¿Quién no ha visto a su veterinario tomar muestras con un bastoncillo, o sacar sangre, o meter fragmentos de órganos de animales muertos en botecitos? Estas muestras se envían a laboratorios veterinarios de análisis y diagnóstico, donde se llevan a cabo las pruebas pertinentes para cada tipo de muestra y enfermedad que el veterinario sospeche: pruebas de diagnóstico, evaluación del funcionamiento de un tratamiento o monitorización de la evolución de enfermedades conocidas en la explotación.
La mayoría de estas pruebas son muy específicas y de alto nivel técnico, y requieren materiales, máquinas e instalaciones especiales. Debe llevarlas a cabo personal cualificado, formado en la realización de estas técnicas y en la valoración justificada de sus resultados. Dentro de un laboratorio veterinario trabajan técnicos y auxiliares de laboratorio, salidos de carreras de ciencias naturales o de la salud (biología, bioquímica, biotecnología, química, veterinaria o medicina) o de FP especializadas (grados medios y superiores). Los informes oficiales los realizan generalmente veterinarios patólogos especializados.
En un laboratorio se pueden hacer muchos tipos de pruebas, que englobamos en cinco grandes grupos:
En los laboratorios veterinarios existe una enorme variedad de técnicas cuyo objetivo es identificar cuál es el agente infeccioso que está causando la enfermedad en el individuo o en la explotación. Requieren que el agente se encuentre físicamente en la muestra tomada, lo que no siempre es fácil. Algunas de las más usadas son:
El cultivo microbiológico: se investiga qué microorganismos crecen en un medio de cultivo. Se emplea sobre todo para bacterias (los hongos tardan mucho en crecer y los virus son muy complejos de cultivar). Tiene el inconveniente de que el agente puede morir desde que se toma la muestra hasta que se cultiva, por lo que puede no crecer nada y en realidad sí ser la causa de la enfermedad (a esto se le llama “falso negativo”).
Pruebas de reacción entre anticuerpos creados en el laboratorio y el microorganismo presente en la muestra. Son más rápidas, pero en algunos casos pueden dar resultados erróneos al reaccionar con otros patógenos distintos al que se busca (en este caso, será un “falso positivo”).
PCR (siglas en inglés de “reacción en cadena de la polimerasa”). Es una técnica más moderna que es capaz de detectar los genes de cualquier microorganismo (bacterias, hongos, protozoos y virus). Detecta cantidades pequeñísimas de material genético y no deja lugar a dudas sobre la identidad del agente. Antes era muy cara y no se usaba apenas en ganadería, pero cada vez se abarata más y va cobrando importancia.
También incluimos en este grupo los análisis coprológicos. A partir de muestras de heces se pueden hacer cultivos microbiológicos u observación microscópica para buscar huevos de parásitos.
Lo más habitual es medir si hay o no anticuerpos presentes en la sangre, y en qué cantidad. Estas técnicas están limitadas por el propio funcionamiento del sistema inmune en cada enfermedad: cuánto tardan en empezar a aparecer los anticuerpos, cuánto duran, y si es posible diferenciar anticuerpos frente a la vacuna de aquellos frente al microorganismo de campo. Las pruebas ELISA son las más conocidas y extendidas por su rapidez, precio y fiabilidad.
A diferencia de las anteriores, no pretenden identificar el agente causante de la enfermedad, sino que aportan datos sobre el estado del animal afectado. Los valores que se salgan de los rangos de normalidad establecidos pueden ayudar al veterinario a entender qué está ocurriendo en el organismo y le orientan hacia cuáles pueden ser las causas. Son muy útiles, además, a la hora de diseñar un plan de tratamiento, ya que destacan las anomalías que se deben resolver.
Hematología: recuento de células de la sangre (glóbulos rojos y su tamaño, glóbulos blancos y su tipo y plaquetas). Fundamentalmente aporta información sobre anemias, deshidratación e inflamación aguda o crónica.
Bioquímica: tanto en sangre como en orina, consiste en medir la concentración de ciertas moléculas y componentes químicos (colesterol, hormonas, vitaminas, azúcar…). Algunos de los más útiles son la urea y la creatinina, que indican un fallo en los riñones, o las enzimas hepáticas, que señalan un fallo en el hígado.
Muchas enfermedades causan patrones de destrucción concretos en los órganos afectados, tanto en el órgano a simple vista (examen macroscópico o anatomopatológico) como a nivel de sus células y componentes extracelulares (examen microscópico o histopatológico). El examen del cadáver y los órganos habitualmente lo realiza el veterinario en la explotación, mientras que la observación microscópica detallada la realizan los patólogos en los laboratorios veterinarios. Además de ser útil en enfermedades infecciosas, en no infecciosas es imprescindible, y más particularmente en el diagnóstico y clasificación de tumores y su gravedad (lo que llamamos “grado de malignidad”).
Análisis toxicológico para encontrar sustancias venenosas dañinas.
Secuenciación genética de individuos (útil en programas de selección, cruzamiento y mejora de razas).
Pruebas de sensibilidad antibiótica o antibiogramas. Permiten comprobar si existen resistencias frente al patógeno encontrado y elegir el antimicrobiano más apropiado para combatirlo. La realización de antibiogramas está muy recomendada.
Fabricación de autovacunas a partir de muestras de cada explotación concreta. Las autovacunas son una novedosa opción de tratamiento y prevención frente a patógenos para los que no existe una vacuna comercial.
La sangre es uno de los tipos de muestras más usados, ya que de ella se puede extraer mucha información sobre el estado de salud del animal.
Gracias a los avances realizados en el campo del análisis laboratorial y a su progresivo abaratamiento se ha conseguido poner estos servicios al alcance de la mayoría de granjas. Es posible acelerar el diagnóstico y el tratamiento, con lo que se reducen el tiempo en el que el animal sufre los síntomas de la enfermedad, los daños a largo plazo y las pérdidas productivas, y se minimiza la diseminación en el caso de las enfermedades infecciosas. Además, se gana tiempo para aplicar medidas preventivas al resto de animales, ya sea en forma de vacunas, cuarentenas, técnicas de manejo…
Reduciendo la gravedad de las enfermedades de los animales, aplicando tratamientos más específicos y favoreciendo la toma de decisiones justificadas estamos impulsando no solo la mejora de la salud animal, sino también la de la sanidad humana.
En Ceva Salud Animal, creemos que un buen diagnóstico es básico para poder tomar medidas eficientes que solucionen los problemas sanitarios que hacen perder miles de euros al año a las ganaderías. Por eso, apoyamos al sector con servicios como el servicio de analíticas reproplus, donde analizamos casos de abortos en ovino y caprino de muestras enviadas por los veterinarios de las explotaciones ganaderas. Descubre más sobre el servicio en el siguiente enlace: Formulario de análisis de abortos "SERVICIOS REPROPLUS" / Servicios / Ceva Spain y consulta a tu veterinario y al responsable de Ceva en tu zona si quieres más información.