Juntos, más allá de la salud animal

Fiebre Q en pequeños rumiantes

Escrito por Javier Acosta Ledesma | Jan 3, 2024 12:04:53 PM

La fiebre Q es una enfermedad infecciosa con una alta prevalencia en todo el mundo que afecta a múltiples especies, incluyendo el hombre, y con repercusiones importantes en la salud y las producciones de los rumiantes domésticos.

Se trata de una enfermedad de declaración obligatoria, recogida en el Código Animal Terrestre de la Oficina Internacional de Epizootías (OIE), pues se considera un problema de salud pública con graves consecuencias para algunos sectores de la población. En humanos, la enfermedad suele ser asintomática. Cuando se manifiesta clínicamente, se pueden producir infecciones crónicas o agudas, siendo un estado febril autolimitante el signo más frecuente. Otros signos comúnmente descritos son la neumonía, enfermedades hepáticas, endocarditis, síndrome de fatiga crónica, etc. Además, puede producir abortos espontáneos, muerte fetal o partos prematuros. Al final, las hospitalizaciones y gastos derivados de la infección en humanos suponen un gran coste, para la administración (1). Por estas razones, es importante que la población esté concienciada sobre la importancia que la fiebre Q tiene en la salud, no solo de los rebaños, sino de las personas.

El agente etiológico es la bacteria gramnegativa intracelular estricta Coxiella burnetii, perteneciente a la familia coxiellaceae. C. burnetii tiene una gran plasticidad genómica; es responsable de variantes en su desarrollo genómico que difieren entre sí en su composición morfológica y antigénica y en su resistencia fisico-química. Una de las variantes produce formas de resistencia similares a las esporas que le confieren gran viabilidad en el medio ambiente, pudiendo sobrevivir alrededor de 120 días en polvo, unos 586 días en heces de garrapatas y durante 12-16 meses en lana. (2,3,4). Además, dan lugar a la existencia de dos fases en función de cambios morfológicos del lipopolisacárido (liso o rugoso): la fase I, virulenta y aislada de organismos infectados y la fase II, avirulenta (2,3).

La prevalencia de la enfermedad en rumiantes domésticos es alta: la fiebre Q afecta a más de 1 de cada 3 explotaciones bovinas, 1 de cada 2 explotaciones ovinas y 2 de cada 3 explotaciones caprinas. En Francia, un estudio de seroprevalencia demostró que más de la mitad de los rebaños ovino y caprinos han estado o estarán expuestos a fiebre Q (5). Por otro lado, también en Francia, el Observatorio y Seguimiento de Casos de Abortos en Pequeños Rumiantes (OSCAR, por sus siglas en francés Observatoire et suivi des causes d’avoertements chez les ruminants) analiza anualmente y de manera sistemática tres enfermedades en todas las muestras de abortos: clamidiasis, toxoplasmosis y fiebre Q. Los resultados de los años 2020 y 2021 demostraron una mayor prevalencia de la enfermedad en rebaños caprinos que en ovinos. Además, la fiebre Q resultó ser el primer agente implicado en abortos de ganado caprino (6,7).

Gráfico 1. Resultados del OSCAR. Imputabilidad de los diferentes agentes patógenos en las series abortivas registradas en rebaños ovinos y caprinos durante el año 2021 en función del número de diagnósticos efectuados para cada agente.

Gráfico 2. Resultados del OSCAR 2021. Imputabilidad de los diferentes agentes patógenos en las series abortivas registradas en rebaños ovinos y caprinos durante el año 2021 en función del número de diagnósticos efectuados para cada agente. .

En España, los resultados estadísticos del análisis de abortos del laboratorio Exopol del año 2021 respaldaron los hallazgos anteriormente descritos: la prevalencia de Coxiella burnetii fue mayor en rebaños caprinos que en ovinos . De hecho, Coxiella burnetii fue el agente más diagnosticado en el panel de abortos en caprino, por delante de Chlamydia abortus (8).

A pesar de estos resultados tan llamativos, la prevalencia en abortos es baja en comparación con la que han reportado otros estudios de vigilancia, por lo que la prevalencia en rumiantes domésticos podría ser aún más alta (3).

Gráfico 3. Patógenos analizados en el panel de abortos mediante qPCR. Pequeños rumiantes: etiología en estadísticas Coxiella bunetii: Ovino: n = 1169, Caprino n = 315; Chlamydia abortus: Ovino: n = 1171, Caprino n = 315). Exopol

En los rebaños de pequeños rumiantes, la principal manifestación clínica de la enfermedad son los abortos, fundamentalmente durante la última semana de gestación, y los partos prematuros, además de una mayor mortalidad neonatal y nacimiento de crías débiles. En cabras, cuando la infección está presente, la incidencia de metritis es más elevada (3) y los animales recién nacidos, aparentemente sanos, podrían tener mayor tendencia a desarrollar problemas respiratorios y digestivos (9). Además, hay evidencias científicas de que el agente es capaz de producir epidemias reproductivas en pequeños rumiantes caracterizadas por un aumento en la incidencia de metritis, nacidos muertos, reducción del peso al nacimiento e infertilidad (3).

