El pastoreo es la profesión más antigua del mejor amigo del hombre. Desde que se domesticó a los lobos ya se les enseñó a vivir en convivencia y a salvaguardar la vida y la seguridad de los rebaños. Con los años, esta labor se fue especializando y los perros se seleccionaron con mayor cuidado para garantizar los mejores resultados. Con el auge de la ganadería intensiva esta figura se está perdiendo, pero los ganaderos que críen en extensivo sabrán que los perros pastores de ovejas puede marcar la diferencia.
Su “oficio” define sus características físicas y mentales
Históricamente el pastoreo se ha realizado en las zonas de Asia y Europa en las que se cría ganado vacuno, ovino y, en menor medida, caprino. Las cabras por lo general son más ágiles y pastan en zonas de difícil acceso, de forma que están menos expuestas a depredadores, y son más independientes y menos gregarias, por lo que la labor del perro pastor se complica y no es tan útil.
Los perros pastores de bovino también se llaman boyeros, y los de ovino, ovejeros (el Pastor Alemán, por ejemplo, también se llama Ovejero Alemán, aunque este segundo nombre es mucho menos famoso). Independientemente de la especie que supervisan, los perros pastores se dividen en dos grandes grupos, dependiendo de cuál sea la labor para la que se crían:
- Perros de guardia o “protectores”: su función es proteger al rebaño frente a robos y depredadores, mediante la intimidación y, si es necesario, físicamente. Suelen ser grandes o gigantes, tienen fuertes instintos de protección y, en caso de amenaza, de agresión. Además, su potente ladrido sirve tanto de disuasión como de alarma para los propietarios del rebaño. No agrupan al ganado ni lo acechan, sino que pasean entre los animales o por las zonas cercanas a ellos, atentos a cualquier señal de amenaza.
- Perros de carea o “conductores”: más pequeños, rápidos, ágiles, inteligentes y con fuertes instintos de alerta y agrupación. Su comportamiento alrededor del ganado es depredador, no pierden de vista a sus animales, y sus movimientos intencionados se dirigen a evitar la dispersión del rebaño.
El Pastor Alemán u Ovejero Alemán era originalmente un perro conductor de rebaños ovinos. Su inteligencia, obediencia y agilidad han hecho que sea una de las razas más empleadas como perro de trabajo (policía, militar, bomberos, etc.).
Un punto importante que diferencia a los perros de carea de los perros de guardia es la respuesta del rebaño hacia ellos. Es esencial para el desempeño de su función que las ovejas teman hasta cierto punto al perro conductor, ya que de ello depende que se muevan en la dirección opuesta a la que esté el can. Los perros protectores, por otro lado, no es necesario que inspiren miedo en el rebaño ni estimulen su instinto de huida. Por el contrario, si los animales están tranquilos en presencia del can, cualquier señal de alarma que los asuste será más llamativa y ayudará al perro a identificar posibles amenazas. En algunas regiones, a los cachorros de estos perros se los amamantaba con el rebaño, incluso directamente con leche de oveja o vaca, y rodeado de su olor. De esta manera, el ganado se acostumbraba a su presencia y el can identificaba al rebaño como su manada, fomentando su instinto protector.
Sin embargo, esta clasificación es muy rígida y no siempre se cumple a rajatabla. Hay muchas razas que se usan con ambos objetivos, capaces de guiar al rebaño y defenderlo si es necesario. Es el caso, por ejemplo, del Pastor Alemán o del Boyero de Berna. En general, muchos boyeros cumplen ambas funciones, ya que su gran tamaño, necesario para manejar ganado bovino, los hace también aptos para intimidar a posibles atacantes. En cambio, los perros típicamente pastores de ganado menor carecen de este tamaño y fuerza, y no suelen realizar esta doble función.
Las funciones de los perros pastores se complementan. Uno de ellos protege al rebaño de amenazas externas, y el otro mantiene la cohesión y evita que los animales se dispersen y se pierdan. Bajo licencia CC0.
¿Cuáles son las razas de cada tipo de perro pastor?
Existen muchas de razas de perros pastores, autóctonas cada una de su región, con más o menos diferencias morfológicas entre ellas. Los perros de guardia son más homogéneos: casi todos son gigantes de tipo moloso, robustos, de patas proporcionalmente algo cortas y cabezas grandes con mandíbula poderosa, descendientes del originario Mastín Tibetano, más o menos cruzados y seleccionados. En especial, muchas regiones montañosas tienen su propia raza de perro de guardia: los Pirineos, los Alpes, los Cárpatos, los Balcanes… Algunos ejemplos son el Boyero de Berna, el San Bernardo, el Mastín Español, el Perro de Montaña del Pirineo, el Pastor del Cáucaso, el Kangal o el Castro Laboreiro.
Una característica común de los perros molosos o molosoides es su cabeza, grande, de mandíbulas potentes y hocico corto. Estas cualidades hacen que su mordida sea poderosa y cause graves daños a los depredadores que se acerquen al rebaño. Alan Levine bajo licencia CC BY 2.0.
Las razas de perros de carea, en cambio, difieren mucho más en sus características físicas, tanto en tamaño, como en proporciones, tipo de pelo, tipo de hocico, comportamiento, etc., aunque por lo general son inteligentes y ágiles. Algunos ejemplos son el Border Collie, el Ovejero Australiano (que, curiosamente, se creó en España), el Pastor Alemán, el Pastor de los Pirineos de pelo largo o el Pastor Catalán.
Actualmente el perro de carea más extendido y utilizado en el mundo es el Border Collie, creado en Reino Unido a finales del siglo XIX y descendiente de perros pastores celtas (“collie” significa útil en gaélico). En las islas británicas se eliminaron los grandes depredadores hace siglos, por lo que no se necesitaban perros de guardia, y la selección y cruces se dedicaron a perfeccionar los perros pastores conductores, y a crear nuevas razas de compañía. El Border Collie destacó por su inteligencia, su obediencia y su agilidad, y por una forma de manejar al rebaño muy eficaz que imita a los lobos acechando a su presa, y se volvió muy popular.
En España hay una amplia tradición pastoril
Centrándonos en las razas españolas, es curioso que todas las razas autóctonas registradas son perros pastores o de caza, lo que define muy bien la cultura canina en nuestro país, antes del boom de las mascotas. Así como en otros países ya se empezó a seleccionar en los siglos XIX y XX a perros por su valor estético y de compañía, en España la cría de canes era ante todo práctica y dirigida a obtener animales inteligentes, obedientes, saludables y con una morfología e instintos ajustados a la tarea que se esperaba que desempeñaran (conducción o guardia de ganado, guardia de inmuebles o los distintos tipos de caza).
*FCI = Federación Cinológica Internacional (Organización Canina Mundial), organismo que reconoce las razas oficiales de perros que, entre otras cosas, pueden participar en concursos internacionales.
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