La oveja carranzana es una raza ovina autóctona destinada principalmente a la producción de leche, aunque también se aprovechan la carne de sus corderos, y la lana.
La oveja carranzana es una raza autóctona de fomento española. Tiene perfil convexo a ultraconvexo, sus proporciones son alargadas y sus orejas son largas. El vellón es blanco y abierto, de lana larga, basta y gruesa. Las ovejas suelen ser mochas o tienen cuernos muy pequeños. Los cuernos de los machos son más grandes y tienen forma de espiral.
Se conocen dos variedades de oveja carranzana:
La población más importante de la oveja carranzana se localiza en el Valle de Carranza de Vizcaya. El resto se extiende hacia el oeste formando una estrecha franja que atraviesa Cantabria, el norte de León y el sur de Asturias.
Se cría en régimen extensivo aprovechando los pastos en las épocas en las que son abundantes, suplementando con forrajes y concentrados en apriscos en las épocas del año de clima adverso.
La oveja carranzana pertenece al tronco churro, que deriva de un antecesor común llamado Ovis aries studery. Esta era una especie ovina que ya existía durante el Paleolítico y el Neolítico. De ella descienden otras razas como la churra y la latxa, con las que la carranzana está emparentada. Estas razas tienen una morfología muy similar y elevada rusticidad o capacidad de adaptación al medio que habitan.
La raza carranzana participa, junto con la latxa, en la producción del queso comercializado bajo la Denominación de Origen Protegida Idiazábal. El idiazábal es uno de los quesos más apreciados de nuestra gastronomía y de los más premiados, incluso a nivel europeo.
Por su perfil convexo o acarnerado, las ovejas carranzanas están muy adaptadas al clima frío y de montaña con elevada pluviometría. Esto les permite desarrollar una producción muy ligada al entorno, ya que aprovecha los recursos naturales de zonas rurales desfavorecidas que otras especies ganaderas no aprovechan.
Los ingresos principales que genera en las explotaciones proceden de la leche destinada a la producción de queso idiazábal. La producción de carne es complementaria y genera ingresos adicionales, y últimamente se está aprovechando la lana y elementos artesanales tejidos como subproductos de alto valor añadido que se ofrecen a poblaciones urbanas que desean vincularse con el medio rural.
Por estas características, el valor sociocultural y medioambiental de la raza carranzana radica en: