El síndrome respiratorio bovino es la enfermedad que causa mayores pérdidas económicas en los cebaderos de terneros. Está asociada a picos de estrés, principalmente al destete, el transporte y la llegada al cebadero. Cómo gestionemos esta situación tendrá grandes repercusiones sobre la salud de nuestros animales y la rentabilidad de nuestra explotación.
El síndrome respiratorio bovino (SRB), también llamado “fiebre del transporte”, es la principal causa de enfermedad en el vacuno de cebo a nivel mundial, y la enfermedad que acarrea mayores pérdidas económicas en esta fase. Esto se debe a los costes directos de tratamientos y animales que mueren, pero además conlleva pérdidas indirectas, ya que los terneros que se recuperan de la enfermedad tienen peores índices productivos que aquellos que nunca enfermaron: hasta 200 gramos menos de ganancia media diaria, que se traducen en 20 kg por cada 100 días de cebo.
La mayoría de agentes implicados en el SRB son microorganismos comensales de los pulmones del ternero, es decir, normalmente se encuentran en el animal sin causarle daño. Entonces, ¿por qué el ternero enferma? Generalmente es una cuestión de estrés derivado del manejo, que causa un aumento del cortisol, la hormona del estrés, y esta a su vez deprime el sistema inmune, haciendo al animal más susceptible al ataque de microorganismos.
La prevalencia varía entre el 10-50%, a veces hasta el 80%, y la letalidad es del 5-40%. Es de carácter multifactorial y tiene lugar con mayor frecuencia en las cuatro primeras semanas de llegada al cebadero de terneros, debido al estrés por el traslado, el cambio de explotación, la separación de sus madres, la mezcla con animales desconocidos…
La separación y el transporte son hechos inevitables, por lo que el estrés asociado a ellos nunca vamos a evitarlo del todo. Sin embargo, se pueden aplicar estrategias o medidas que suavicen esta situación y minimicen el estrés tan intenso en un espacio de tiempo tan corto.
El preconditioning, o preacondicionamiento, es una estrategia que consiste en desparasitar, vacunar, destetar, adaptar a la dieta de cebo, y castrar y descornar si es necesario, todo ello en la explotación de origen, separando cada acción un tiempo. De esta manera, cuando el animal llega a la explotación de cebo evitamos realizar muchos procesos estresantes a la vez.
Asimismo, la duración del transporte está relacionada directamente con la deshidratación, el desequilibrio electrolítico, el déficit de potasio, la interrupción de la digestión y la pérdida de las defensas de la mucosa digestiva. Como mínimo, el transporte debe cumplir el Reglamento CE 1/2005, pero cuanto mejores sean las condiciones, menos probabilidad de enfermedad presentarán los terneros.
Con la llegada de los animales al cebadero de terneros tenemos que tomar las medidas preventivas pertinentes, tanto sanitarias como de manejo (salvo las que ya se hayan realizado en el preacondicionamiento en la explotación de origen):
La profilaxia implica la aplicación sistemática de antibióticos, y está demostrado que aumenta la aparición de resistencias, con los perjuicios que esto conlleva para la salud pública. Por esta razón, la profilaxia con antibióticos está prohibida desde hace más de veinte años.
La metafilaxia es la aplicación de medicamentos antibióticos de forma justificada a todos los animales de un lote habiendo valorado otras alternativas. Se aplica cuando el riesgo de enfermedad es elevado para todos los animales y más del 10% de ellos ya están afectados.
El porcentaje de terneros diagnosticados correctamente y la fase en la que se detecta la enfermedad suponen diferencias enormes en el pronóstico de la explotación. Cuanto antes se trate a los terneros afectados, menos afectará la enfermedad a sus rendimientos productivos y menos rentabilidad se perderá. Para ello existen diferentes estrategias de reconocimiento y diagnóstico.
Esta inspección, sin embargo, solo identifica animales con síntomas, pasa por alto totalmente los animales subclínicos, y está condicionada por el criterio subjetivo de quien hace el chequeo.
La temperatura fluctúa a lo largo del día y está muy influenciada por la temperatura ambiental, por lo que se recomienda no hacer las tomas en horas de mucho calor.
La guía para el diagnóstico de SRB de la Universidad de Wisconsin aúna las observaciones de síntomas con las temperaturas rectales registradas. Se da una puntuación a cada categoría y se suman, considerando positivos a los animales que puntúan más de 5.
Fuente: adaptado de McGuirk y Peek, Universidad de Wisconsin, 2014.
Aun poniendo en práctica todas estas técnicas, se observa más de un 30% de animales que llegan a matadero y presentan lesiones y adherencias en los pulmones, sin haber mostrado ningún síntoma. Para mejorar la detección de estos animales se está empezando a utilizar la ecografía torácica, que ofrece un diagnóstico muy fiable, objetivo y no invasivo. Es una técnica cara y que requiere un veterinario con experiencia, por lo que no es un método extendido a día de hoy.
Finalmente, tenemos que hacer referencia al diagnóstico laboratorial, que no es un método de reconocimiento de animales enfermos, sino que sirve para identificar el microorganismo o microorganismos implicados y elegir el antibiótico más adecuado, imprescindible si ya se ha administrado un tratamiento y no ha funcionado.