El forraje es una pieza fundamental en la dieta del ganado rumiante y por ello muchos ganaderos optan por producirlo para alimentar a sus animales a un coste económico. Además, en muchas granjas de la Cornisa Cantábrica condicionadas por el clima y la lluvia, la hierba o el forraje ensilado se convierte en un factor esencial para abastecer al ganado durante gran parte del año.
Alfalfa o raygrás son dos de los cultivos más comunes dedicados a forraje, y aunque su ensilado y conservación es una práctica tradicional y común, es recomendable seguir una serie de pasos específicos para que una vez segado y seco, mantenga todas sus propiedades y nutrientes.
Ensilar consiste en conservar un forraje verde mediante su correcto secado y fermentación.
Una vez sembrado, el momento óptimo para cortar la hierba es antes del espigado, siendo recomendable el cuando el cultivo tenga una mayor proporción de hoja que de tallos para no perder su digestibilidad. Por ello, es importante elegir bien la fecha del primer corte, porque a partir del espigado, se produce una reducción de la calidad.
Después del corte del forraje, se recomienda dejar la hierba en forma de cordón, con unas franjas anchas a ambos lados para beneficiar un proceso de secado más rápido. De esta manera, según algunos estudios, en unas diez horas se puede alcanzar un 65% de materia seca, adquiriendo una calidad que se preserva mejor porque hay una mayor fermentación, con más cantidad de ácido acético y láctico que, por ejemplo, en el vacuno, favorece una mayor producción de leche.
El ensilado puede generar problemas cuando la materia seca es inferior al 25%, ya que se degradan los aminoácidos y el ácido láctico, se produce ácido butírico, lo que reduce la ingesta por parte del animal y se aumenta el pH del ensilado, lo que permite el crecimiento de otros organismos nocivos.
Existen tratamientos correctores que ayudan a conseguir una correcta fermentación en los procesos de ensilado, como son los ácidos fórmico o sulfúrico; las pulpas desecadas o melazas, los inoculantes microbianos, las enzimas... Estas sustancias aceleran la reducción del pH, su fermentación, aumentan la materia seca e incorporan azúcares a la hierba.
Conseguir mantener estable y conservar la hierba en ópticas condiciones es otro factor decisivo del ensilado. Y en esta parte, el picado de la hierba también es un paso determinante, ya que si se pica a una longitud entre 15mm y 30mm es lo suficiente para reducir las bolsas de aire en el interior de la pila, evitar la penetración de oxígeno en la hierba y mantener mejor la estabilidad aeróbica del ensilado.
Asimismo, también es decisivo llevar a cabo una buena compactación de la hierba, extendiendo el forraje picado en capas no muy gruesas, utilizando el tractor más pesado y aumentar el tiempo de pisado. Cuanto mayor sea el porcentaje de materia seca, hay que compactarlo más.
Se recomienda rellenar el silo y cerrarlo una vez que se ha finalizado el pisado. Es importante asegurarse un correcto cierre y sellado para evitar la infiltración de aire. Por ello, se aconseja tapar el ensilado con varias capas de plástico: una primera transparente que evita la entrada de oxígeno, una segunda de plástico exterior bicolor y una lona de protección. Además, se puede ayudar a la compactación utilizando sacos de arena.
Es preferible hacer varios silos altos, largos y estrechos y también es mejor hacer varios pequeños a uno de gran tamaño.
Si todo el proceso ha sido el correcto, el producto del ensilado será de color verdoso o amarillento, con un ligero olor a vinagre y un sabor ácido. Si el olor no es a vinagre, la hierba no ha fermentado a la temperatura deseada y si el color es marrón oscuro o negro, la hierba será menos digestible. Cuando el olor es desagradable y se detectan zonas con moho indica que el silo ha perdido todo su valor nutritivo.
En el caso de que el proceso de realización de un silo haya sido el adecuado y se conserve de forma adecuada, el alimento se puede preservar hasta tres años.
En este sentido, aunque el ensilado es una práctica convencional muy extendida en la ganadería de rumiantes, sigue siendo una alternativa recomendable para los ganaderos ante la situación de los mercados de cereales que condicionan el precio de los piensos compuestos y del clima, que puede limitar la producción de forrajes.