Los parásitos internos, especialmente los nematodos (gusanos redondos) gastrointestinales, suponen unas pérdidas económicas enormes para las explotaciones ganaderas que, en muchas ocasione, pasan desapercibidas. En un estudio internacional que analiza los datos de costes y pérdidas causados por endoparásitos en las explotaciones de rumiantes en Europa se calculó que la suma ascendía a 1.800 millones de euros. De esta cantidad, solamente el 19% representaba costes de tratamiento, mientras que el 81% restante se debía a las pérdidas; esto es, la leche que se deja de producir, los kilogramos de carne que se dejan de engordar, el coste del alimento que se transforma con menor eficacia, el aumento de la tasa de reposición, etc.
En cuanto al ganado ovino, las pérdidas alcanzaban los 151 millones de euros en el caso de las explotaciones lecheras, y 206 millones de euros en las explotaciones de carne. Este estudio resalta claramente el impacto que tienen los parásitos internos sobre la productividad de los animales y, consecuentemente, sobre la rentabilidad de las explotaciones.
La conclusión que extraemos de estos datos es que es necesario cambiar la concepción que se tiene de la parasitosis en animales adultos como una patología menor y sin consecuencias, y tratarla como lo que es: una enfermedad grupal crónica que perjudica gravemente a nuestra explotación.
¿Cómo desparasito eficazmente a mi rebaño?
En ovejas de leche lo más habitual es desparasitarlas durante el secado, debido al tiempo de retirada en leche que hay que respetar en los tratamientos o a que directamente no están permitidos en animales lactantes. Esta práctica tiene un importante inconveniente: el efecto del antiparasitario dura hasta 21 días, por lo que no evita que las ovejas se reinfesten durante la lactación y no protege a la explotación de posibles pérdidas productivas. Además, al tratar selectivamente a los animales secos solo eliminamos una parte de los parásitos de la explotación; el resto se mantienen en otros animales que siguen liberando huevos al medio, que reinfestarán a las ovejas que habían sido tratadas.
¿Cuál es la solución? Muy sencilla: emplear un producto antiparasitario cuyo uso esté indicado y permitido en las ovejas durante la lactación, y con un periodo de retirada en leche de cero horas. Este producto es la eprinomectina, un fármaco de la familia de la ivermectina, eficaz a menor dosis que esta.
El uso de eprinomectina permite tratar a las ovejas lactantes, eliminando los parásitos en el momento clave para mejorar la eficacia productiva y obtener más litros de leche de cada oveja. Además, podemos tratar a todos los animales de la explotación a la vez, lo que se conoce como tratamiento en sábana. Al hacer un abordaje de rebaño nos aseguramos de eliminar, al menos, a todos los parásitos adultos, disminuyendo enormemente la carga parasitaria de la explotación y la cantidad de huevos que se liberan al medio.
La eprinomectina puede ser inyectable o “pour on”
La eprinomectina se puede encontrar en presentación “pour on” (una solución líquida que se aplica externamente y se absorbe por la piel), o como solución inyectable de aplicación subcutánea. Entre estas dos formulaciones las diferencias son considerables:
- La presentación del “pour on” es en bidones o botellas, lo que conlleva el riesgo de derramarse el contenido o contaminarse el producto. En cambio, la versión inyectable se comercializa en viales estériles fabricados con material antirrotura (viales CLAS), de los que se extrae el producto con aguja y jeringa, impidiendo que se derrame.
- La dosificación del “pour on” es mucho más imprecisa, y es difícil conseguir que todo el producto llegue a absorberse a través de la piel del animal (por ejemplo, si los animales se lamen unos a otros eliminarán el producto). La fórmula inyectable permite ajustar la dosis al peso de cada animal con mucha más precisión y, al administrarse bajo la piel, no se pierde cantidad alguna de producto. Además, la dosificación más ajustada contribuye a minimizar el riesgo de aparición de resistencias.
- La comodidad, rapidez y facilidad de administración de cada producto son evidentes. Solo hay que inyectar 1 ml de eprinomectina por cada 100 kg de peso del animal, muy rápido de llevar a cabo.
- La biodisponibilidad se define como la cantidad de fármaco que llega a la sangre respecto de la cantidad administrada. En este sentido, tan solo el 17% de las moléculas de eprinomectina que se aplican mediante “pour on” llega a la sangre, mientras que en el caso de la inyección subcutánea es el 89%. Esto permite disminuir la cantidad de producto que necesitamos administrar a cada animal.
- El momento en que se alcanza la concentración máxima del fármaco en la sangre determina la velocidad a la que actuará el producto y eliminará a los parásitos. Este momento ocurre antes de 2 días tras la inyección de eprinomectina, y 4 días tras la aplicación de un “pour on”.
Por todas estas ventajas, recomendamos el uso de una eprinomectina inyectable durante la lactación para eliminar los parásitos internos en el momento preciso y mejorar la productividad de las ovejas (aumenta un 8% la producción media de leche del rebaño).
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Equipo Ceva Salud Animal
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