La mastitis de los pequeños rumiantes es la inflamación de la ubre de las ovejas y las cabras. La causa más común es una infección, que se transmite de unas a otras durante el ordeño. Estas infecciones causan alteraciones de la composición de la leche, pérdidas económicas y riesgos sanitarios para los consumidores.
Causas y consecuencias de la mastitis de los pequeños rumiantes
La mastitis de los pequeños rumiantes está producida por una infección, porque los microorganismos entran en la ubre a través del pezón y causan una inflamación del tejido mamario. Una forma de clasificar las mastitis de los pequeños rumiantes tiene en cuenta los síntomas de las ovejas y las cabras afectadas:
- La mastitis clínica provoca alteraciones visibles de la leche (coágulos, secreción con aspecto de suero, o con pus o sangre); la ubre está inflamada, dura, caliente, puede tener bultos al palparla y a veces está dolorida.
- La mastitis subclínica pasa desapercibida porque las cabras y las ovejas están aparentemente normales y la leche no está alterada a simple vista. Pero hay una infección e inflamación activa que hace que el recuento de células somáticas esté aumentado.
La consecuencia más grave de la mastitis en los pequeños rumiantes es la pérdida de producción de leche. A partir de un recuento de células somáticas de 200.000 células/ml la explotación ya tiene pérdidas de producción y de rentabilidad por mastitis subclínica y se necesita implantar un programa de control.
La interacción de factores que desencadenan la mastitis
La mastitis de los pequeños rumiantes es un problema complejo que se desencadena por la interacción simultánea de varios factores:
- Los microorganismos: es más frecuente que las infecciones de la ubre estén provocadas por bacterias, pero en ocasiones pueden actuar hongos y levaduras. La bacteria implicada con más frecuencia es Staphyloccus aureus. Otro ejemplo de una afección mamaria grave es la agalaxia contagiosa de las ovejas y las cabras, causada por especies de Mycoplasma.
- Los animales: algunas ovejas y cabras son más sensibles a padecer mastitis. Se debe a factores genéticos, lesiones de los pezones, trastornos metabólicos, y enfermedades que disminuyen el funcionamiento de su sistema inmunitario.
- El medio ambiente: es la fuente principal de infecciones para la ubre de los pequeños rumiantes. Las ovejas y las cabras pueden contraer mastitis durante el ordeño si la higiene no es correcta, o al tumbarse sobre camas excesivamente sucias y contaminadas.
Recomendaciones para prevenir y controlar la mastitis en los pequeños rumiantes
Para mantener un rebaño con buenas condiciones sanitarias y reducir al máximo la presencia de mastitis, lo ideal es plantear un programa de prevención y control de mastitis. Todos los programas preventivos deben incluir estos elementos:
- Limpieza y desinfección de las instalaciones y las camas.
- Higiene en el ordeño y mantenimiento de la máquina de ordeño. En la rutina de ordeño es crucial seguir unas medidas de higiene estrictas para evitar la transmisión de infecciones. Los pezones deben estar limpios y secos antes de aplicar las pezoneras, o se limpiarán con toallitas de uso individual. La presión de vacío aplicada debe ser correcta y estable para evitar daños a los pezones, o la entrada de aire y microorganismos. Al hacer el despuntado y apurado manuales las manos de los ordeñadores deben estar limpias y desinfectadas, o se usarán guantes.
- Aplicar el baño de pezones a todas las ovejas y cabras después de cada ordeño, que cubra el pezón entero.
- Tratamiento de mastitis clínicas con antibióticos, después de hacer un cultivo y un antibiograma para conocer la sensibilidad, también de leche de tanque.
- Eliminación de animales con infecciones crónicas. Las ovejas y cabras que después de pasar por el periodo de secado no hayan superado las mastitis de la lactación anterior se deben eliminar del rebaño, porque son una fuente de infección constante.
- Autovacunas y vacunas, que estimulan la respuesta inmunitaria de la ubre y ayudan a superar las infecciones.
- Tratamiento de secado al final de cada lactación para eliminar las mastitis subclínicas.
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