La fasciolosis hepática es una de las enfermedades parasitarias más comunes y preocupantes en rumiantes, particularmente en ovinos, debido al daño hepático que causa y a su impacto económico. Esta enfermedad, provocada por el parásito trematodo, Fasciola hepática, tiene importantes implicaciones para la salud del rebaño y la productividad de los animales, afectando tanto a pequeños como a grandes productores.
Además, la fasciolosis es una zoonosis que puede afectar seriamente la salud humana si no se controlan adecuadamente las fuentes de contagio. La gestión adecuada del ganado, el control del agua potable, y la higiene alimentaria son fundamentales para evitar que las metacercarias, formas infectivas del parásito, infecten a las personas. Las medidas preventivas orientadas a proteger no solo la salud del rebaño, sino también la salud pública, especialmente en áreas rurales donde el contacto entre humanos y animales es frecuente, son extremadamente importantes.
Ciclo de vida del parásito
- El ciclo de vida comienza cuando los adultos de Fasciola hepática se encuentran en los conductos biliares del hígado del huésped definitivo, como los rumiantes o los humanos. Las fasciolas adultas ponen huevos, que se eliminan al exterior junto con las heces del animal o humano infectado.
- Desarrollo de los huevos en el agua. Los huevos llegan al ambiente, al agua o áreas húmedas. Si las condiciones son favorables (presencia de agua, temperatura adecuada), el huevo se desarrolla en un miracidio, una larva ciliada.
- Eclosión y fase en el hospedador intermediario. El miracidio emerge del huevo y nada en el agua hasta encontrar un caracol acuático de la familia Lymnaeidae. Al infectar al caracol, el miracidio se transforma en una esporocisto, que dentro del caracol sufre varias etapas de desarrollo: Esporocistos, que se convierten en redias y estas en cercarias.
- Liberación de cercarias al Agua. Después de completar su desarrollo en el caracol, las cercarias son liberadas al agua. Estas cercarias son larvas con una cola que les permite nadar y se adhieren a plantas acuáticas, como berros o pastos cercanos con deficiente drenaje.
- Formación de metacercarias en plantas. Las cercarias pierden su cola y se enquistan en las plantas acuáticas o en la vegetación húmeda cercana al agua. En esta fase, se convierten en metacercarias, que son la forma infectiva del parásito. Estas metacercarias pueden sobrevivir en el ambiente hasta ser ingeridas por un nuevo huésped definitivo.
- Infección del hospedador definitivo. Los rumiantes (como ovinos y bovinos) o los humanos se infectan al ingerir metacercarias al consumir vegetales contaminados o al beber agua contaminada.
- Migración de larvas a través del intestino e híagado. Una vez ingeridas, las metacercarias se desenquistan en el intestino del hospedador definitivo y penetran la pared intestinal. Luego, migran a través de la cavidad abdominal hasta el hígado, donde comienzan a moverse a través del tejido hepático, causando daño y necrosis.
- Maduración en los conductos biliares. Después de varias semanas, las larvas alcanzan los conductos biliares del hígado, donde maduran hasta convertirse en adultos. Las fasciolas adultas viven en los conductos biliares, donde se alimentan de sangre y ponen huevos, cerrando así el ciclo.
- Eliminación de los nuevos huevos. Los adultos continúan liberando huevos, que se eliminan nuevamente a través de las heces del hospedador definitivo, y el ciclo se repite.
Signos clínicos en ovino
Los signos clínicos de la fasciolosis en ovinos varían según la fase de la infección y la cantidad de parásitos presentes. La enfermedad puede presentarse de forma aguda**, subaguda o crónica, y cada una tiene características particulares.
- Fasciolosis aguda. La fasciolosis aguda ocurre cuando los animales ingieren una gran cantidad de metacercarias en un corto periodo de tiempo. Esta fase es la más grave y puede resultar en la muerte rápida de los animales. Los principales sinos clínicos son muerte súbita, en los casos más graves, especialmente en corderos; fiebre elevada, letargia y debilidad generalizada; pérdida de apetito y anorexia; dolor abdominal debido al daño hepático; anemia aguda por la migración larvaria a través del hígado, que causa hemorragias severas; hígado agrandado y signos de hemorragia interna en necropsia.
- Fasciolosis subaguda. Esta forma se desarrolla cuando los animales ingieren metacercarias de forma más gradual, pero en cantidades moderadamente altas. Los daños hepáticos son menos graves que en la fase aguda, pero aún pueden comprometer la salud del animal. Los signos clínicos más comunes son la pérdida de peso progresiva, la anemia moderada, detectada por la palidez de las membranas mucosas, la aparición de edema submandibular (conocido como "cara hinchada"), letargia y disminución de la producción de lana y de leche en hembras lactantes. Puede aparecer diarrea ocasional.
- Fasciolosis crónica. Es la forma más común en los ovinos y ocurre cuando los animales ingieren cantidades pequeñas de metacercarias de manera continua durante un periodo prolongado. Las fasciolas adultas se alojan en los conductos biliares del hígado, causando inflamación crónica y fibrosis. Entre los signos clínicos esta la pérdida de condición corporal constante, una anemia crónica, visible como membranas mucosas pálidas, “cara hinchada2 por el mencionado edema submandibular persistente, pérdida de apetito, reducción en la producción de lana y mala calidad de la misma, disminución en la producción de leche y rendimiento reproductivo afectado. Igualmente son comunes la letargia y apatía.
