¿Cuáles son los factores que diferencian la ganadería intensiva de la extensiva? La inversión inicial, la rentabilidad, la sostenibilidad y la fijación de población al medio rural son puntos que entran en conflicto a la hora de decidirnos por una u otra a la hora de crear una nueva explotación ganadera.
¿Extensiva o intensiva?
La ganadería extensiva tiene muchas definiciones, pero lo esencial es la cría de animales no estabulados en explotaciones con terreno asociado disponible para el pastoreo, aprovechando los recursos forrajeros ambientales y solo suplementando ocasionalmente. Habitualmente son de tipo familiar, donde los propietarios son pastores y operarios, y con frecuencia también agricultores, y la mano de obra contratada es mínima. El número de animales suele ser bajo-medio, por lo que el impacto ambiental local es pequeño.
Los inconvenientes de este tipo de explotación ganadera son una mayor dependencia del entorno y por tanto mayor vulnerabilidad ante los incidentes climáticos, mayor exposición a parásitos y enfermedades transmitidas por animales silvestres. Habitualmente se alcanzan parámetros productivos y reproductivos mucho menores que en explotaciones intensivas, ya que el ambiente no está controlado. Esto conlleva unos menores ingresos, aunque los costes también suelen ser menores.
La ganadería intensiva se define como aquella en la que se crían animales estabulados, es decir, alojados en un recinto, independientes de su entorno y con condiciones ambientales más o menos modificadas. Su dieta está formada por forrajes o piensos, que se proporcionan al animal sin que tenga que desplazarse, maximizando la ganancia energética. La organización se asemeja a una empresa “típica”: los propietarios suelen ser gestores, y los operarios suelen ser mano de obra contratada. Se optimiza el trabajo humano por número de animales, y se les suele realizar una supervisión más frecuente y controlada. El control ambiental y la alimentación permiten lograr mejores índices productivos y reproductivos, y al optimizar la producción y maximizar el número de animales se obtienen mayores beneficios.
Los terneros de carne se suelen criar en explotaciones intensivas para lograr mayores ganancias de peso más rápido.
Algunos inconvenientes de este tipo de explotaciones ganaderas es que requieren una mayor inversión, consumen más energía y agua, son más susceptibles a que los brotes de enfermedades se extiendan al estar los animales en un contacto más estrecho, suponen un impacto ambiental local más importante al alojar a mayor cantidad de animales (purines, gasto de agua, malos olores, contaminación de aguas…).
Cabe destacar que estas categorías se fundamentan principalmente en dos puntos, de los que se derivan el resto de diferencias: el terreno y el alimento. La distinción entre extensivo e intensivo no implica un menor o mayor uso de tratamientos hormonales o farmacológicos, como sí es el caso de la ganadería ecológica.
Los términos extensivo e intensivo técnicamente hacen referencia a dos polos opuestos: animales que solo comen pasto y nunca se estabulan, y animales que nunca salen de su cubículo y solo se alimentan en comederos. En la realidad, la mayoría de explotaciones se mueven entre estos extremos, y a este abanico de grises se le llama ganadería semi-extensiva. El ejemplo más habitual de ganadería semi-extensiva es una explotación en la que los animales se sacan a pastar durante parte del día y se estabulan por la noche, o una en la que los animales están en los pastos la mayor parte del año y se estabulan en invierno.
Las explotaciones se consideran más o menos extensivas en función de su relación con el territorio y del manejo alimentario. En algunos casos, el número de animales por hectárea también es un criterio a valorar. Fuente: adaptado de MAPA “Situación de la ganadería extensiva en España”
¿Cómo son las explotaciones ganaderas en España?
En España, pese a no ser un país muy grande, se dan condiciones climáticas muy dispares, y esto influye en la variedad de formatos ganaderos que encontramos. En las zonas más áridas y llanas, sin acceso a pastos de calidad, es habitual que se instalen explotaciones intensivas o semi-extensivas relacionadas con subproductos agrícolas (por ejemplo, el pastoreo de rastrojos). En cambio, en las zonas húmedas, montañosas y valles fértiles es más fácil que las explotaciones extensivas encuentren recursos suficientes para su supervivencia. En zonas con mucha variabilidad climática se realiza la trashumancia (aunque cada vez es una práctica menos habitual).
Dentro de los rumiantes, los animales que mayoritariamente se crían en extensivo en nuestro país son las vacas nodrizas productoras de terneros de carne y los ovinos y caprinos cárnicos adultos; en intensivo o semi-extensivo solemos encontrar el ovino y caprino lechero, ya que requieren de la infraestructura para el ordeño; y en intensivo encontramos a las vacas lecheras y a los terneros, corderos y cabritos de cebo.
Fuente: adaptado de MAPA “La ganadería extensiva en España”
En comparación con otros sectores ganaderos, los rumiantes se crían en sistemas poco intensivos. En otros animales, sobre todo gallinas ponedoras, pollos de carne y cerdos, la inmensa mayoría de las explotaciones son de tipo intensivo llevado más al extremo: son explotaciones mucho más aisladas del exterior, lo que permite controlar la velocidad del aire, las horas de luz, la humedad ambiental, etc., y habitualmente alojan a un número mucho mayor de animales que las explotaciones de rumiantes.
Ganadería y despoblación del medio rural
La ganadería y la agricultura son actividades económicas que se realizan en el medio rural, al estar fundamentadas en una base territorial. El sector agroalimentario, que incluye las actividades de producción primaria de alimentos, como la ganadería, la agricultura, y la pesca, aporta el 11% del PIB español. Además, la actividad agroganadera tiene una importante capacidad de arrastre sobre otros sectores, como industrias transformadoras de alimentos, transportes, almacenamiento y distribución, logística y maquinaria, lo cual favorece a la población que puede encontrar empleo en estas empresas y quedarse o mudarse a los pueblos. Particularmente, la industria agroalimentaria constituye en España la rama industrial manufacturera con mayor número de personas empleadas.
Sin embargo, debido a la centralización urbana, que lleva a los jóvenes a trasladarse a las ciudades en busca de empleo, al aumento de los costes de producción y a la caída de los precios percibidos, así como al envejecimiento de los propietarios (solo un 7,6% tiene menos de 40 años) y a la dificultad de garantizar el relevo generacional, hacen que cada año se abandonen explotaciones y se reduzca el número de personas que se dedican profesionalmente a este sector.
La intensidad y las dificultades propias del trabajo agrícola y ganadero (trabajo de temporada, horarios extremos, exigencia física…) también contribuyen a que se perciba este sector como una opción laboral menos deseable que otras. Es necesario, pues, poner el foco en las ventajas del medio rural frente al urbano, en la labor sociocultural que se realiza, asegurando la obtención de alimentos para la sociedad, y garantizar la presencia de servicios en los pueblos que atraigan población. Nada de esto es posible sin políticas que mejoren las condiciones socioeconómicas del sector, que protejan los derechos de sus trabajadores y que garanticen unos precios justos.
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Equipo Ceva Salud Animal
Ceva es una empresa impulsada por la investigación mundial en salud animal: investigamos, desarrollamos, fabricamos y suministramos soluciones de salud innovadoras para todos los animales. Como parte de nuestro día a día, desarrollar herramientas y servicios para las explotaciones ganaderas es una de las prioridades de Ceva, por eso queremos ser un referente para el sector más allá de nuestros productos.
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