La sequía y la escasez de agua que está marcando 2023 no sólo afecta de forma importante a la agricultura, sino también influye de manera decisiva a la ganadería, principalmente a la de extensivo. Sin agua, los pastos de los que se alimenta el vacuno y el ovino son muchos más escasos, por lo que el ganadero se ve obligado a complementar la alimentación de los animales a base de piensos, lo que, obviamente, encarece la producción de carne o leche.
Pero al igual que la sequía reduce la producción de la hierba en los pastos, en este 2023 ha llevado a que la cosecha de cereales en España sea la peor en los últimos 30 años. De esta forma, se espera que la campaña de 2023 se cierre con 9 Mtm de cereal recolectadas, casi la mitad que la del año pasado y alrededor de un tercio de lo cosechado en 2020, cuando hubo una cantidad récord.
Esta escasez de cereales, materia prima necesaria para la producción de piensos, se padece, casi exclusivamente, en la Península Ibérica, que es donde la sequía ha sido más implacable, ya que en el resto de los estados miembro de la Unión Europea, la campaña se presenta normal. Por ello, la solución que se prevé en el momento de la publicación de este artículo, es la necesaria importación de cereales para la producción de pienso que alimente al ganado.
Los mercados de los cereales son internacionales y dependen de muchos factores: del stock almacenado, las previsiones del clima y de las cosechas, el consumo, y también de factores geopolíticos. De hecho, estos últimos han sido los que más han alterado el precio de los cereales durante los últimos años.
En primer lugar, el precio de los cereales comenzó a subir en septiembre de 2020 a raíz de los altos precios de otras materias primas como el petróleo. ¿Y por qué se vieron afectados? Pues porque hay cereales como el maíz, que se puede destinar a la producción de biocombustible y si el petróleo sube de precio, aumenta la demanda de otras energías, lo que llevó a que cantidades de maíz que anteriormente se derivaban a la alimentación, fueran hacia la producción de biocombustibles.
Posteriormente, en febrero de 2022 Rusia atacó a Ucrania, uno de los principales graneros del mundo. Esta guerra, que todavía se mantiene, aumentó más la tensión en los mercados de cereales, y a pesar de que durante meses se ha permitido la exportación de grano desde Ucrania, este es el principal hecho que hace que continué tanto la tensión en los mercados de cereales como sus precios.
No obstante, durante las últimas semanas previas a este artículo, los precios se han ido estabilizando ante una cosecha mundial que se presenta mayor que en la campaña pasada. Según estimaciones de la FAO (órgano de las Naciones Unidas destinado a la Agricultura y a la Alimentación), la campaña mundial de cereales en 2023/2024 podría ser un 0,9% superior a la de 2022/2023.
Otras materias primas necesarias para la alimentación del ganado son la paja (procedente también del cereal), el girasol y la soja (que, principalmente, proceden de la importación), y los forrajes, que también se producen en España y que, a pesar de ser un cultivo de regadío, también se van a ver afectados por la pertinaz sequía.
Si las materias primas de la ganadería, como el pasto o los cereales con los que se hace el pienso, escasean y se encarecen, lo lógico es que el ganadero repercuta ese aumento en el precio de sus productos, carne o leche. Sin embargo, esto tampoco ocurre siempre, ya que los mercados de alimentos también se ven afectados por las importaciones y las exportaciones, es decir, por la oferta y la demanda de otros países.