Sanidad animal en rumiantes: bienestar, control y normativa actualizada

Vaca blanca con manchas marrones en un establo, asomada a un comedero lleno de forraje, con crotales amarillos en ambas orejas.

La sanidad animal es un campo multidisciplinar que integra conocimientos de salud y bienestar animal, epidemiología, microbiología, parasitología y bioseguridad, con el objetivo principal de prevenir, controlar y erradicar enfermedades en las poblaciones animales. En el caso de los rumiantes —vacas, ovejas y cabras—, incluye tanto enfermedades infecciosas (viral, bacteriana, parasitaria) como no infecciosas (nutricionales, metabólicas). Además, engloba aspectos relacionados con la producción sostenible, la seguridad alimentaria, la salud pública (zoonosis) y el bienestar del animal. En definitiva, la sanidad animal está enfocada a garantizar la salud de los animales para proteger al ganadero, al consumidor final y al entorno.

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Cuales son sus principales funciones 

La sanidad animal cumple funciones esenciales en la producción de animales de rumiantes:

  1. Prevención de enfermedades

Permite implementar medidas profilácticas (vacunaciones, desparasitación) y de vigilancia epidemiológica, evitando la aparición y dispersión de brotes de enfermedades en las granjas. 

  1. Protección de la salud pública

Previene zoonosis —como la brucelosis o tuberculosis bovina—, salvaguardando la seguridad de los trabajadores de las granjas y de aquellos que manipulan los productos a lo largo de la cadena de alimentación, así como de los consumidores.

  1. Seguridad alimentaria

A través del control de residuos y de microrganismos, virus bacterias y parásitos que pueden llegar a la cadena alimentaria, se garantiza la calidad de los productos derivados (leche, carne). Así, por ejemplo, se establecen tiempos de espera que son los periodos mínimos que deben transcurrir desde la última administración de un medicamento veterinario hasta que los productos del animal (carne, leche) puedan destinarse al consumo humano. En rumiantes, varían según el principio activo, la vía de administración y la especie. Por ejemplo, un antibiótico inyectable puede tener un tiempo de espera de 6 días en carne y 72 horas en leche. El cumplimiento es obligatorio para evitar residuos que comprometan la seguridad alimentaria. Estos datos deben registrarse cuidadosamente en el libro de tratamientos.

  1. Mejora de la productividad

Animales sanos rinden más: mayor producción de leche, mejor ganancia de peso, mayor fertilidad y menor mortalidad, lo que impacta positivamente en la rentabilidad de las explotaciones ganaderas.

  1. Acceso a mercados

Cumplir con normativas nacionales e internacionales en materia de sanidad animal facilita la exportación, puesto que esta exige certificados sanitarios y trazabilidad.

  1. Bienestar animal y responsabilidad ética

Una buena gestión sanitaria refuerza el bienestar de los animales, valorado cada vez más por consumidores y reguladores.

Grupo numeroso de ovejas de lana clara en un campo, con una oveja en el centro mirando hacia la derecha, todas identificadas con crotales amarillos.

Aplicaciones de la sanidad animal en el día a día de la explotación

  1. Protocolos de bioseguridad. En el día a día de una explotación de rumiantes, la sanidad animal se aplica de manera práctica a través de distintas acciones que contribuyen a prevenir enfermedades, garantizar el bienestar animal y cumplir con la legislación vigente. Uno de los pilares es la implementación de protocolos de bioseguridad. Esto incluye el control de accesos a la granja, estableciendo circuitos diferenciados para personas, animales y vehículos, así como la instalación de puntos de desinfección de calzado y maquinaria. Es importante mantener una zonificación clara dentro de las instalaciones, separando áreas limpias (como los comederos o parideras) de zonas sucias (almacenes de estiércol, cuarentena, etc.).
  2. Vigilancia sanitaria. El veterinario debe realizar visitas regulares para revisar el estado del rebaño, hacer un seguimiento de los tratamientos aplicados y gestionar la documentación sanitaria obligatoria. Se utilizan pruebas de laboratorio como análisis serológicos, coprológicos o cultivos para diagnosticar precozmente enfermedades. Estas medidas se enmarcan en lo dispuesto por la Ley 8/2003 de Sanidad Animal, cuyo texto fue actualizado recientemente en 2023, reforzando la trazabilidad, la notificación de enfermedades y la cooperación con las autoridades sanitarias.
  3. Mantenimiento de un plan sanitario adaptado a la realidad de la explotación. Esto implica aplicar un calendario de vacunación frente a enfermedades endémicas y estacionales, como la lengua azul o la clostridiosis, y establecer programas de desparasitación que respondan a los ciclos biológicos de los parásitos presentes en la zona. La rotación de principios activos y la monitorización de resistencias son esenciales para mantener su eficacia.
  4. Medidas de Higiene. Durante el parto y el manejo de neonatos, por ejemplo, la higiene cobra especial importancia. Se debe asegurar una correcta limpieza del área de parto y la ingestión rápida de calostro por parte del recién nacido. Además, se recomienda el aislamiento preventivo de los animales con síntomas sospechosos para cortar posibles cadenas de contagio.
  5. Contar con planes de contingencia ante emergencias sanitarias también es parte del día a día. Si se detecta un brote de enfermedad, hay que aplicar rápidamente medidas de aislamiento, sacrificio sanitario si procede, y notificar a las autoridades, como dicta la normativa estatal y europea.

