La fiebre Q es una enfermedad zoonótica altamente contagiosa causada por Coxiella burnetii (Cb). Es endémica en todo el mundo, excepto en Nueva Zelanda (1), donde solo se ha notificado un caso humano importado (2). Tras un gran brote en 2007 en los Países Bajos (4), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó un dictamen científico sobre la fiebre Q a petición de la Comisión Europea, en el que se resumían las diferentes opciones de medidas de control en las poblaciones de rumiantes domésticos (5). Se reconoce que los pequeños rumiantes y el ganado vacuno son las principales fuentes de infección humana (6-8). La enfermedad tiene un grave impacto en los rebaños de rumiantes debido a las pérdidas económicas experimentadas debido al aborto y la pérdida de producción de leche (12). Las cabras pueden permanecer crónicamente infectadas y experimentar un fallo reproductivo y excretar Cb en dos partos sucesivos después de una infección por fiebre Q (13).
La implementación de medidas preventivas y de control contra Cb en granjas de rumiantes es clave. Actualmente solo hay una vacuna inactivada de fase I autorizada para pequeños rumiantes y bovinos. La vacunación se utiliza para disminuir las tasas de aborto y la diseminación bacteriana al medio ambiente (9). Además, las medidas de bioseguridad son esenciales para controlar la fiebre Q y evitar su propagación a otros rebaños o humanos (5, 16-18).
Los abortos en pequeños rumiantes ocasionan pérdidas directas e indirectas. Pérdidas directas (leche de la lactación; venta de corderos o cabritos; y el período improductivo que conlleva ese animal hasta que vuelve a parir); y las perdidas indirectas (desarrollar un nuevo plan y medidas de control y bioseguridad; diagnóstico etiológico, tratamientos y visitas veterinarias; alteración de los programas de genética, etc)
Dependiendo de los precios de la leche según la época del año, cogiendo referencia la lonja de León para el precio de la leche de oveja y cabra, en el mes de julio la media de E.Q. de la provincia fue para oveja de 11.24 y para cabra 7.28 (Datos Laboratorio Interprofesional Lácteo CyL).
El precio de cotización del mes de agosto es de 0.1127€/E.Q. para oveja y 0.1022€/E.Q. para cabra (E.Q. Extracto quesero en litro). Por lo que para una granja de ovino o caprino con una producción de leche media de 480 litros/lactación las pérdidas directas serían de 250€ y 150€ aproximadamente para ovino y caprino respectivamente.
Tenemos que contabilizar un mínimo de 6 meses desde que el animal aborta hasta que vuelve a parir, el coste de alimentación de este período dependerá, al igual que la lactación, de la época del año en la que nos encontremos y del precio que tengan en ese momento las materias primas. Un precio medio de ración actual de mantenimiento está sobre 0,40€/día/animal, por lo que el coste improductivo de un animal que aborta se encuentra entorno a los 72€ (180 días x 0.40€ ración=72€).
Al igual que en los cálculos anteriores dependemos del precio del mercado y de la prolificidad del rebaño, pero este año tenemos un precio bastante estabilizado al alza debido a la falta de corderos y cabritos por la disminución de censos y explotaciones a consecuencia de la crisis de altos costes productivos que ha tenido que soportar el sector, vendiendo a pérdidas sus producciones.
El coste de producción de un cordero o cabrito con 10 kg de peso se encuentra sobre los 20€ aproximadamente.
El coste real directo de un aborto, dependiendo de los precios de compra y venta de materias primas y producción respectivamente son de 346,5€ para el ovino de leche y de 253,76€ para el caprino de leche. A estos, habría que sumarles los indirectos que en este caso no los sumaremos a los cálculos, pero se estiman en torno a 300€ aproximadamente.
En el supuesto que el animal cuando aborte, entre en ordeño y aprovechemos la lactación esta sufre un descenso del 40% según datos recogidos por Agrored Asesores y Grupo GEO. Por tanto, el coste directo de un aborto en este supuesto sería de 91,5€ menos para el ovino de leche y 57€ menos para el caprino de leche, quedando un total de costes directos de 255€ para el ovino y 196,76€ para el caprino.
En diversos estudios en ovino y caprino se ha demostrado la eficacia de Coxevac® para controlar la excreción de la bacteria. Sobre todo, hay que destacar los protocolos de vacunación a largo plazo 4 años o más para tener resultados objetivos y poder controlar la enfermedad, como fue el caso de Bélgica (14) y Holanda (15).
La implementación de protocolos vacunales más la implementación de medidas de bioseguridad, son las medidas a corto plazo que hay que instaurar inmediatamente en una granja cuando tenemos un brote de Fiebre Q activo, si queremos controlar la clínica en futuras parideras y sobre todo la excreción de bacterias al medio (16, 17).
Los costes directos por abortos en una granja de ordeño son cuantiosos, sin tener en cuenta los indirectos, ya que dispararían al alza la cifra. Ha quedado demostrado en muchas publicaciones científicas la eficacia de la vacuna Coxevac® en el control de la clínica y reducción de la excreción de bacteria al medio, lo que conlleva una reducción drástica de los abortos en las siguientes parideras.
Por tanto, si reducimos en número de abortos de la granja vamos a disminuir directamente los costes causados por los abortos.
Como se ve representado en este cuadro, podemos afirmar que reduciendo un 4% los abortos de media anual en una granja, amortizamos el coste vacunal el segundo año de tratamiento, debido a la reducción de costes directos causados por los abortos.