Para el control de la fiebre Q en una explotación ganadera es imprescindible la vacunación, y su implementación implica una inversión económica y humana. Gracias a los datos generados por varios estudios sobre el impacto de la enfermedad y los efectos beneficiosos de la vacuna es posible hacer una evaluación económica mostrando la rentabilidad de la vacunación
La fiebre Q es una enfermedad infecciosa que afecta a muchas especies animales como mamíferos, reptiles y aves, causada por una bacteria intracelular: Coxiella burnetii. Es una zoonosis, y los rumiantes domésticos se consideran el reservorio de la bacteria y la principal fuente de contaminación para los humanos.
Más allá del aspecto zoonótico, la fiebre Q es una enfermedad importante que causa problemas reproductivos. En el ganado vacuno la fiebre Q produce síntomas como metritis o endometritis, retención placentaria y trastornos de fertilidad en general. Aunque el impacto de la enfermedad en la rentabilidad de la explotación puede ser difícil de evaluar a simple vista, varios estudios han valorado los costes relacionados con cada parámetro, y podemos estimar que para un rebaño con una seroprevalencia del 30%, el coste de la enfermedad oscila entre 49 y 75 euros por vaca lactante al año.
Según la ficha técnica de Coxevac, la única vacuna registrada contra la fiebre Q en veterinaria, la vacunación contra la fiebre Q reduce el riesgo de que los animales no infectados, vacunados cuando no estaban gestantes, se conviertan en excretores (probabilidad 5 veces inferior en comparación con los animales que recibieron un placebo) y para reducir la excreción de Coxiella burnetii en estos animales vía leche y moco vaginal. Esto lleva en última instancia a la supresión de la infección en el rebaño y, por lo tanto, a la eliminación de los efectos negativos de la fiebre Q.
Un reciente estudio (Raboisson et al., 2022) tuvo como objetivo definir el beneficio económico de la vacunación contra la fiebre Q en situaciones con niveles moderados y altos de infección dentro del rebaño. Para ello se desarrolló un modelo bioeconómico para imitar la dinámica del rebaño durante los tres años tras de la vacunación. El beneficio de la vacunación se evaluó mediante un análisis de presupuesto parcial basado en la diferencia entre la situación con vacunación y la situación sin vacunación.
Las pérdidas económicas antes de la vacunación se consideraron el coste total cuando no se realizaba vacunación durante un año y eran constantes durante un análisis dado, año tras año, asumiendo que no habría cambios en la situación si no se realizaba vacunación. Las pérdidas económicas que siguen produciéndose durante un tiempo después de la vacunación representaron el impacto final de la fiebre Q cuando se realizó la vacunación, durante los 3 años posteriores al inicio de la vacunación. Se consideró que la vacunación mejora la salud y el rendimiento reproductivo de las vacas y las novillas de manera diferente. Los costes de la vacuna variaban cada año, ya que se necesitaban dos inyecciones el primer año para todos los animales y los años siguientes solo para las novillas. Las vacas ya vacunadas el año anterior solo recibían una vacunación.
El impacto de la enfermedad se basa en abortos adicionales, aumento en la retención placentaria y metritis, y disminución en el rendimiento reproductivo debido a la fiebre Q. El cambio en el rendimiento reproductivo se basa en la disminución en la tasa de concepción a primera inseminación, inseminación adicional por concepción y días abiertos. Las pérdidas económicas pueden calcularse de la siguiente manera para las vacas y novillas seropositivas, con valores de riesgo tomados de estudios previos:
Para el aborto, el riesgo adicional (riesgo relativo) en casos de infección por fiebre Q se aplica al riesgo base para el aborto. Afecta tanto a vacas como a novillas. Según la literatura, el Riesgo Relativo (RR) varía de 2 a 2,5 [1,7-3,8].
Para la retención placentaria, el riesgo adicional (riesgo relativo) se aplica al riesgo base para la retención placentaria y solo afecta a vacas, ya que puede ocurrir solo después del primer parto. Las retenciones de placenta después de un aborto no se tienen en cuenta para esta evaluación. Este RR se ha evaluado en 1,52 [1,06-2,19].
Para la metritis, el riesgo adicional (riesgo relativo) se aplica al riesgo base para la metritis y, al igual que la retención placentaria, solo para vacas. Este RR se ha definido en un estudio de campo en 2,5.
Para otros trastornos reproductivos, se han definido varios parámetros basados en la literatura que describe el beneficio de la vacunación contra la fiebre Q. Para las inseminaciones adicionales por concepción, se han evaluado en 0,4. El aumento en el número de días abiertos directamente vinculado a la infección por fiebre Q es decir, independiente de la inseminación tardía, se evalúa en 14.
Algunos de los costes asignados a los diferentes problemas, basados en la literatura son:
Coste de un aborto: de 400 a 1000 euros
Coste de un día abierto: 5 euros
Coste del tratamiento de una retención de placenta: de 10 a 15 euros
Coste del tratamiento de una metritis/endometritis: de 40 a 100 euros
Se espera que el impacto positivo de la vacunación tenga lugar en un rebaño donde se haya detectado la fiebre Q. En el corto plazo, en el primer año ya se esperan beneficios debidos al control de abortos y a la mejora del rendimiento reproductivo. A más largo plazo, los beneficios de la vacunación se basan en la disminución de la excreción de la fiebre Q con el tiempo, lo que se tiene en cuenta con la dinámica del rebaño.
Finalmente, los autores aplicaron y probaron el modelo en un rebaño lechero de 100 vacas, considerando dos niveles diferentes de prevalencia de la fiebre Q (20% y 40%). La protección de la vacunación permite reducir casi por completo el número de vacas infectadas en el rebaño lechero después de 3 años. Para un rebaño con una prevalencia baja (20%), la ganancia acumulada en tres años se estima en 3,169.00 €. Para un rebaño con una prevalencia más alta (40%), la ganancia acumulada es de 11,937.00 €.
La fiebre Q tiene un impacto importante en el rendimiento reproductivo de los rebaños lecheros, resultando en signos clínicos como aborto, metritis, retención placentaria e infertilidad. La vacunación contra la fiebre Q ofrece beneficios en la reducción de la prevalencia y mejora la salud reproductiva del ganado, con implicaciones económicas positivas.