Coxiella burnetii, el agente causal de la fiebre Q, tiene un impacto sobre el endometrio y sobre los trofoblastos de la placenta en la vaca. Por estos efectos, cuando una granja tiene un problema de fiebre Q existirá un impacto a nivel de retenciones de placenta, endometritis, fertilidad y pérdidas de gestación
Coxiella burnetii infecta al ganado vacuno, con una importante distribución de la infección en el ganado vacuno en muchos países del mundo. La media mundial de la prevalencia a nivel de animal es 20% [0-100%] y a nivel de granja es 38% [4-100%] [1]. En España hay seroprevalencias muy altas a nivel de granja: en vacas de carne en sistemas de dehesa 93,7% de explotaciones con al menos un animal positivo [2], y en vacas de leche 46% de explotaciones positivas en leche de tanque en Galicia [2] y 67,5% en País vasco [3].
Gracias a investigaciones recientes se sabe que Coxiella burnetii infecta los macrófagos en el endometrio, lo cual puede explicar las endometritis asociadas y la infertilidad [4], y también se ha demostrado que C. burnetii infecta los trofoblastos a nivel de la placenta produciendo placentitis y aborto [5].
Los principales impactos de la fiebre Q en el ganado vacuno lechero comprobados en estudios publicados son:
Retención de placenta: aumento de la tasa de retención de placenta por encima de lo normal, tomando como referencia el 8%
Endometritis: aumento de la tasa de endometritis a tres semanas posparto tomando como referencia el 15%
Infertilidad: disminución de la tasa de concepción, tomando como referencia el 30%
Pérdidas de gestación: aumento de la tasa de abortos, tomando como referencia el 5%
La retención de membranas fetales es una situación multifactorial. Sin embargo, desde hace ya tiempo es conocida la asociación entre la serología positiva a Coxiella burnetii y la retención de membranas fetales en la vaca (Vidic et al., 1990). En un estudio más reciente, en tres explotaciones de vacas de leche de alta producción infectadas por Coxiella burnetii en España se observó que en las vacas seropositivas hay el doble de retención de placenta que en las vacas seronegativas [9] produciendo en las vacas seropositivas una tasa de retención de placenta de 12,5%, claramente superior a lo considerado normal (por debajo del 8%). Figura 1.
Figura 1. Porcentaje de vacas con retención de placenta según su estado serológico frente a C. burnetii
Varios estudios han puesto de manifiesto el efecto de la fiebre Q en la incidencia de endometritis: en un primer estudio publicado en 2014 se observó en 246 explotaciones en varias zonas de Italia que las explotaciones positivas a fiebre Q en el tanque de leche tenían 2,5 veces más probabilidad de tener una incidencia alta (>15-17%) de metritis y endometritis [10].
Otro estudio publicado en 2018 mostró la relación entre la presencia de Coxiella burnetii y la endometritis crónica en vacas infértiles. En él se realizaron pruebas de diagnóstico en biopsias uterinas de 40 vacas repetidoras. Las biopsias uterinas de 30 vacas no tuvieron lesiones significativas, y en ellas no se identificaron patógenos por cultivo bacteriano aeróbico ni PCR. Sin embargo, 10 vacas mostraban una endometritis crónica con fibrosis, y fueron positivas a Coxiella burnetii y negativas para otros patógenos por cultivo bacteriano aeróbico y PCR. La evaluación inmunohistoquímica de C. burnetii de las biopsias positivas a PCR identificó, por primera vez, la presencia de C burnetii dentro de las lesiones e intracitoplasmática en los macrófagos del endometrio en el ganado vacuno. Según los autores del estudio, la persistencia de macrófagos conteniendo bacteria puede contribuir a la inflamación y al daño progresivo y fallo funcional del endometrio [4]. Esto puede explicar los cuadros de infertilidad descritos en la fiebre Q.
El efecto de la fiebre Q en la disminución de la eficiencia reproductiva en el ganado vacuno se ha evaluado desde dos puntos de vista: la asociación entre fiebre Q y problemas reproductivos y la comparación entre el rendimiento reproductivo de las vacas y novillas vacunadas y no vacunadas.
