Entre las 38 razas autóctonas en peligro de extinción de ganado ovino que tenemos en España, encontramos cuatro razas propias de las islas Baleares: la Mallorquina, la Menorquina, la Ibicenca y la Roja Mallorquina.
Todas ellas se consideran razas de origen mixto, producidas del cruce entre ovejas de la Península más o menos primitivas (llamadas del tronco ibérico) y otras traídas por los comerciantes del mediterráneo a lo largo de los siglos (desde Córcega, Cerdeña, etc.). Mención especial merece la Roja Mallorquina, cuyos genes tienen parte de origen africano que le otorga ciertas particularidades, la más evidente, su color. Las demás, sin sangre africana, son de color crema (ocasionalmente negras) y lana entrefina-basta larga.
Varias de estas razas se encuentran entre las más prolíficas de España, particularmente la menorquina, con la impresionante cifra de 1,9 corderos/parto, a la altura de la raza sintética Salz. La Roja Mallorquina no se queda muy atrás, con 1,6 corderos/parto de media, mientras que la Ibicenca y la Mallorquina se posicionan más bien abajo en la tabla, con prolificidades en torno a 1,2-1,3 corderos/parto. Además de tener más partos dobles, no son estacionales, es decir, su fertilidad no varía con los meses, por lo que pueden producir corderos a lo largo de todo el año.
En general todas ellas son razas extremadamente rústicas, adaptadas al clima y a la vegetación propios de las islas, y especialmente resistentes a la sequía. Se crían en rebaños pequeños, en extensivo, con poca supervisión de los propietarios, y no se les suelen aplicar técnicas productivas modernas como tratamientos hormonales de sincronización de celos. Antiguamente se ordeñaban, ya que todas ellas cuentan con producciones lecheras medias, pero durante muchos años su único producto fue la carne. Actualmente se está recuperando esta tradición lechera para la fabricación de quesos artesanales.
La Ovella Mallorquina es la más abundante, con unos 14.000 reproductores adultos, entre machos y hembras. Se han descrito dos variedades, la de Montaña y la de Llano, habiéndose adaptado a climas distintos y aislados entre sí. En general, la de Montaña es más pequeña, y los machos de ambas variedades suelen tener cuernos.
Está adaptada a climas rigurosos con frecuentes sequías y suelos pobres con plantas poco nutritivas, y tal vez por eso su crecimiento es por lo general lento, con pesos a los 90 días de 20-25 kg, por lo que se suele esperar y vender corderos de más edad, de tipo pascual. Desde 2013 cuenta con el logotipo Raza Autóctona 100%, que incluye sus productos cárnicos y laneros, y en la actualidad se está trabajando para crear la marca de cordero “Mè de raça Mallorquina”.
Tiene un importante papel medioambiental de prevención de incendios, y sociocultural a la hora de fijar población rural en una isla cada vez más dominada por el turismo.
Las ovejas de raza Mallorquina tienen un vellón tirando a rojizo, y es frecuente que los machos tengan cuernos. Cedido por Serveis Millora Agrària i Pesquera (SEMILLA).
La Ovella Menorquina o Bé Menorquí tiene un censo mucho más reducido, de unas 3.500 ovejas adultas. También desde 2013 sus productos pueden acreditarse con el logotipo Raza Autóctona 100%.
En general, el producto principal de esta raza son los corderos lechales (Anyell de Llet, marca registrada de cordero de Menorca). Suelen criarse en explotaciones pequeñas, con regímenes extensivos, en los que las ovejas tienen acceso a un cercado en el que pastan a su antojo, con mínima supervisión, y conviven con el macho todo el año. Es sorprendente que, aun en estas condiciones de bajo o nulo manejo reproductivo (flushing, efecto macho, etc.) y alimentación precaria logren ser tan prolíficas (como ya hemos mencionado en la introducción, 1,9 corderos/parto). También es destacable su temprana precocidad sexual, de 9 meses al primer celo.
En cuanto a su producción láctea, es media, unos 60-80 litros por lactación, aunque en la mayoría de explotaciones no se ordeña. Únicamente dos ganaderías producen quesos de oveja Menorquina: Torre Trencadeta y Torralbet de Ciutadella. En la DOP “Queso de Mahón-Menorca” está contemplado que incluya en sus ingredientes leche de oveja de esta raza hasta en un 5%, pero casi nunca se hace, ya que resulta mucho más rentable la utilización de leche de vaca.
La cabeza de la oveja Menorquina destaca por su finura, su hocico afilado y su perfil recto. Cedido por Serveis Millora Agrària i Pesquera (SEMILLA).
La raza Ibicenca u Ovella Eivissenca es la que tiene un menor censo de todas las razas autóctonas españolas, con tan solo 290 cabezas de hembras reproductoras repartidas entre las islas de Ibiza y Formentera.
El programa de conservación de esta raza es relativamente reciente, de 2004, y su asociación de criadores se estableció en 2005, y al ser una raza tan minoritaria no cuenta con muchos miembros (19 explotaciones en 2015), lo que dificulta su desarrollo.
Anyell d’Eivissa es una marca de calidad registrada de cordero nacido y criado en la isla en régimen extensivo tradicional, aunque no está limitada a esta raza, ya que con su pequeño censo no habría suficiente producción.
En un estudio publicado en 2015 se investigaron los marcadores genéticos de las razas baleares, y se encontró que tenían poco en común con las razas de la Península y que, de las cuatro razas, la Ibicenca era la más alejada genéticamente del resto de razas autóctonas españolas.
Las ovejas de raza Ibicenca tienen capas heterogéneas, blanca, blanca moteada y negra. Sus orejas son pequeñas y horizontales, no caen, y su cola es larga. Cedido por Serveis Millora Agrària i Pesquera (SEMILLA).
La Roja Mallorquina, también llamada Tripolitana por su origen norteafricano, o Coete, que hace referencia al grosor de la cola, destaca por su piel de color rojo bajo un vellón de color marfil amarillento. Cuenta con el logotipo Raza Autóctona 100% desde 2019.
Su leche se emplea para producir queso como producto secundario de la cría de los corderos, característico porque la leche es muy grasa y se hace de forma artesanal con cuajo de origen vegetal (cardo). Gracias a la cada vez mayor popularidad de este queso se está recuperando su censo en la última década, actualmente se contabilizan más de 4.000 ovejas adultas.
Suele producir corderos pesados para el mercado Halal/del Norte de África o, más recientemente, embutidos, como la Llonganissa de Mè Mallorquí. Además, cabe destacar su labor medioambiental, ya que al explotarse en extensivo limpian el sotobosque de arbustos, ayudando a prevenir incendios, y diseminan sus heces abonando el campo.
Las ovejas de raza Roja Mallorquina son muy llamativas por su color, vellón blanco sobre piel de color rojo intenso. Este color le viene dado por sus orígenes genéticos del norte de África. Cedido por Serveis Millora Agrària i Pesquera (SEMILLA).