¿Sabemos exactamente qué es la leche y cuáles son los procesos que culminan en su producción? ¿Cuántos litros de leche da una vaca? ¿Qué fases de la producción son susceptibles de mejora para lograr lactaciones más productivas y mejorar la rentabilidad de nuestra explotación?
Según la definición del Codex Alimentarius, el documento de referencia en el que se basa la legislación alimentaria, la leche es “(…) la secreción mamaria normal de animales lecheros obtenida mediante uno o más ordeños sin ningún tipo de adición o extracción (…)”. Esta definición excluye evidentemente a otras bebidas de distinto origen, como las procedentes de vegetales.
La leche que consumimos es, por tanto, el líquido que se produce en las glándulas mamarias de las vacas tras el parto para alimentar a su cría y, en las primeras 48 horas, también para trasmitirle células y moléculas que ayudan a su sistema inmunitario (el calostro). Aunque se retire al ternero, el ordeño diario permite que la leche se continúe produciendo durante meses. La lactación dura hasta que desciende la cantidad diaria producida hasta niveles no rentables, momento en el que la vaca se seca, es decir, se deja de ordeñar, y esto hace que se detenga la producción.
La producción de la leche se desencadena por la acción de dos hormonas: la hormona del crecimiento, que favorece el desarrollo de las glándulas mamarias y el aumento de tamaño de la ubre, y la prolactina, que provoca que las células glandulares actúen y secreten el fluido. Estas y otras hormonas intervienen también en el aumento del flujo sanguíneo a la ubre, en la disponibilidad de nutrientes, en la movilización de las reservas grasas, en la absorción intestinal de calcio… Otra hormona, la oxitocina, es la responsable de la eyección de la leche, estimulada por la percepción de la succión. El aumento de estas hormonas comienza a partir del descenso de progesterona y el aumento de estrógenos en torno al parto.
Desde el inicio de los programas de mejora genética, la raza Holstein se ha coronado como la reina de las vacas lecheras por la enorme cantidad que produce en cada lactación. La leche que se vende en los mercados procede en su práctica totalidad de vacas de esta raza, y su comercialización se favorece por la homogeneidad de su composición. Su contenido en grasa y proteínas es menor que el de leche de otras razas o de otras especies, como cabras u ovejas, lo que la hace más ligera y fácil de digerir.
La composición nutricional de la leche de vacas Holstein es de las más bajas en grasas y proteínas, por lo que no es idónea para la fabricación de quesos.
La producción media al día en España en la raza Holstein es de 30 litros, y durante el pico de lactación se llega habitualmente a unos 50 litros al día (el récord de una de las vacas más productivas de España fue de 93 litros en un día). Gracias a estas producciones se obtienen cifras de 12500 kg de leche por lactación, algo impensable hace 20 años y que sigue siendo imposible para otras razas.
La cantidad de leche que la vaca produce evoluciona conforme a las necesidades alimenticias del ternero. En los primeros 1-2 meses tras el parto, la cría depende totalmente de la madre para obtener alimento, por lo que se produce más. Dentro de este periodo se alcanza el pico de lactación, y posteriormente la producción desciende ya que el ternero empieza a ingerir alimentos sólidos. A pesar de que se retire el ternero, estas fases productivas se mantienen iguales.
Lograr que una vaca produzca leche implica un proceso largo y complejo. Múltiples tareas deben realizarse con éxito para que, al final, el tanque de la explotación se llene:
Posteriormente, para que dicha lactación sea fructífera y alcance su máximo potencial se debe alimentar a la vaca con una dieta rica en calcio, proteína y otros nutrientes, pero, sobre todo, muy alta en energía. De lo contrario, el animal no expresará al máximo sus capacidades productivas, perderá condición corporal, empeorará su fertilidad de cara a la siguiente gestación y disminuirá la rentabilidad de la explotación.
En vacas de alta producción, como las de raza Holstein, es imposible cumplir los requerimientos energéticos con una dieta basada en forrajes, e incluso con proporciones crecientes de pienso concentrado es difícil llegar, tan elevadas son sus necesidades. Por este motivo el equilibrio entre cantidad de pienso y de forraje en estos animales es muy delicado y muchas veces resulta en problemas de acidosis láctica subclínica.
Para mantener la salud y productividad de las vacas lecheras es imprescindible un manejo excelente y constante, atendiendo a los puntos críticos de riesgo y con una infraestructura que es necesario renovar. La exigencia, tanto humana como animal, de este sector, debería ponerse en valor y hacernos reflexionar sobre los precios del litro de leche, que se encuentran actualmente en mínimos insostenibles.
Principales factores que influyen en la producción de leche
La excelencia en el manejo de una explotación se traduce en litros de leche.