Varios estudios han encontrado una asociación entre el estatus de vaca o granja con problemas reproductivos y la seroconversión. Un estudio realizado en Alemania reportó una prevalencia de anticuerpos frente a Coxiella burnetii 2 veces mayor en explotaciones con infertilidad [11]. También se ha reportado que la prevalencia de anticuerpos frente a Coxiella burnetii es más alta en ganado vacuno de leche donde se observan desórdenes reproductivos (60%) que en los animales sin problemas (36%) [12].
En la misma línea, un estudio realizado en 262 granjas de Galicia [13] y publicado en 2024, en el que se analizó la leche de tanque para realizar ELISA de anticuerpos se observó que la tasa de concepción y la tasa de concepción a primera inseminación fueron más bajas en las fincas positivas (37,1% y 32,9%) en comparación con las granjas negativas (39,8% y 36,1%) de una manera estadísticamente significativa (p<0,05). También las granjas positivas tuvieron una incidencia significativamente mayor de endometritis (13,7% frente a 11,2%, p <0,05).
Algunos estudios han demostrado además una mejora de distintos índices reproductivos con la vacuna de fiebre Q:
Tasa de concepción a primera inseminación: en un estudio realizado en España en el que se vacunaron vacas gestantes de alrededor de 6 meses evaluándose el efecto en la lactación siguiente, la tasa de concepción a primera IA posparto fue mayor en los animales vacunados que en los no vacunados (41.9% y 30.1%, p<0,05)[14].
Porcentaje de vacas repetidoras: tras dos rondas consecutivas de vacunación en un año entero, de las vacas seronegativas, las vacas vacunadas tuvieron menos probabilidades de ser “vaca repetidora” (necesitar >3 inseminaciones para quedar gestantes) en comparación con las no vacunadas 14,3% y 28,1%, p=0,01. [15].
Reducción de días abiertos: en uno de los estudios realizados en España se observó una diferencia de 14 días en los días a concepción (expresado como “días abiertos”) entre las vacas no vacunadas y las vacunadas (106 y 92) [14]. En otro estudio, realizado en Italia, los días abiertos se redujeron en 20 días (142 en no vacunadas y 122 en vacunadas)[16].
Como se da el hecho de que C. burnetii se detecta comúnmente en la placenta, productos del parto y moco vaginal tras partos normales, era importante encontrar una confirmación de que el organismo causa aborto a través de una correlación sólida entre las lesiones y la presencia del organismo. Esta correlación se ha constatado con el uso de inmunohistoquímica [5]: Se ha demostrado que en los abortos que son positivos a inmunohistoquímica de C. burnetii hay más riesgo de que la placenta esté inflamada, de tener necrosis y de que el feto tenga bronconeumonía (cambios que frecuentemente acompañan a las placentitis infecciosas) que en los abortos en los que la inmunohistoquímica resultaba negativa. Con la tinción por inmunohistoquímica del antígeno de Coxiella burnetii en trofoblastos de placenta de vacas con aborto, el carácter de positivo varía desde unos pocos gránulos de material intracitoplasmático dentro de trofoblastos morfológicamente normales a cantidades masivas de antígeno dentro de muchos trofoblastos aumentados de tamaño. (Figura 2).
Figura 2. Detección inmunohistoquímica del antígeno de Coxiella burnetii en trofoblastos en la placenta de una vaca con aborto por Coxiella burnetii. (De Bidfell et al., 2000).
Cuando en una granja hay circulación de Coxiella burnetii, los animales infectados pueden tener una serie de trastornos relacionados con la acción de la bacteria a nivel uterino y placentario que ocasiona mayor riesgo de problemas a nivel reproductivo. La multifactorialidad de los problemas reproductivos puede hacer que esos problemas se hagan más o menos visibles, por lo que es imprescindible el papel del veterinario en el correcto diagnóstico diferencial y en la gestión de datos para evaluar si los parámetros reproductivos y de salud son correctos. Una vez detectada la existencia de un problema de fiebre Q en las granjas, se pueden adoptar medidas de control, que consisten principalmente en medidas de bioseguridad y en la vacunación de la granja.
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