La sanidad animal es un concepto que hace referencia al buen estado de los animales (domésticos, de producción animal o silvestres), conlleva una gran complejidad y además se mantienen en continua evolución gracias a los avances en investigación y tecnología.
Hablar de sanidad animal es hablar de sanidad humana y también de salud del Planeta Tierra, lo que se conoce con el concepto de "One Health".
Según la Organización Mundial de la Salud Animal, el 60% de los patógenos que causan enfermedades humanas tienen su origen en animales domésticos o silvestres, y casi todos los nuevos agentes infecciosos que aparecen en los humanos, proceden de una fuente animal. Por ello, proteger la salud de los animales es una prioridad mundial, ya que afecta tanto a quienes dependen de ellos económicamente, como a la seguridad alimentaria de la sociedad.
En el caso de los ganaderos, las enfermedades de los animales les pueden producir además graves pérdidas económicas, porque un animal enfermo produce mucho menos que uno sano, porque curar el ganado da más trabajo y es más caro, y porque, si se muere dicho animal o hay que sacrificarlo, también supone un daño considerable.
Asimismo, es obvio que, en ganadería, la sanidad animal hay que preservarla en todos los eslabones de la cadena ganadera, desde las granjas, hasta la compra de animales sanos, y hasta los vehículos de transporte.
En cuanto a legislación general, la sanidad animal es una de las cuestiones prioritarias de una país a la hora de exportar e importar animales o sus productos. En el caso de España, se encuentra desarrollada a través de la Ley 8/2003 de Sanidad Animal, en el Real Decreto 1220/2001 que establece el sistema de alerta sanitaria veterinaria, y el Real Decreto 526/2014 que enumera las enfermedades cuya declaración es obligatoria.
Bioseguridad
En los últimos años una de las principales novedades en la sanidad animal ha sido el concepto de bioseguridad, que según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, se refiere al conjunto de medidas que llevan a cabo para evitar o reducir el riesgo de entrada de las enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias, así como su posterior difusión dentro de una granja o explotación ganadera.
En este sentido, se distinguen dos tipos de bioseguridad: la externa, que hace referencia a las medidas que impidan la entrada o la salida de enfermedades de una explotación, y la bioseguridad interna, que son las medidas que impiden la difusión de las enfermedades dentro de una misma explotación.
Los tres principios básicos de la bioseguridad son:
- Separación y zonas diferenciadas entre lo sucio y lo limpio.
- Limpieza.
- Desinfección o eliminación de cualquier patógeno residual.
Bioseguridad en extensivo
En las granjas de ganado en extensivo, como es el caso de la cría de rumiantes, la bioseguridad se convierte en un reto más complejo, ya que los animales pueden estar en contacto con la fauna silvestre y contagiarse.
Por ello, para evitar contaminaciones, es preciso tomar una serie de medidas como utilizar pastores eléctricos para tener controlado el ganado y evitar la entrada de fauna silvestre; almacenar adecuadamente la alimentación del ganado para no atraer a otros animales y distribuirla de forma adecuada en comederos o tolvas, para que no se coma del suelo; evitar que el ganado y la fauna silvestre beba agua de los mismos lugares (balsas o charcas) ya que son un importante foco de transmisión de enfermedades. En este último punto es importante contar con bebederos limpios y adecuados para cada tipo de ganado, y que no estén rodeados de barro (se ha demostrado que el agente que produce la tuberculosis sobrevive en él muchos días).
No obstante, las explotaciones pecuarias deben contar con un plan sanitario diseñado por un veterinario que tiene que incluir las actuaciones sanitarias, de higiene, bioseguridad y uso racional de medicamentos, ya que una granja con una buena sanidad animal mejora su productividad, consigue productos de mayor calidad (leche o carne), reduce sus costes de producción y, por lo tanto, es más competitiva. Por todo ello, contar con una buena sanidad animal es uno de los factores clave en cualquier explotación ganadera que quiera ser más fiable y más rentable.
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