El pedero es una de las enfermedades más comunes de las pezuñas de las ovejas. Causada por la bacteria Dichelobacter nodosus, es un proceso muy doloroso y debilitante, que si no se trata a tiempo puede acabar con la muerte o la eliminación de muchos animales de un mismo rebaño.
Pedero o dermatitis infecciosa
Antes de hablar de pedero, hay que hablar de escaldadura. La escaldadura es una enfermedad infecciosa no contagiosa causada por la bacteria Fusobacterium necrophorum, comensal de muchos animales y presente en los suelos de las instalaciones, donde sobrevive mucho tiempo. Las lesiones aparecen en el espacio interdigital entre las dos pezuñas: aparece enrojecido, irritado y húmedo, y causa poca o ninguna cojera.
F. necrophorum, en condiciones normales, no es capaz de afectar a la piel de la oveja. Para causar enfermedad debe haber elevada humedad, calor, suelos encharcados con estiércol y barro acumulado, y que los animales tengan un peso elevado o una pisada anormal, de forma que sus pezuñas están más hundidas en el suelo y pasan más tiempo en contacto con materia orgánica y microorganismos.
La presentación de escaldadura predispone a la infección posterior o simultánea de otra bacteria mucho más virulenta, Dichelobacter nodosus, causante del pedero. Esta bacteria posee enzimas que digieren la parte córnea de la pezuña, permitiendo la penetración de los microorganismos hacia el interior de la pezuña formando pus, causando mucho dolor y consiguiente cojera, mal olor y posible desprendimiento del estuche córneo. Las cojeras son una causa muy importante de pérdidas productivas en las explotaciones ganaderas, ya que estos animales no se alimentan bien, pierden condición corporal, empeora su fertilidad y prolificidad, su producción de leche, etc.
También puede haber otras bacterias involucradas, pero suelen ser bacterias oportunistas secundarias. La imprescindible es D. nodosus, que sí es contagiosa. Es anaerobia, es decir, crece exclusivamente cuando no hay oxígeno en el ambiente, y sobrevive en el suelo solamente dos semanas, por lo que habitualmente la aparición de brotes en la explotación ocurre al compartir pastos entre varios rebaños. Entre animales de una misma explotación, el contagio es consecuencia de la convivencia en un mismo espacio.
Habitualmente cuando D. nodosus aparece en la explotación enferman más del 20% de los animales, a veces hasta el 80-100%. La expansión y la gravedad del cuadro dependerán de la virulencia de la cepa, del clima local y de las medidas de manejo aplicadas, además de la resistencia individual de cada animal.
Un buen manejo es garantía de prevención
Los factores de riesgo en cuanto al manejo son los mismos que para la escaldadura, ya que para que D. nodosus pueda actuar debe haber una lesión previa. Para prevenir la aparición de infección y síntomas, las medidas a tomar incluyen sobre todo protocolos higiénicos:
- Limpieza y desinfección periódica de suelos y camas, para eliminar la materia orgánica que da cobijo a bacterias y la humedad.
- Recorte funcional preventivo: cuanto mejor sea su pisada y su zancada y la posición de las pezuñas, mejor distribuido estará el peso. Además, eliminamos sobrecrecimientos que crean recovecos donde se acumula la materia orgánica.
- Una dieta completa en minerales y vitaminas.
- Pediluvios con sulfato de zinc o formol.
- Cuarentena de animales nuevos durante 3 semanas, comprobando sus pezuñas y realizando dos baños podales con sulfato de zinc antes de incluir a los animales en el rebaño principal.
- Gestión de pastos comunales: deben pasar al menos dos semanas en las que el pastizal esté vacío, para garantizar la ausencia o muerte de las bacterias causantes del pedero.
- Autovacunas: al haber varias cepas de nodosus con escasa o nula inmunidad cruzada, habría que vacunar de todas las cepas, lo cual es posible, pero poco eficiente y de corta duración. Las autovacunas ofrecen una alternativa: los laboratorios que ofrecen este servicio, fabrican la vacuna a partir del cultivo de muestras de uno de los animales afectados. Así, te aseguras de que se vacuna con la cepa presente en la explotación, y no otras.
Estas vacunas no suelen tener una gran eficacia preventiva, no impiden la enfermedad, pero hacen que sea mucho más leve y que cure antes, incluso sin aplicar tratamientos. Este efecto es patente también cuando el brote ya ha comenzado, por lo que en muchos casos se usan como tratamiento curativo, más que preventivo.
Dichelobacter nodosus y Fusobacterium necrophorum se encuentran en casi todo el mundo. En zonas secas y de suelos áridos su importancia es mínima, ya que resisten mucho menos en el ambiente y las pezuñas de las ovejas se mantienen secas y limpias. En estas situaciones el pedero es una enfermedad muy poco frecuente y si aparece, suele estar asociada a la estabulación.
La tulatromicina, el antibiótico de elección
En casos graves de enfermedad el material córneo está dañado en profundidad, hay abundante pus, cojera incapacitante, y puede haber otras bacterias o parásitos colonizando el tejido lesionado, empeorando el cuadro aún más. En estos casos lo más probable es que se acabe eliminando al animal, pues el tratamiento es largo y costoso y muchas veces la funcionalidad de la pezuña es irrecuperable.
Para evitar que se llegue a esto, debemos chequear a los animales regularmente, prestando especial atención a los que empiezan a cojear, aunque sea levemente. El tratamiento temprano incluye el recorte terapéutico de la pezuña para airear el tejido dañado y facilitar la llegada de los productos a la zona lesionada, baños con sulfato de zinc durante 15-30 minutos (no si hay heridas abiertas, ya que es muy doloroso e irritante) aplicados hasta varios días tras la mejoría, y antisépticos o antibióticos en espray o inyectables.
Antes de la aplicación de antibióticos sistémicos hay que discernir que, efectivamente, la enfermedad es pedero, y no otra de sintomatología similar, y confirmar la presencia de Dichelobacter nodosus, mediante cultivo laboratorial o mediante microscopía in situ, ya que la forma de la bacteria es bastante reconocible (alargada, con pequeños engrosamientos en los extremos).
Un antibiótico de aprobación reciente, registrado para usarse en casos leves a moderados de pedero ovino, es la tulatromicina. Se trata de un medicamento que impide la fabricación de proteínas de la bacteria, y con ello, su proliferación, y tiene una larga duración de acción. No se puede dar a hembras en lactación, pero sí se puede administrar hasta dos meses antes del parto, y también a animales de carne tanto adultos como corderos, solo hay que tener en cuenta el periodo de retirada en carne, 16 días.
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Equipo Ceva Salud Animal
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