Todo esto debe quedar reflejado en los registros de explotación: el libro de tratamientos, el control de entradas y salidas de animales, el pasaporte individual, y la trazabilidad de los alimentos administrados. La tenencia y actualización de estos documentos no es solo una exigencia legal, sino una herramienta indispensable para mejorar la gestión técnica de la explotación y ante inspecciones o auditorías.

Esta gestión sanitaria integrada no solo cumple con la normativa, sino que contribuye activamente a mejorar la salud del rebaño, el rendimiento productivo y la imagen profesional del ganadero ante la sociedad y los mercados.

Veterinario con bata blanca y guantes examinando una vaca lechera con crotales amarillos, dentro de una instalación con barrotes metálicos.

Nueva ley de bienestar animal: beneficios y repercusiones para el ganadero

En 2023–2025 se aprobó en España la nueva Ley de bienestar animal, orientada a adaptar las condiciones de manejo de los animales a estándares modernos y garantizar una producción ética y sostenible. Sus principales implicaciones:

  1. Bienestar como componente sanitario

La ley incluye indicadores de bienestar (amplio acceso al exterior, zonas de descanso, confort térmico, enriquecimiento ambiental) que influyen directamente en la salud del rebaño. Animales con menor estrés son menos susceptibles a enfermedades.

  1. Formación y responsabilidad profesional

Los ganaderos deben estar formados en materia de gestión de bienestar, con acreditación profesional. Esto implica una inversión en capacitación, pero redunda en una mejora de la eficiencia y de la imagen pública de la explotación.

  1. Adaptaciones estructurales

Requiere remodelar cubículos, corrales, cercados e instalaciones para cumplir medidas (espacio por animal), superficies adecuadas, sistemas para evitar lesiones, etc. Aunque supone un coste inicial, mejora productividad y reduce lesiones, mastitis y otros problemas sanitarios.

  1. Registro y auditorías

Obligatoriedad de auditar el cumplimiento de las normas, tanto por servicios veterinarios oficiales como por certificadoras. Se demandan registros de bienestar, similares a los de sanidad, para asegurar trazabilidad y transparencia.

  1. Incentivos y beneficios

Existen líneas de ayuda y subvenciones (nacionales o europeas) vinculadas a la mejora del bienestar animal. A largo plazo, la producción bajo estos estándares puede abrir mercados premium (marcas de calidad certificada).

  1. Riesgos y sanciones

El incumplimiento conlleva multas económicas, sanciones comerciales (retirada del producto), o en casos graves, la suspensión de la actividad. Por ello, es clave su integración proactiva en la gestión sanitaria.

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Conclusión

La sanidad animal en rumiantes es una estrategia integral que abarca prevención, control, bienestar y trazabilidad. Su correcta aplicación cotidiana —a través de protocolos sanitarios, programas vacunales y desparasitación, bioseguridad, manejo higiénico de parto y registro riguroso— es clave para maximizar rendimiento y cumplir con las ex­pectativas del mercado.

La nueva ley de bienestar animal refuerza este enfoque, exigiendo condiciones óptimas que favorecen la salud, el confort y la productividad. Pese a su coste inicial, ofrece ventajas competitivas: acceso a mercados certificados, menor incidencia de patologías, imagen positiva y posibilidad de ayudas públicas.

Para su cumplimiento, es fundamental contar con asesoramiento veterinario experto, apoyo técnico, formación continua y uso de herramientas oficiales (como los recursos del Ministerio de Agricultura y del Organismo Mundial de Sanidad Animal —WOAH—). Así, se logra una explotación rentable, resiliente y alineada con las más altas exigencias veterinarias y sociales.

Equipo Ceva Salud Animal

Acerca del autor

Ceva es una empresa impulsada por la investigación mundial en salud animal: investigamos, desarrollamos, fabricamos y suministramos soluciones de salud innovadoras para todos los animales. Como parte de nuestro día a día, desarrollar herramientas y servicios para las explotaciones ganaderas es una de las prioridades de Ceva, por eso queremos ser un referente para el sector más allá de nuestros productos.

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