En el artículo Cómo es el parto de las vacas y cómo reconocer distocias describimos el desarrollo normal de un parto en la especie bovina y qué signos en el comportamiento de la madre pueden indicar que algo no está transcurriendo como debería. En este artículo vamos a continuar profundizando en este tema, el parto distócico, prestando especial atención a las posiciones del ternero que complican su salida del útero.
Lo más normal es que los partos de nuestras vacas se produzcan con normalidad y no necesiten ayuda humana. En caso contrario, nos encontramos con un parto distócico.
Un breve repaso a los signos de un parto difícil
Cuando se acerca el momento del parto, la vaca está inquieta, la vulva se encuentra inflamada y la cisterna del pezón se dilata. Durante unas 2 a 8 horas la vaca permanece en este estado, hasta que empieza la dilatación del canal del parto y el ternero se posiciona con el hocico y las extremidades delanteras dirigidos hacia la salida del útero. La dilatación y el posicionamiento duran de 2 a 6 horas, y finalmente comienza la expulsión, que se prolonga entre media hora y 2 horas.
El alargamiento de alguna de las fases, especialmente la fase de dilatación, sin que veamos asomarse al ternero por la vulva, es una de las señales que deben hacernos sospechar de una posible distocia. Igualmente, si las bolsas fetales empiezan a salir y se rompen, pero el ternero no comienza a expulsarse, es muy posible que haya algún problema. Los partos distócicos son muy dolorosos para la vaca, por lo que, si muestra signos de mucha incomodidad, no se quiere tumbar, o se tumba y se levanta repetidamente, es posible que sea un indicio de que no puede expulsar el feto correctamente.
¿Qué puede ocasionar un parto distócico?
Podemos separar las causas de distocia en tres grandes bloques:
- Imposibilidad anatómica de que el ternero atraviese el canal del parto: anomalías en la anatomía de la vaca primípara, incompatibilidad con el tamaño del ternero o terneros anormalmente grandes o deformes.
- Fallos de manejo que repercuten en la capacidad de la vaca para expulsar al feto: deficiencia de vitaminas o minerales, especialmente de calcio, que causan debilidad en la vaca.
- Posicionamientos erróneos del ternero: la posición normal, con las extremidades delanteras extendidas y la cabeza entre ellas dirigidas hacia el canal del parto, es la única que no causa complicaciones. Cualquier otra posición que adopte el ternero entraña, en mayor o menor medida, riesgo de distocia.
Hablar de posición del ternero no es del todo exacto. La localización en el útero se define según cuatro conceptos:
- Presentación: puede ser longitudinal o transversa, es decir, la columna vertebral del ternero está alineada con la de la vaca, o está perpendicular a ella. Lo normal es longitudinal.
- Orientación: describe la parte del cuerpo del ternero que queda más cerca del canal del parto. Puede ser craneal (la cabeza), caudal (el extremo posterior, ya sean las patas o las nalgas), ventral (el vientre) o dorsal (la espalda). Lo normal es craneal.
- Posición (propiamente dicha): ilustra hacia dónde se enfoca la espalda del ternero respecto de la madre. Puede ser dorsosacra (ternero “boca abajo”), dorsopúbica (ternero “boca arriba”), dorsoilíaca derecha o dorsoilíaca izquierda (ternero girado hacia uno u otro lado). Lo normal es dorsosacra.
- Postura: define la localización de las extremidades y la cabeza del ternero respecto a su cuerpo. Cada una de ellas puede estar extendida, flexionada o desviada.
De acuerdo con los cuatro conceptos anteriores, describimos a continuación algunos posicionamientos anormales:
- Orientación caudal o “de nalgas”: el feto se encuentra con la cabeza orientada en la dirección contraria al canal del parto. Es la única posición anómala que puede llegar a producir un parto exitoso sin ayuda externa, si las extremidades posteriores están extendidas y estimulan la dilatación del canal del parto.
- Presentación transversa: el feto no está alineado con el canal del parto. Un movimiento de versión por parte del veterinario o el ganadero puede lograr recolocar al ternero y ponerlo en presentación longitudinal, ya sea craneal o caudal.
- Posición dorsopúbica, o dorsoilíaca: el feto está rotado (boca arriba o de lado). El veterinario, ganadero u operario que asista el parto realizará una fuerza de rotación. Es muy importante que la cadera del ternero, su punto más ancho, atraviese la pelvis de la madre en diagonal.
- Posturas indebidas de las extremidades: todo lo demás puede ser normal, pero el ternero tener uno o los dos carpos, codos u hombros flexionados, la cabeza hacia delante, hacia atrás o hacia un lado, la cadera flexionada de forma que las patas traseras están adelantadas, etc. Estas posturas anómalas obstaculizan el paso fluido del ternero por el canal del parto.
En caso de parto distócico, es necesario llamar al veterinario. Dependiendo de la causa de la distocia y del estado de la vaca y del ternero, la resolución puede requerir medicación (hormonas, calcio, analgesia, etc.), una cesárea, una fetotomía o las maniobras obstétricas necesarias para intentar recolocar al ternero y extraerlo por la vagina.
Una vez corregido el defecto, suele ser necesario ayudar a la expulsión mediante fuerzas de tracción, con cuidado de no lesionar a la vaca (desgarro de útero, prolapso, etc.) o al ternero (presión en el tórax, heridas, rotura de huesos, etc.).
En caso de parto distócico, es posible ayudar a la vaca a expulsar al ternero, ya sea recolocándolo en el útero o, si está bien posicionado, simplemente aplicando tracción, ¡con cuidado de no lesionar el útero!
Los fetos demasiado grandes son el problema más común
La prevalencia del parto distócico varía entre aptitudes, razas y, sobre todo, edades. En el ganado cárnico las distocias ocurren con mucha mayor frecuencia en primíparas que en multíparas: estudios en razas de carne británicas revelan que un 20% de las hembras presentan dificultades en su primer parto, frente a un 3% en partos sucesivos.
La causa más habitual de distocia en el ganado bovino es la incompatibilidad fetopélvica, es decir, que el ternero sea demasiado grande para que la hembra sea capaz de expulsarlo. Esto es especialmente frecuente en las razas lecheras, en las que los especímenes se han seleccionado en las últimas décadas principalmente por su productividad de leche, dejando de lado factores como el tamaño de la pelvis y la facilidad de parto. En estas vacas, el riesgo de desproporción fetopélvica aumenta con el uso de semen de razas cárnicas para obtener terneros de genética mixta. La tendencia en los últimos años en estos casos es realizar cesáreas en lugar de maniobras obstétricas, ya que se ha visto que se obtienen mejores resultados para la salud y la productividad de la vaca y del ternero.
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Equipo Ceva Salud Animal
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