El concepto de bienestar animal ha entrado en la conversación pública en los últimos años, principalmente ligándolo a los animales domésticos. Sin embargo, se trata de un término en el que la ganadería hace décadas que viene trabajando, puesto que un animal con bienestar animal produce más y mejor.
La Organización Mundial de Sanidad Animal, (fundada hace cien años, en 1924, como Oficina Internacional de Epizootías) estableció en 1965 los cinco requisitos que marcan el bienestar de aquellos animales terrestres que están bajo el control del hombre. Estos son:
Asimismo, en 1974 la Unión Europea ya dio luz verde a la primera directiva sobre bienestar animal de la ganadería, que hacía referencia al aturdimiento de los animales antes de su sacrificio. Desde entonces hasta ahora, la legislación sobre este ámbito se sigue actualizando, haciendo referencia no sólo al momento del sacrificio, sino también al del transporte, a la situación en las granjas, e incluso existen unas normas específicas para aquellos animales que se destinen a la investigación y a la docencia.
Por otra parte, en el año 2023 España aprobó su primera ley “de protección de los derechos y el bienestar de los animales” que suscitó cierto debate social, debido a una mayor sensibilidad ciudadana, ya que, actualmente, en uno de cada tres hogares se convive con un animal de compañía. Sin embargo, dicha normativa se centra en los animales de compañía, dejando aparte el bienestar animal destinados a abasto.
La legislación relativa al bienestar animal es muy amplia, ya que existen normativas autonómicas, nacionales y comunitarias que pueden dar pie a confusiones. Por ello, con el objetivo de ordenar toda la legislación autonómica y nacional, existe un Código de protección y bienestar animal actualizado a 13 de febrero de 2024 en el que se recogen las normas vinculadas a los códigos electrónicos editados por la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado. (Este código no incluye los convenios internacionales, aunque en el apéndice sí que aparece el convenio europeo).
En cuanto a los animales de granja, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, todas las instalaciones deben cumplir la normativa general básica de bienestar animal establecida en el RD 348/2000 (que procede de la Directiva europea 98/58/CE).
Esta legislación establece los requisitos mínimos que tienen que cumplir las instalaciones que acogen al ganado, el manejo de los animales, la documentación que deben tramitar los ganaderos y los conocimientos que debe tener el personal que trabaja con los animales.
Las personas que se hagan cargo del ganado deberán ser las suficientes como para poderlo gestionar cómodamente, además de poseer conocimientos teóricos y prácticos sobre cada ganadería y su sistema de cría. Un animal con buena salud emite sonidos, tiene una actividad y una actitud acorde a su raza, edad, género y estado fisiológico, por ello hay que tener ciertos conocimientos previos, ya que cualquier cambio de comportamiento puede ayudar a detectar si el estado de salud del animal es el adecuado.
En cuanto a las granjas, deben construirse de manera que se puedan mantener de forma adecuada unas buenas condiciones de higiene que reduzcan las posibles enfermedades y también velen por la seguridad de los animales.
Asimismo, el ganado debe mantenerse limpios, y el suelo de las granjas debe permitir el perfecto agarre de sus patas o pezuñas. También hay que tener en cuenta que las instalaciones faciliten una inspección detallada de los animales sin dificultad, para que el cuidador pueda observar su comportamiento.
Las granjas deben disponer de un alojamiento apropiado para, en caso necesario, aislar a aquellos ejemplares que estén enfermos o heridos.
Es importante que las instalaciones estén lo suficientemente ventiladas y que la temperatura y la humedad ambiente sea la que el animal precisa, así como evitar los ruidos constantes, las luces intensas o la oscuridad absoluta.
Los animales deben ser alimentados correctamente, así como tener acceso al agua.
El bienestar animal ha sido una preocupación tan marcada en las últimas décadas que durante los primeros años del siglo XXI el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Cataluña) y Neiker (el Instituto Vasco de Investigación y desarrollo agrario) trabajaron para crear la certificación Welfair en Bienestar animal. Este sello se lanzó en 2019, tras 15 años de trabajo, basándose en los protocolos europeos Welfare Quality y AWIN (Animal Welfare Indicators). Con él se certifica que los animales criados en granjas cumplen los cuatro principios básicos de bienestar animal: la alimentación, el alojamiento, la salud y el comportamiento. Su exigencia está por encima de la marcada por la legislación europea y actualmente está dispuesto para evaluar y controlar las siguientes especies: bovino, porcino ovino, gallinas ponedoras, pollos, conejos y pavos.
Sello Bienestar Animal
Además de las granjas, el concepto de bienestar animal se especifica en otros ámbitos, como el matadero o el transporte. Precisamente en este último es donde se ha situado el debate de la Unión Europea durante 2023 y 2024, ya que se está diseñando una nueva normativa que pretende reducir las horas de viaje de la granja al matadero, así como restringir los viajes a ciertas temperaturas, medidas que perjudicarían a la cabaña pecuaria española.
No obstante, tras años de trabajo queda demostrado que el bienestar animal es fundamental tanto para el ganado como para el ganadero, ya que un buen estado de salud, alimentación y tranquilidad del animal facilita su evolución y desarrollo, lo que, obviamente, repercute en el bienestar de su cuidador.
El bienestar animal en las granjas no es solo una cuestión ética, sino también una necesidad para garantizar la salud y la calidad de los productos alimenticios. Un animal sano y bien cuidado es un animal más productivo y resistente a las enfermedades, lo que se traduce en beneficios para los ganaderos y consumidores.
La legislación y las certificaciones como Welfair son herramientas importantes para asegurar cumplimiento de los estándares de bienestar animal. Sin embargo, es fundamental que el compromiso con el bienestar animal vaya más allá de las normas y se convierta en una cultura dentro del sector ganadero.