En explotaciones en las que nunca antes se ha presentado, la agalaxia contagiosa causa síntomas clínicos muy evidentes y graves descensos productivos. Sin embargo, en aquellas ganaderías de ovino o caprino lechero en las que el microorganismo causante está presente desde hace tiempo en animales asintomáticos, es muy difícil identificar que hay un problema, y llegar a diagnosticar y tratar esta patología es todo un reto.
En qué consiste la enfermedad
La agalaxia contagiosa es una enfermedad infecto-contagiosa que afecta a ovejas y cabras, de especial importancia cuando infecta la ubre del ganado lechero, ya que disminuye muy gravemente la producción láctea y repercute en la productividad global de la explotación cuando se extiende a muchos animales. Además de mastitis, también causa artritis generalizada, queratoconjuntivitis y, si la hembra está gestante en el momento de la infección, abortos. Es una enfermedad de declaración obligatoria según la lista de la OIE para animales terrestres (Organización Mundial de Sanidad Animal).
Esta enfermedad está causada por cuatro bacterias del género Mycoplasma, aunque en España la principal responsable es M. agalactiae, y en segundo lugar M. mycoides subsp. capri. Las bacterias de este tipo se caracterizan porque no tienen pared celular, lo que las hace resistentes a los antibióticos que atacan dicha pared, como las penicilinas o las sulfamidas.
En nuestro país es una enfermedad relativamente frecuente desde hace décadas, tanto que en 1987 se pasó a considerar endémica, es decir, tan habitual y frecuente que su aparición es esperable. En explotaciones cuyos animales ya han pasado la enfermedad pueden darse casos de hembras asintomáticas pero que excretan la bacteria y cuya producción lechera disminuye, repercutiendo seriamente sobre la producción global de leche de la granja.
El cuadro clínico puede desviar el diagnóstico
Los casos epidémicos, es decir, los casos nuevos y repentinos en una zona o explotación que previamente no presentaba esta enfermedad, cursan con el cuadro típico: un periodo de incubación de 1 a 2 semanas, una rápida diseminación y contagio de la mayoría de animales, seguido de los siguientes signos clínicos:
- El 60-80% de las hembras que estén en lactación sufren una mastitis intersticial, que inicialmente genera un cambio en la consistencia de la leche y a los 2 o 3 días provoca la total desaparición de la producción.
- La fiebre es frecuente en casos agudos.
- Las cojeras por artritis y la queratoconjuntivitis (infección ocular) ocurren en un 5-10% de los casos.
- También en este tipo de brotes es cuando aparecen los abortos. En explotaciones en las que ya está presente el microorganismo previamente es raro que ocurran.
- Los animales muy jóvenes pueden sufrir septicemia.
En granjas en las que la enfermedad ya está presente desde hace tiempo (situación endémica), la mayoría de los signos clínicos descritos no se dan. Los animales son portadores asintomáticos o sufren la enfermedad de forma subclínica, causando el descenso productivo y diseminándose gracias a las secreciones (saliva, moco, leche, mucus vaginal, etc.). En algunos casos puede causar brotes más graves, y entonces sí aparecerán los síntomas característicos.
El principal problema en las explotaciones que presentan agalaxia contagiosa endémica es que la enfermedad no se diagnostica ni se trata, y su presencia se perpetúa en el rebaño. Esta bacteria disminuye la producción de leche y aumenta el recuento de células somáticas en el tanque, además de incrementar la tasa de eliminación de hembras, lo que en conjunto supone elevados costes para la explotación. Al no dar signos clínicos muy graves y evidentes, en muchas ocasiones se pasa por alto.
La presencia de agalaxia contagiosa en la explotación de forma subclínica o silente repercute en la producción lechera de los animales, sin que nos planteemos una causa infecciosa, y muchas veces pasa desapercibida y ni se diagnostica ni se trata.
El Programa Nacional Voluntario para la erradicación de la agalaxia contagiosa
Hasta hace unos años, la agalaxia contagiosa era una enfermedad que suponía la parálisis del comercio internacional, bloqueando las exportaciones desde explotaciones positivas. Sin embargo, desde la entrada en vigor del Reglamento (UE) 2016/429 del Parlamento Europeo y del Consejo y su correspondiente trasposición a la legislación nacional, la lista de enfermedades trasmisibles sobre las que se aplican este tipo de restricciones no incluye la agalaxia contagiosa.
Para continuar intentando erradicar esta enfermedad, fuera del marco legal de la Unión Europea, se diseñó el Programa Nacional Voluntario de Vigilancia y Control de la Agalaxia Contagiosa Ovina y Caprina. Este programa trianual clasifica a las explotaciones en función de los resultados que obtengan en controles periódicos de serología y PCR, y establece medidas de manejo e higiene complementarias destinadas especialmente a frenar la diseminación, tanto dentro de la propia granja como en la entrada y salida de animales. En el programa no se contemplan sacrificios obligatorios de animales.
La participación en el programa es muy baja, por ahora menos del 1% de las explotaciones a nivel nacional, con varias CC. AA. con 0 explotaciones registradas. Castilla-La Mancha y Castilla y León son las dos CC. AA. con un mayor número de explotaciones registradas, y las únicas que en 2021 tenían algunas de ellas con calificación AC3 o AC4 (indemne durante dos años u oficialmente indemne durante dos años sin vacunar).
Cabe destacar que la erradicación de la agalaxia contagiosa en nuestro país es importante no solo de cara a mejorar la sanidad y productividad de nuestras explotaciones, sino que también nos situaría en una mejor posición respecto a otros países de la UE. Aunque actualmente no existan restricciones dentro de las fronteras europeas para esta enfermedad, sí puede haberlas a la hora de comerciar con países terceros, y pueden darse casos de cierre de mercados internacionales para los productos de animales positivos.
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Equipo Ceva Salud Animal
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