La medicina preventiva veterinaria es una estrategia fundamental en la ganadería de rumiantes. Su objetivo no es solo tratar enfermedades una vez que aparecen, sino prevenirlas de forma sistemática, lo que mejora la rentabilidad, la salud animal, la inocuidad alimentaria y el bienestar humano. A continuación, se desarrollan sus pilares clave.
La medicina preventiva integra medidas planificadas como vacunación, desparasitación, nutrición, bioseguridad y monitorización veterinaria periódica. Este enfoque integral, también llamado salud del rebaño o herd health, busca mantener la productividad incluso en animales clínicamente sanos. La planificación debe adaptarse a las características de la explotación, las especies presentes, el tipo de producción y las condiciones ambientales.
El enfoque One Health reconoce la interdependencia entre la salud animal, humana y ambiental. Aplicado a la producción animal, implica que un rebaño bien gestionado no solo es más productivo, sino que también es un rebaño más sano, disminuyendo el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas, reduciendo el uso de antibióticos y favoreciendo la sostenibilidad. Prevenir enfermedades en los rumiantes ayuda a proteger la salud pública y conservar los recursos naturales.
La vacunación es una de las herramientas más eficaces dentro de la medicina preventiva. Los planes vacunales deben diseñarse en función de la especie, el sistema productivo, la edad de los animales y la situación epidemiológica de la zona. Entre las enfermedades más comunes a prevenir se encuentran:
El calendario vacunal debe ser sistemático, registrado y adaptado a cada explotación, con supervisión veterinaria.
Los parásitos internos y externos representan una causa significativa de pérdidas productivas y sanitarias. La desparasitación debe realizarse de manera estratégica, basada en diagnóstico coprológico y evaluación de riesgo, no de forma empírica. Algunos principios del control antiparasitario incluyen:
Una correcta gestión parasitaria contribuye a la eficiencia alimentaria, el bienestar y la sanidad del rebaño.
Una nutrición adecuada refuerza el sistema inmune y previene múltiples enfermedades. Dietas mal balanceadas favorecen trastornos digestivos, metabólicos y reproductivos. Las claves de una buena alimentación incluyen:
El veterinario debe psiempre participar activamente en el manejo preventivo. Las visitas programadas permiten:
El trabajo conjunto y sistemático entre veterinario y productor permite implementar programas sanitarios personalizados, con objetivos claros y evaluables.
Cada plan preventivo debe adaptarse a las características específicas de cada sistema productivo, debiéndose valorar con la finalidad de conseguir:
La medicina preventiva es la base de una ganadería profesional, rentable y sostenible. Apostar por la prevención es invertir en el futuro de la explotación, en la salud de los animales y en la seguridad de los alimentos que consumimos. Un rebaño sano comienza mucho antes de que aparezca la enfermedad: empieza con planificación, conocimiento y compromiso.