran después en el útero. Otros estudios han demostrado que existe una relación positiva entre la detección de Coxiella burnetii en la leche de tanque y más casos de metritis en las vacas.
Para prevenir la transmisión de la fiebre Q entre animales y hacia las personas se recomienda aplicar medidas de prevención, como bioseguridad de las explotaciones, uso responsable de antibióticos, y vacunación.
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Equipo Ceva Salud Animal
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