La sarna es una enfermedad cutánea causada por ácaros parásitos, que afecta a muchos animales (tanto mamíferos, como aves y al ser humano). En general, estos ácaros tienen todos un mecanismo patogénico similar en los animales afectados: habitan la piel, consumiendo queratina y restos celulares y dejando sus heces, que causan una reacción alérgica en el animal infestado. Esta reacción alérgica es la que produce los síntomas, que se caracterizan por picor más o menos intenso, pústulas, costras, engrosamiento de la piel y pérdida de pelo y lana.
Los ácaros viven en la piel y originan una dermatitis debilitante
Toda la vida (el ciclo biológico) de estos ácaros ocurre enteramente en la piel del hospedador, es decir, no hay una fase “libre” en la que el parásito abandone al animal (un caso contrario es, por ejemplo, la pulga, que pone los huevos en el suelo, y las larvas que eclosionan viven en el medio exterior). Los adultos viven en la piel, copulan, el macho muere y la hembra se introduce en la capa más externa de la piel. Va avanzando, cavando túneles, y poniendo huevos durante el recorrido. Las larvas eclosionan, se alimentan de queratina y emergen a la superficie, donde seguirán creciendo hasta llegar al estadio adulto tras 25-20 días.
Las pérdidas asociadas a la sarna ganadera son cuantiosas, no por ser una enfermedad muy dañina ni con una alta letalidad, sino porque el prurito o picor repercute mucho en el estado anímico de los animales:
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Comen menos de lo normal.
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Pierden peso, condición física y proteínas.
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Desciende su productividad.
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Su sistema inmune se ve mermado.
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La piel lesionada es frecuente que se vea invadida por bacterias…
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Además, cada animal infestado es una fuente de contagio para el resto de animales.
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En el caso de los terneros de engorde, su crecimiento se ve reducido en torno a 40-50 kg en cebaderos y 15-20 kg en extensivo cuando sufren de sarna ganadera durante 4 a 8 semanas.
En cuanto a las alternativas terapéuticas, en el artículo Cómo tratar la sarna en ovejas de ordeño describimos en profundidad las diferentes aproximaciones al tratamiento, centrándonos en la eprinomectina inyectable, una de las mejores opciones disponibles actualmente. No tratar a los animales que presentan síntomas evidentes puede ser un delito sancionable según la ley 8/2003 de Sanidad Animal. En 2016, la Guardia Civil murciana encontró e inmovilizó 300 pequeños rumiantes afectados de sarna pertenecientes a dos granjas, y se denunció a los responsables.
Cabra con síntomas extendidos de sarna ganadera. Imagen de la operación “Escabiosis” de la Guardia Civil (Murcia, 2016), disponible en este enlace.
No todos los ácaros afectan igual al hospedador
De los cuatro géneros principales de ácaros, los dos más importantes en España, causantes de sarna ganadera en rumiantes, son Sarcoptes y Psoroptes. Chorioptes causa síntomas más leves, y Demodex es un habitante habitual de los folículos pilosos de los mamíferos, y solo causa lesiones cuando el animal tiene su sistema inmune muy debilitado por otras causas.
Una forma de distinguir cuál de estos ácaros es el causante de un brote de sarna es prestar atención a qué zonas del cuerpo se ven afectadas primero:
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Psoroptes ovis, el más importante en ganado ovino, se desarrolla en zonas cubiertas por lana, lo que dificulta su monitorización y la observación temprana de síntomas. Si esta especie contagia al ganado bovino se desarrolla primariamente en el lomo y los flancos.
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Sarcoptes scabiei aparece primero en la cabeza y el cuello, y posteriormente se extiende por el resto del cuerpo (extremidades, abdomen, ingles…). En personas aparece con más frecuencia en zonas con pliegues (entre los dedos, axilas, ingles…).
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Chorioptes bovis puede infestar a todos los rumiantes domésticos, empezando por las cuartillas y ascendiendo por las extremidades hasta alcanzar el vientre y la zona inguinal. En carneros puede perjudicar la fertilidad cuando afecta al escroto.
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Demodex spp., cuando causa lesiones, no sigue un patrón concreto.
La sarna ganadera, ¿es la misma que la sarna humana?
La sarna humana principalmente está provocada por Sarcoptes scabiei que, como hemos visto, es uno de los ácaros que encontramos en los animales de ganadería. Sin embargo, esta especie parásita se divide en variedades, cada una de ellas “especializada” en infestar a un hospedador: la variedad bovis afecta a vacas, la ovis a ovejas, la caprae a cabras, la suis a cerdos, la canis a perros… y la homini a personas. El contagio entre especies puede ocurrir, pero habitualmente son infestaciones leves y pasajeras, en las que el ácaro no encuentra su hábitat ideal y no prolifera. En el apartado de la web de la Organización Mundial de la Salud destinado a la sarna humana ni se menciona el contagio por animales, lo que nos da una idea de la relevancia de esta zoonosis en la práctica.
Si bien, como hemos dicho, la transmisión de la sarna ganadera a las personas no es muy frecuente, es preferible adoptar medidas de precaución para evitar el contagio. Ganaderos y veterinarios son profesionales que están en estrecho contacto con los animales, especialmente en caso de haber un brote. En el proceso de retener, manipular, inspeccionar y aplicar tratamientos a los animales infestados, hay que evitar que nuestra piel toque su lana, pelo o piel, mediante el uso de guantes y ropa de trabajo que cubra el cuerpo, brazos y piernas. Este material deberá ser desechado o lavado, con gran cuidado de no tocarlo, ya que puede actuar como fómite (objeto transmisor).
En cualquier caso, la mejor forma de evitar que las personas se contagien de sarna del ganado es mantener a los animales en perfecto estado de higiene y salud, aplicando desparasitaciones externas e internas periódicamente, de acuerdo con el plan sanitario recomendado por el veterinario.
Habitualmente, la sarna humana la causa la variedad homini del ácaro Sarcoptes scabiei. Se transmite entre personas.
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