En general, la fasciolosis crónica se asocia con una disminución del bienestar general del animal, afectando negativamente la productividad del rebaño.
Diagnóstico
Es importante diagnosticar la fasciolosis a tiempo, ya que los signos clínicos pueden ser similares a otras enfermedades. Hacerlo e instaurar un tratamiento oportuno evitará las complicaciones más severas de esta parasitosis. Los métodos más comunes incluyen:
- Examen coprológico: Permite detectar los huevos de Fasciola hepática en heces, pero solo es efectivo en la fase crónica.
- Pruebas serológicas: Detectan anticuerpos en sangre, lo que permite diagnosticar la infección en etapas tempranas, incluso antes de que el parásito empiece a producir huevos.
- Ecografía: Puede emplearse para visualizar el daño hepático en infecciones graves, lo que ayuda a confirmar el diagnóstico cuando se sospecha daño en los conductos biliares.
Impacto Económico de esta enfermedad parasitaria
La fasciolosis tiene un impacto negativo en la producción ganadera debido a:
- Pérdida de productividad: Reducción en la producción de carne, leche y lana.
- Aumento de mortalidad: Pérdida de animales jóvenes, especialmente en infecciones agudas.
- Altos costes veterinarios y de tratamiento: Incluyendo desparasitación frecuente y servicios veterinarios.
- Costes indirectos: Reducción de la fertilidad y aumento de la susceptibilidad a otras enfermedades.
- Pérdida de mercados internacionales: Restricciones comerciales debido a problemas sanitarios.
- Costes de gestión: Inversiones en control del ambiente y medidas de prevención.
En ovinos, las pérdidas económicas pueden ser aún mayores si no se implementan medidas preventivas y de tratamiento adecuadas, ya que son más susceptibles a la enfermedad en comparación con otras especies de rumiantes.
Tratamiento y estrategias de control
El tratamiento de la fasciolosis en ovinos se basa en el uso de anthelmínticos, siendo el triclabendazol el fármaco más eficaz, ya que actúa tanto contra las fases larvarias como adultas del parásito. Sin embargo, el uso repetido de este y otros fármacos ha llevado al desarrollo de resistencias al mismo en algunas zonas, lo que hace crucial una administración controlada y estratégica bajo control veterinario.
En cuanto a las medidas de control, destaca:
- La desparasitación estratégica: Se recomienda desparasitar en momentos específicos, como antes de la temporada de pastoreo, para reducir la carga parasitaria en el rebaño. Este tratamiento debe ser ajustado de acuerdo a los ciclos de riesgo en cada región.
- Manejo del pastoreo: Evitar que los animales pasten en zonas húmedas o mal drenadas durante la temporada de mayor riesgo, cuando las metacercarias pueden estar presentes en el pasto. Implementar rotaciones de pastos para reducir la exposición.
- Control de las poblaciones de caracoles: Dado que los caracoles son el huésped intermediario del parásito, el control de su población en zonas húmedas puede reducir significativamente la incidencia de la enfermedad. En algunos casos, se pueden usar molusquicidas, aunque su aplicación debe ser cuidadosa para no afectar el medio ambiente.
- Mejora de las condiciones del agua: Reducir las áreas de agua estancada o mal drenada en los campos de pastoreo disminuye las posibilidades de que los caracoles proliferen, cortando el ciclo de vida del parásito.
En cuanto a las medidas de prevención para evitar el contagio de fasciolosis a la población humana cabria mencionar igualmente el control y protección de las fuentes de agua potable, evitando que el ganado acceda a las mismas mediante barreras físicas adecuadas. Además, en
áreas donde la fasciolosis es prevalente, es recomendable que el agua potable pase por procesos de filtración y tratamiento (incluyendo la cloración), para eliminar cualquier posibilidad de contaminación con metacercarias.
El lavado riguroso de alimentos, especialmente frutas y verduras que se consumen crudas, con agua potable, es fundamental para eliminar posibles metacercarias, especialmente en zonas de mayor riesgo de presencia del parásito. También se aconseja la cocción adecuada de estos alimentos (temperaturas superiores a 60°C mata las formas infectivas del parásito).
El manejo adecuado de los animales infectados y sus residuos puede reducir significativamente el riesgo de transmisión a humanos. Los trabajadores que manipulan ganado infectado, o que están en contacto frecuente con áreas donde las heces de los rumiantes pueden estar presentes, deben seguir estrictas medidas de higiene personal. La concienciación y formación de ganaderos, trabajadores agrícolas, y de las comunidades rurales en general, sobre los riesgos de la fasciolosis y cómo prevenir la trasmisión rumiantes-hombres se hace igualmente imprescindible.
Conclusión
La fasciolosis hepática una amenaza seria para la producción ovina, causando pérdidas económicas significativas debido a la reducción en la productividad y, en casos severos, a la mortalidad del rebaño. Los ganaderos y veterinarios deben adoptar un enfoque preventivo basado en la desparasitación estratégica, el manejo adecuado de pastizales y el control del caracol hospedador intermediario, para minimizar la presencia del parásito en los rebaños. Implementar estas medidas reducirá las pérdidas económicas y mejorará la salud general del rebaño, asegurando una producción más eficiente sostenible y segura desde el punto de vista de la salud pública.
Acerca del autor
Equipo Ceva Salud Animal
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