La organización eficaz de las explotaciones ganaderas es un factor directamente relacionado con la productividad y rentabilidad de las mismas. Establecer un calendario reproductivo con el asesoramiento de nuestro veterinario nos ayudará a sistematizar las fases de la reproducción, y a llevarlas a cabo siguiendo un plan optimizado.
En el artículo previo, La importancia del asesoramiento reproductivo en ovejas I, se definen los elementos propios de la especie y el sistema productivo que influyen a la hora de decantarse por uno u otro calendario reproductivo.
Esencialmente, los calendarios reproductivos organizan a los animales en lotes, sobre los que con una frecuencia predeterminada se aplican las técnicas de manejo reproductivo. Se definen según el número de épocas de cubriciones que se realizan al año en el total de la explotación. Los puntos clave son la época de cubriciones, la época de partos y el momento del destete de los corderos.
Todos los sistemas reproductivos descritos tienen en cuenta el efecto macho para mejorar la fertilidad de las hembras, por lo que hay que tener la precaución de separar a los moruecos cuando finaliza el tiempo estipulado de monta. Estos calendarios están diseñados pensando en la monta natural, que es la forma de preñar a las ovejas más habitual en España, aunque pueden adaptarse a la inseminación artificial, y pueden acortarse tiempos mediante el uso de técnicas de sincronización de celos. Así, en vez de repartidas a lo largo de 30-45 días, las cubriciones se realizan más agrupadas, los partos se producirán en un periodo de tiempo más corto y los corderos tendrán edades más homogéneas.
La inseminación artificial se puede hacer con semen fresco, refrigerado o congelado, y depositarse en posición exocervical, cervical o transcervical (antes, en o pasado el cérvix uterino). En la especie ovina la inseminación artificial tiene un problema crucial, y es que por vía vaginal no es posible atravesar el cérvix para depositar el semen en el cuerpo uterino. El éxito de la inseminación disminuye cuanto más alejados del útero se depositen los espermatozoides, por lo que su cantidad y calidad debe ser mucho más alta que si se insemina transcervicalmente: 400-500 millones por dosis, y el semen debe ser fresco o refrigerado, nunca congelado, ya que se pierde calidad y se logran pocas gestaciones. Esto limita el almacenamiento y transporte del semen y la expansión de genes mejorantes.
Anatomía del aparato reproductor de la oveja y detalle del lugar de inseminación en función del cérvix.
Existe la inseminación transcervical por laparoscopia, es decir, mediante una técnica quirúrgica que permite acceder al útero directamente y depositar el semen mucho más cerca del lugar de unión con el óvulo. Gracias a esta técnica el índice de éxito con semen congelado aumenta muy significativamente, pero el coste de la cirugía es muy alto. En algunas razas extranjeras es imprescindible, ya que el único semen del que disponen es el congelado, y el coste de la inseminación laparoscópica compensa la pérdida productiva que supone la inseminación vaginal tradicional.
Otro inconveniente es que para garantizar la detección de celos se necesita tener machos vasectomizados en la explotación, lo que implica un gasto inicial en la cirugía, más el coste de mantenerlos. Actualmente, con las estrategias de sincronización de celos tan avanzadas y eficaces de las que disponemos, no es imprescindible que haya machos vasectomizados.
Evidentemente estas técnicas son demasiado elaboradas y costosas como para implantarse de forma generalizada en las explotaciones comerciales, especialmente en España donde el sector está poco tecnificado, las instalaciones habitualmente son rudimentarias y tanto la inversión como los beneficios son pequeños. La inseminación artificial se emplea mayoritariamente en explotaciones de selección y mejora genética, y de mantenimiento de razas en peligro de extinción, donde es de vital importancia conservar la mayor variedad posible de genes.