La Charolesa es una raza de aptitud cárnica muy característica e identificable por su gran tamaño, su pelaje rizado y su color blanco o crema. Es originaria de Francia, y en España se cría tanto en pureza como para producir terneros mestizos con mejor genética que sus madres de razas autóctonas.
La raza bovina Charolesa, Charolés, Charolais o Charolaise es una raza de origen francés de especialización cárnica, de talla extragrande o “hipermétrica”, con los mayores pesos de canal a los 15 meses de edad (386,6 kg) de todo el ganado vacuno. Los adultos pesan en torno a 1.100 kg los machos y 800 kg las hembras. Históricamente se utilizaba como raza de trabajo, de ahí su gran tamaño y su musculatura.
Son vacas blancas o color crema con las mucosas rosadas y pelo rizado en la frente y la testuz. Tiene un cuerpo rectangular, típico de las razas de vaca de especialización cárnica, compacto, con músculos marcados sobre todo en los cuartos traseros y pecho fuerte y voluminoso. Su cabeza es fuerte y robusta con marcada diferenciación sexual, cuernos cortos o ausentes también de color blanco y cuello corto con papada.
Presenta una frecuencia moderada (en torno al 5% de los animales) del gen de la miostatina o “gen culón”, responsable de los animales con “doble musculatura” o hipertrofia muscular. Esto quiere decir que las células musculares de estos animales son un 20% más grandes de lo normal, resultando en un mayor volumen, mayor proporción de cortes de carne de precio elevado (por ejemplo, el solomillo) y que la carne es más magra y más tierna.
En España esta raza de vacas blancas se considera una raza europea integrada. Según el estudio del sector vacuno de carne en España de 2017, la Charolesa es la tercera raza pura más numerosa en los cebaderos españoles, por detrás de la Frisona-Holstein y la Limusina. Estos terneros tienen una excelente conformación, calidad de la carne, rendimiento de la canal, crecimientos diarios y buenos índices de conversión del alimento. Engrasan relativamente pronto, y como se pueden sacrificar más jóvenes se suele obtener carne más tierna, muy apreciada por el consumidor. Las explotaciones de Charolés puro presentan los siguientes parámetros reproductivos:
Fuente: MAPA
Sin embargo, la gran mayoría de terneros cebados en España son de genética mixta, más de 1.300.000 en 2017, respecto a 80.000 terneros de raza Charolesa. Muchos de estos terneros mixtos son procedentes del cruce industrial, es decir, madres de razas autóctonas rústicas inseminadas o cruzadas con padres de razas muy cárnicas, entre ellos, machos Charoleses.
El cruce industrial permite la obtención de terneros más rentables: mayor peso al destete, mayores ganancias diarias, mejor conformación y por tanto mayor precio de venta, y todo ello sin perder las características maternales de las hembras de razas autóctonas, por lo general mejores madres, más fértiles, con mayor facilidad de parto, mayor producción láctea y mejor aprovechamiento de los recursos naturales.
Las madres Charolesas, por el contrario, suelen tener mayor dificultad de parto, y además al ser más grandes tienen mayores requerimientos de energía, incrementando los costes de alimentación. En cualquier caso, se ha observado que las Charolesas españolas tienen mayor facilidad de parto que las francesas, debido a que durante años se han criado en dehesas y parían sin supervisión, por lo que involuntariamente se ha seleccionado a las que parían por sí mismas y sobrevivían.
La mayoría del vacuno de carne en España se cría en extensivo o semi-extensivo. Concretamente la Charolesa se cría en dehesas, donde es buena aprovechando forrajes bastos. Los terneros tras el destete se ceban en cambio en instalaciones intensivas.
Otro tipo de cruzamiento que involucra a esta raza de vacas blancas es el cruzamiento en doble etapa: madre Autóctona Charolesa y padre Limusine. De esta manera se obtienen terneros para cebo con aún mejores rendimientos, tamaño y conformación, ganancias medias diarias de 1,6 kg y rendimientos a la canal del 58%. Aunque los costes de la explotación para alimentar a estas madres semi-cárnicas aumentan, la Charolesa es buena opción ya que aprovecha bien los forrajes bastos y, además, es la mejor lechera de entre las razas de carne especializadas.
La innegable utilidad y calidad de la genética paterna de esta raza hace que un macho Charolés o su semen congelado alcancen altos precios. Sin embargo, no son pocos los que aprovechan la imagen del animal grande y de color blanco de otra raza para lucrarse a costa de ganaderos inexpertos vendiendo su semen más barato, y del que no se obtienen los resultados deseados. Estos fraudes ensucian el buen nombre de la raza y el trabajo que realizan las asociaciones y explotaciones de mejora genética.
Para encontrar reproductores, tanto machos como hembras, con garantía de calidad genética y ascendientes demostrables, conviene dirigirse a la Asociación de Criadores de Ganado Vacuno Charolés de España o a la Unión de Criadores de Ganado Vacuno Selecto de la Raza Charolesa de España, las dos instituciones que se encargan en nuestro país de velar por el cumplimiento de los estándares morfológicos, programas de mejora, recogida de datos productivos de sus descendientes registrados, etc.