Las pezuñas de las cabras crecen más deprisa que las de las vacas y ovejas, por lo que su revisión y recorte debe hacerse más a menudo, dependiendo del sistema productivo de nuestra explotación y las características del suelo. De lo contrario, aparecerán problemas de cojeras, infecciones podales, animales débiles y peores índices productivos.
Las pezuñas de la cabra, ¿por qué son especiales?
Las pezuñas son el tejido córneo que recubre los dedos de las cabras. Su anatomía, estructuras y composición son muy similares a las de vacas y ovejas. La domesticación ha ocasionado que sea necesario vigilar su estado y su crecimiento. En cabras, es todavía más importante, ya que al ser animales mucho más especializados en vivir en paisajes montañosos y agrestes, sus pezuñas evolucionaron para adaptarse a este desgaste continuo, y crecen más deprisa.
La pezuña de cabra es por lo general más compacta y de base más pequeña proporcionalmente que la de vaca u oveja, precisamente para poder mantenerse en pie en espacios muy pequeños como riscos y hendiduras en la pared rocosa. Asimismo, para sobrevivir y prosperar en este hábitat son animales muy ágiles, con un gran equilibrio, potencia muscular para saltar y rusticidad para resistir temperaturas muy bajas y aprovechar pastos leñosos de mala calidad.
Las consecuencias del sobrecrecimiento de la pezuña de cabra
Si no se realiza el arreglo y recorte de la pezuña de cabra, el tejido del casco crece sin control, se curva y aparecen recovecos, posiciones anormales de la extremidad y alteraciones óseas. Habitualmente es el dedo exterior el que crece más, resultando en una pezuña muy asimétrica y poco funcional. Los animales presentarán cojeras, que pueden ser más o menos graves, dificultad para tumbarse y levantarse y si no se recupera, el animal empeora progresivamente hasta no poder levantarse. Estos animales estarán extremadamente débiles, ya que no pueden desplazarse a los comederos y bebederos, y su sistema inmune se verá comprometido, disminuyendo sus probabilidades de curación y haciéndolos más susceptibles a otros procesos patológicos añadidos, además de empeorar sus índices productivos y reproductivos y presentar casos de aborto.
Las cabras toman la posición de “rezar” para desplazarse cuando el dolor en las extremidades anteriores es insoportable o cuando les es imposible andar por el propio sobrecrecimiento. Fuente: Biswarup Ganguly, CC BY 3.0.
Las enfermedades más comunes derivadas del sobrecrecimiento son las úlceras de la suela, las dermatitis digitales e interdigitales, los abscesos por cuerpo extraño punzante, la enfermedad de la línea blanca, la separación del casco de la pezuña y el pedero, “footrot” o dermatitis interdigital infecciosa. Cualquiera de estas patologías puede darse incluso con unas pezuñas perfectamente cuidadas, pero con mucha menos frecuencia. Una mala posición y un apoyo defectuoso constante lesiona además los tendones, ligamentos y articulaciones de la extremidad, que pueden prolongar la recuperación de la cojera o incluso dejar al animal tullido permanentemente, lo que será motivo de sacrificio.
¿Cómo afecta la cojera a nuestro sistema de producción? Fuente: Adaptado de Ferrer y Ramos (2008)
Los recovecos en los que se acumula materia orgánica proporcionan un lugar protegido a los microorganismos para asentarse y proliferar, especialmente microorganismos anaerobios, es decir, aquellos que crecen cuando no hay oxígeno en su entorno. Además, cuando la pezuña pierde su forma óptima el peso se distribuye de forma anormal y se ejerce más presión sobre la suela y los talones, en lugar de sobre los extremos de la pared de la pezuña. Al hundirse más por el peso la suela entra en contacto con la materia orgánica del suelo durante más tiempo, incrementando el riesgo de infección. La zona de la suela está menos queratinizada, es menos dura y, por tanto, más fácil de perforar por objetos e invadir por microorganismos, por lo que muchas patologías se originan en esta área.
Cómo se realiza el recorte
Cada animal es diferente, por lo que conviene llevar un registro individual por escrito, para saber cuáles necesitan una vigilancia más concreta y un recorte más frecuente, con rangos que van desde cada dos semanas a cada 3 meses. Por lo general, se recomienda hacerlo cada 6-10 semanas, y aprovechar días de lluvia ya que el casco estará más blando y facilitará el procedimiento.
Para realizar el recorte funcional de las pezuñas de las cabras se recomienda usar unas tijeras fuertes, bien afiladas y que podamos manejar con una mano, ya que la otra la usamos para sujetar la extremidad. También se necesitan guantes protectores para el operador, cepillo y agua para ayudarnos en la limpieza, solución desinfectante, polvo para coagular en caso de sangrado, y vendas. Conviene tener a mano tablillas y soportes ortopédicos en caso de sospechar de una enfermedad que requiera un tratamiento local específico.
Un buen manejo es imprescindible. La sujeción del animal debe hacerse de forma segura para el operario y para la cabra, y permitir la realización del recorte en el menor tiempo posible para reducir el estrés. Especialmente en el caso de la especie caprina, es esencial minimizar el estrés y que los animales estén “entrenados”, o al menos acostumbrados, a este proceso, ya que al realizarse tan frecuentemente puede convertirse en un grave problema. Para retener al animal podemos ayudarnos de otra persona, de una manga de manejo o de un poste inmovilizador, idealmente en alto, en el que se le sujeta la cabeza. Para facilitar la cooperación se le puede distraer con comida.
Se recomienda no empezar por las extremidades traseras, ya que el animal no sabe qué está ocurriendo y siente más miedo sobre lo que ocurre en su zona ciega. Una buena opción es hacer una extremidad delantera primero, luego las dos traseras y acabar en la otra delantera, así el proceso acaba en un momento de menos estrés.
El proceso de recorte de una pezuña sana es el siguiente:
- Sujetar la extremidad por la cuartilla.
- Retirar toda la materia orgánica posible de la suela del dedo externo, ayudándonos de la punta de la tijera, el cepillo y/o el agua.
- Recortar la pared del casco hasta ver tejido sano, primero la parte externa, luego la interna, y por último la punta, haciendo que la línea de corte sea paralela a las líneas de crecimiento de la pezuña.
- Recortar poco a poco los talones si estos lo requieren.
- Repetir el procedimiento con el dedo interno, de forma que queden del mismo tamaño y altura.
- Aprovechar este proceso para inspeccionar la suela, el espacio interdigital y el borde coronario, y presionar en busca de puntos internos de dolor.
En caso de que el animal cojee y sospechemos de una patología en la pezuña, habrá que proceder mucho más cuidadosamente, realizar cortes más pequeños y tratar de acuerdo con la enfermedad presente. En muchos casos será necesaria la intervención de un veterinario, ante cualquier duda consúltale.
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Equipo Ceva Salud Animal
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