En el parto o los abortos, se excretan cantidades masivas de la bacteria al medio ambiente y los animales infectados, continuarán diseminando la enfermedad durante largos periodos a través de la leche, orina, heces, excreción nasal y descargas vaginales. En cabras y vacas, la leche es la vía de excreción más frecuente, mientras que, en ovejas, lo más común es la diseminación a través de las heces y el mucus vaginal (4). En el ganado caprino, la excreción nasal es una técnica de diagnóstico infravalorada y es la que más perdura la excreción. En el ganado vacuno, está descrito que la fiebre Q produce infertilidad. Sin embargo, en pequeños rumiantes es más frecuente observar tormentas de abortos debido, fundamentalmente a la organización de parideras y a que los niveles de excreción en ovino y caprino son más elevados que en bovino (4).

Las esporas pueden sobrevivir bien en el medio ambiente y pueden transmitirse de manera indirecta, por inhalación a través de fómites. De hecho, la inhalación de aerosoles contaminados es la vía más probable de introducción de la enfermedad en los rebaños. Además, diversos estudios han puesto de manifiesto que las garrapatas pueden actuar como vectores, aunque el ciclo biológico de Coxiella burnetii no es dependiente de los artrópodos (3,4).

Mediante inmunohistoquímica es posible diagnosticar Coxiella burnetii en las muestras de frotis vaginales, leche o heces. Sin embargo, la relación entre la seroprevalencia y la excreción no está clara, ya que ovejas seropositivas pueden ser negativas en PCR y algunas ovejas excretoras pueden ser negativas en ELISA (2). La combinación de ambas técnicas es óptima para el diagnóstico y seguimiento del agente. En la actualidad no se dispone de ninguna técnica de referencia, pero la detección directa y la cuantificación mediante PCR y ELISA serológico deben considerarse los métodos de elección para el diagnóstico clínico (2).

Las medidas contra la fiebre Q deberían ir encaminadas a:

  1. Prevenir y reducir el impacto clínico de la fiebre Q
  2. Prevenir y reducir la excreción y la transmisión del agente entre los animales
  3. Prevenir y reducir la transmisión de la bacteria a los seres humanos

Una de las medidas terapéuticas más eficaces para prevenir los abortos es la vacunación. En concreto, las vacunas compuestas por Coxiella burnetii en fase I han demostrado prevenir abortos y reducir la excreción de la bacteria en descargas vaginales, heces y leche (3).

El impacto de la vacunación difiere en función de la especie, el contexto epidemiológico (manifestación clínica de la enfermedad, antigüedad de la circulación de la infección en el rebaño) y de las condiciones de vacunación (edad de vacunación y estatus infeccioso). El cuadro siguiente resume lo principales efectos de la vacunación descritos en la literatura en rebaños caprinos (Achard y col., 2017; de Cremoux y col., 2012). En Países Bajos, desde el comienzo de la campaña de vacunación obligatoria en 2010, no se han diagnosticado casos de abortos por Coxiella burnetii (cabe destacar que, en los años anteriores, la fiebre Q era la primera causa de abortos en cabras). Esta reducción del número de abortos causados por Coxiella burnetii sugiere que la vacunación con la vacuna de fase I es una medida eficaz para prevenir los abortos causados por este agente en pequeños rumiantes (3).

 

Bibliografía

  1. Fernández Aguilar, Xavier., Cabezón, Oscar., Colom-Cadena, Andreu., Lavin, Santiago., Lopez-Olvera, Jorge. Serological survey of Coxiella burnetii at the wildlife-livestock interface in the Eastern Pyrenees, Spain. Vol 58. Acta Veterinaria Scandinavica. (Ver artículo)

  2. Manual terrestre de la OIE 2018. Capítulo 3.1.16. – Fiebre Q. (Ver artículo)

  3. Van den Brom R, van Engelen E, Roest HI, van der Hoek W, Vellema P. Coxiella burnetii infections in sheep or goats: an opinionated review. Vet Microbiol. 2015 Dec 14;181(1- 2):119-29. Epub 2015 Jul 15. PMID: 26315774 (Ver artículo)

  4. I. D. Atiken. Diseases of sheep 4th edition. April 2007

  5. Gache K., Rousset E. Perrin J.B., De Cremoux R., Hosteing S., Joudain E. Guatteo R. Nicollet P., Touratier A., Calavas D., Sala C., 2017. Estimation of the frequency of Q fever in sheep, goat, and cattle herds in France: results of a 3-year study of seroprevalence of Q fever and excretion level of Coxiella Burnetii in abortive episodes. Epidemiol. Infect. 145, 3131-3142 (Ver artículo)

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    Observatoire et suivi des causes d’avortements chez les ruminants (OSCAR). Bilan 2020.

  7. Observatoire et suivi des causes d’avortements chez les ruminants (OSCAR). Bilan 2021.

  8. Exopol. Pequeños rumiantes: etiología en estadísticas. (Ver artículo)

  9. Wouda W, Dercksen DP. Abortus en doodgeboorte op melkgeitenbedrijven ten gevolge van Coxiella burnetii [Abortion and stillbirth among dairy goats as a consequence of Coxiella burnetii]. Tijdschr Diergeneeskd. 2007 Dec 1;132(23):908-11. Dutch. PMID: 18085173.