Muchos gobiernos, ministerios, asociaciones, instituciones internacionales y también algunas empresas publican todos los años folletos y anuncios para concienciar a la población del problema que suponen las resistencias a los antibióticos animales. Muchas de las recomendaciones para médicos y personas son extensibles a veterinarios y ganaderos, y otras son específicas para nuestro sector. A continuación se detallan algunas de ellas.
Un buen manejo, higiene y alimentación y un adecuado programa vacunal son esenciales para mejorar la salud de nuestros animales y reducir la aparición de enfermedades que necesiten tratarse con antibióticos.
Las buenas prácticas ayudan a minimizar la aparición de resistencias
- Los antibióticos animales no sirven para tratar cualquier infección. En muchos casos, los causantes son virus, sobre los que los antibióticos no tienen ningún efecto. De hecho, pueden ser perjudiciales, ya que destruyen la flora bacteriana normal de nuestros animales, haciendo que estén más expuestos a la colonización de bacterias patógenas.
- Un manejo, higiene, bioseguridad y alimentación adecuados limitan la presencia y diseminación de patógenos, y dotan a nuestros animales de un sistema inmune fuerte, de forma que serán más capaces de combatir las infecciones antes de que se propaguen.
- La vacunación es otra herramienta crucial para potenciar al sistema inmunedel ganado, y que sea capaz de luchar contra los patógenos invasores. Un plan vacunal completo aplicado en el momento preciso puede suponer la diferencia entre necesitar más o menos antibióticos en nuestra explotación.
- Cumplir la pauta y dosis de antibiótico que prescribe el veterinario es esencial. El uso de dosis inferiores, más espaciadas en el tiempo y/o durante un número insuficiente de días favorecen la aparición de bacterias resistentes, que de haberse seguido el tratamiento a rajatabla no habrían sobrevivido.
- Realizar pruebas diagnósticas microbiológicas y antibiogramas desde el principio, en lugar de hacerlo solo cuando el primer antibiótico no ha funcionado, permite elegir a la primera el antibiótico adecuado. De esta manera, además de minimizarse el riesgo de aparición de resistencias, la cantidad de medicamentos que se necesita administrar a cada animal disminuye, los periodos de retirada improductivos se acortan y los costes y la mano de obra se reducen.
- La vía de administración es decisivapara que el antibiótico llegue rápidamente al órgano afectado y en la dosis adecuada. La EMA (Agencia Europea del Medicamento) recomienda que los antibióticos sean preferiblemente de aplicación individual local o inyectada (gotas o pomadas, intramamaria, subcutánea, intramuscular o intravenosa). La vía oral es muy común por sus ventajas en cuanto a comodidad y facilidad a la hora de administrar un tratamiento a muchos animales diluido en el agua o el pienso. Ante todo, prevalece el juicio del veterinario, que valorará cada caso, y siempre usando antibióticos de buena calidad.
- Debe considerarse cuanto antes el sacrificio y destrucción de la canal de animales que sufren infecciones multirresistentes, para así impedir que estas bacterias se diseminen y proliferen.
Está totalmente desaconsejado el uso de leche y calostro procedente de vacas lactantes durante el periodo de retirada de un antibiótico para alimentar a los terneros. La concentración de antibióticos en esta leche aumenta muchísimo el riesgo de aparición de bacterias resistentes en los terneros y, además, daña su flora intestinal, haciendo que caigan enfermos con más facilidad.
Desde 2019 los antibióticos animales se clasifican en cuatro categorías
A la hora de administrar o recetar un tratamiento antibiótico el veterinario debe seguir la cascada de prescripción. Esto implica usar en primer lugar (salvo que el antibiograma recomiende lo contrario), los antibióticos registrados para esa especie e indicación, con el espectro de acción más estrecho posible y siguiendo el orden de las categorías de antibióticosveterinarios:
- Categoría D. PRUDENCIA: son los antibióticos de primera elección en veterinaria, los que deben usarse salvo que se demuestre su ineficacia para la bacteria causante de la infección que se ha diagnosticado.
- Categoría C. PRECAUCIÓN: son antibióticos que se usan en humanos, pero para los que hay alternativas más potentes. Pueden usarse en veterinaria cuando esté justificado clínicamente.
- Categoría B. LIMITAR: son antibióticos muy importantes en medicina humana, y su uso en veterinaria debe limitarse al mínimo indispensable para evitar riesgos para la salud pública. Solo podrán usarse en animales cuando se demuestre mediante antibiograma que ningún antibiótico de categoría C o D es eficaz.
- La colistina, por ejemplo, es un antibiótico de categoría B que se usaba muchísimo en ganadería avícola y porcina, antes de que se establecieran estas restricciones. Actualmente, siguiendo el Plan de Vigilancia del Ministerio, su uso está muy vigilado y limitado a las infecciones por coli no invasivo sensible a colistina, previo cultivo microbiológico y antibiograma.
- Categoría A. EVITAR: son exclusivos para humanos, e incluso entonces su uso es limitado. El desarrollo de bacterias resistentes a estos antibióticos es un problema enorme y un peligro para todos, ya que no existen más opciones de tratamiento. Su uso está totalmente prohibido en animales de ganadería.
- Los carbapenems pertenecen a esta categoría, y hasta hace poco eran infalibles. La aparición de bacterias resistentes a esta familia de antibióticos es motivo de preocupación extrema, ya que no disponemos de ninguna opción más potente.